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Danilo Rueda, comisionado de Paz: “No hay ninguna crisis ni se acabó el proceso”

Rueda asegura que el diálogo con el ELN continúa firme pese al paso en falso de Petro con el cese al fuego. Sostiene, además, que la paz total incluye a al menos 15.000 hombres armados en las zonas rurales y otros 18.000 en las ciudades

​​​​​​Iván Danilo Rueda Rodríguez, Alto Comisionado para la Paz, en su apartamento en Bogotá, Colombia, el 7 de enero de 2023.
​​​​​​Iván Danilo Rueda Rodríguez, Alto Comisionado para la Paz, en su apartamento en Bogotá, Colombia, el 7 de enero de 2023. Chelo Camacho
Catalina Oquendo

La semana que pasó fue una de las más agitadas para el Ejecutivo de Gustavo Petro. Después de que la guerrilla del ELN desmintiera al mandatario sobre la existencia de un alto al fuego por seis meses, el Gobierno en pleno tuvo que recogerse, reunirse y hacer control de daños. Una semana después del chaparrón, el alto comisionado para la Paz, Danilo Rueda, dice a EL PAÍS que las negociaciones con esta guerrilla nunca estuvieron en riesgo por esos hechos. Rueda afirma también que se preparan para la siguiente ronda de diálogos; dice que es posible que empiece unos días antes de lo pensado y desmiente también que delegados de los asuntos de paz se vayan a reunir a limar supuestas asperezas que dejó el impasse.

Rueda, encargado de los acercamientos con los grupos armados, también asegura que en cuestión de semanas podrían sentar a la mesa a las otras organizaciones ilegales que están en el cese; y que en el departamento de Nariño, las principales disidencias de las FARC, la Segunda Marquetalia y el Estado Mayor, trabajan en un pacto para desminar zonas de esa región del sur del país.

Pregunta. ¿Cómo está hoy el proceso de paz con el ELN después la crisis de esta semana?

Respuesta. El proceso sigue adelante. Se iniciará la mesa en los próximos días, tal como fue acordado, y seguimos avanzando. Las cosas van bien. En el centro de las decisiones del Gobierno está la vida y hay unas razones objetivas por las cuales se tomó esa decisión (del cese). Pero además, como aparece en el comunicado, eso fue en respuesta a un video en el que ellos expresaron que se obrara en consecuencia. Obrar en consecuencia era un cese unilateral, por tanto, se configuró el cese bilateral. Pero bueno, ya habrá otro momento con el devenir de los meses y de los años en que se entenderá.

P. ¿Qué tan en riesgo estuvo el proceso?

R. Para nada estuvo en riesgo. Pareció una hecatombe y no lo fue. Dijeron que su decisión es que todo se hace en la mesa; decimos listo, se respeta. Pero la determinación de Estado, que tiene en el centro la vida, es coherente con una serie de elementos de juicio que vienen de semanas atrás.

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P. Sin embargo, el ministro del Interior, Alfonso Prada, reconoce que les faltó prudencia. ¿Usted admite algún error?

R. Todo es un aprendizaje. Pero el propósito central se mantiene incólume, la disposición y la voluntad de paz se mantiene ahí de parte del Gobierno y la vemos también en las expresiones del ELN.

P. ¿Y cuál fue la lección para el Gobierno?

R. Es un aprendizaje de ver las palabras precisas para el momento indicado. Pero insisto, la decisión (del cese) es por la vida.

P. El presidente Petro ve a Nicolás Maduro hoy [por el sábado] en Venezuela y el principal tema es el proceso de paz.

R. El diálogo con el presidente Maduro va más allá del ELN, y de los asuntos de conflictividades armadas. Siempre ha habido una disposición de Venezuela para asumir un rol en la construcción de la paz en Colombia. Y ese es un tema, pero hay muchos otros temas.

P. ¿Una reunión antes del segundo ciclo?

R. Se va a desarrollar un ciclo y antes se va a hacer un preciclo.

P. Para concretar, ¿la segunda ronda no será en México?

R. No he visto declaraciones del Gobierno de AMLO [Andrés Manuel López Obrador], por lo tanto, no lo podría decir.

P. ¿Cómo es eso del preciclo?

R. Simplemente hay unas fechas y esas fechas acordadas se van a cumplir y quizás se puedan anticipar. Y si es en Venezuela o en otra parte, lo importante es que todo está dentro de la normalidad. No hay ninguna crisis, ni se acabó el proceso.

P. Esta semana hubo gente también que pidió la renuncia a su cargo. ¿Lo vio en vilo?

R. Tampoco. Yo soy un servidor. No he recibido ningún mensaje en ese sentido de parte del presidente. Hay una gestión construida con sus lineamientos. En cuatro meses, hay una mesa activada con el ELN; hay una construcción fácil de acercamiento con cuatro grupos armados de diferente motivación y naturaleza en zonas rurales; y hay toda una construcción de paz urbana que está ahí tejida.

P. También hay muchas críticas de que algunos militares no fueron informados previamente al anuncio de Twitter del presidente.

R. Hay muchas especulaciones. Le puedo decir que eso no es así. La comunicación del ministro de Defensa, Iván Velásquez, me da certezas de que eso no fue así. Hay mucho ruido. Todos estamos trabajando (en fin de año). Eso de que se desconoció a actores importantes no es cierto.

R. Otra de las críticas es por qué proclamar un cese antes de empezar un proceso. ¿Lo que pasó con el ELN no les dejó preocupación de que pase con los otros cuatro grupos?

R. Insisto en que las cosas se han construido con responsabilidad. Esto no es un salto al vacío. Les pueden preguntar a todos los grupos armados con los que hemos hablado si el Gobierno les habló de impunidad. El principio del acercamiento es el respeto a la vida. Pero siempre habrá especulaciones.

P. Sobre la clasificación de los grupos llamados disidencias. ¿Por qué deciden que la Segunda Marquetalia sea sometimiento y el llamado Estado Mayor, proceso de paz?

R. Porque en la ley 2272 del 4 de noviembre del año pasado aparece un condicionamiento que deberá resolver la Corte Constitucional, pero también habrá una discusión en otros escenarios. Entonces, si el decreto tiene una modificación sobre esa Ley, peor sería eliminarlo y aquí había que avanzar en una decisión que tiene como centro la vida, pero que además tiene como centro el inicio de diálogos formales.

P. ¿Y qué tan cerca están de sentarse a una mesa con esos otros grupos?

R. Creo que a semanas. Estos cuatro meses anteriores han sido de medición de voluntades. Entonces podrán evaluar si se redujo el asesinato de líderes sociales y ahí juzgarán. Podrán ir a los territorios y ver si se distensionó un poco la conflictividad. ¿Hubo 300 asesinados en Arauca, como habían anunciado? pues no. No somos perfectos, pero todo se está construyendo con responsabilidad. Miren los hechos, no solo tragedia. Miren lo que se está intentando lograr en Nariño.

P. ¿Qué está pasando allá?

R. Dos grupos armados, el EMC-FARC y la Segunda Marquetalia, están haciendo un eventual pacto que posibilite desminado, el retorno de la población desplazada. Nada será oculto, pero todavía estamos en una fase de construir las bases de lo que sigue.

​​​​​​Iván Danilo Rueda Rodríguez
​​​​​​Iván Danilo Rueda Rodríguez, Alto Comisionado para la Paz, en su apartamento en Bogotá, Colombia, el 7 de enero de 2023. Chelo Camacho

P. ¿Cuáles son los cálculos de hombres armados de cada uno de los cuatro grupos que están en el cese?

R. Hay cálculos en los informes internos del Gobierno. Si hablamos de violencias rurales, unos 15.000 armados y de lo urbano la cifra es un poco mayor, por lo menos 18.000 a 20.000. No se trata de bandas, sino de grupos que ejercen poder armado y que a veces se cruzan con las violencias rurales.

P. ¿Con esa magnitud y dimensión urbana cómo funcionará el monitoreo del cese?

R. No, es que el cese está acordado solamente con los grupos y sus hombres rurales. Con los urbanos hay otras dinámicas.

P. ¿Y con los que sí acordaron cómo se hará el monitoreo?

R. Colombia es experto en monitorear desde el 2016. Es eso mismo que se realizó durante el Gobierno del presidente Juan Manuel Santos, con elementos adicionales que deja la experiencia. En el monitoreo estará presente la Fuerza pública, lo mismo que un vocero delegado y reconocido por la organización irregular. Y habrá mecanismos permanentes de revisión bimensual.

P. ¿Qué pasará, por ejemplo, si alguno de esos grupos no solo ataca a la población civil, sino que responde a otro de los grupos que hace parte del cese con los que tienen viejas disputas?

R. Por eso hay dinámicas regionales que se están abordando con cada grupo.

P. ¿Qué quiere decir eso?

R. Como el caso de Nariño, hay simultáneamente la posibilidad de que se habiliten escenarios de mediación para que las confrontaciones o disputas que se tienen en los territorios tengan también una especificidad.

P. Pero, ¿qué pasa si alguno se salta eso y ataca al otro grupo que está dentro del cese?

R. Estamos en todo eso.

P: ¿Qué pasaría si alguno de estos grupos ilegales responde o ataca a otros que no están dentro del cese, como los Comandos de la Frontera, por ejemplo?

R. Comandos también está dentro del cese. Son parte de la Segunda Marquetalia como lo señala su comunicado del 30 de diciembre. No hay otros por fuera.

P. Bueno, en este país siempre hay grupos que salen de debajo de las piedras…

R. Hemos hecho análisis preventivos y no creemos que haya piedras que vayan a nacer.

P. Lo urbano es un desafío, ¿cómo entran en la paz total?

R. Con lo urbano no hemos hablado de un cese bilateral. Lo que se ha reconocido es la disposición de varios grupos urbanos que han parado la guerra, como en Buenaventura, para hacer parte de la paz total. Cada uno va a tener su propio escenario y mecanismo de conversación jurídica.

P. Pero, por ejemplo, el Clan del Golfo, tiene muchas personas en el entorno urbano también.

R. También los otros grupos tienen presencias urbanas. En la fase de acercamiento hemos planteado que no les vamos a hacer trampas, ni ellos a nosotros. El Gobierno tiene información de cuántas unidades son. Esto es aventurado porque todavía no estamos pidiendo listados. Aquí hemos logrado muestras reales de sinceridad. No podemos decir en este momento que nos estén engañando.

P. ¿Y no temen que ocurra lo de 2004 en desmovilizaciones paramilitares en las que se reciclaron jóvenes en barrios para mostrarlos como parte de su grupo, o vendieron franquicias de bloques?

R. Todavía no estamos en la fase de dejación de armas.

P. ¿La verificación del cese incluye las actividades económicas de estos grupos armados? ¿qué pasa si los descubren traficando droga, extorsionando, en minería ilegal?

R. A ver, es que no hemos logrado el acuerdo de paz ni tampoco convencer al mundo de que hay que parar la política contra las drogas. Nosotros somos un pequeño bastión y llevamos apenas cuatro meses. Los resultados van a mostrar la eficacia de colocar en el centro la vida.

P. ¿Cuál es el límite del cese?

R. Las cosas están sobre el papel, hay lineamientos en la Fuerza Pública, tanto en las fuerzas militares como policiales y en las irregulares. Hay protocolos también que se están precisando. Nosotros no podemos prometer que en un cese se acabarán los vínculos (de esos grupos) con el narcotráfico o la minería ilegal. Lo que sí podemos asegurar es que si hay una operación delincuencial que rompe el protocolo, el Estado va a actuar.

P. El diario EL TIEMPO dice que ya hay abogados de bandas y del Clan del Golfo que andan con resoluciones expedidas por su oficina para actuar como facilitadores. ¿Cuántos tienen y a que los faculta exactamente?.

R. Los hay, sí. Pero hay que aclarar las diferencias entre facilitadores y voceros. Los primeros son los que sirven de puente entre el Gobierno y el grupo armado irregular, o es alguien que tiene incidencia positiva en el grupo armado. Un ejemplo: una persona que está privada de la libertad, está a punto de terminar su condena y es una autoridad legítima para un grupo que opera fuera y no necesariamente está vinculado con el grupo. Nuestra oficina hace una verificación del comportamiento de esas personas que son facilitadores o autoridades para esos grupos.

P. ¿Cuántos de esos hay con autorización oficial?

R. En este momento, cinco facilitadores. Otra cosa son los voceros que elige el grupo armado. Nosotros, con base en la Ley, los reconocemos. Pero no tienen relación de decisión de la Oficina del Alto Comisionado, los eligen los grupos.

P. ¿Y la figura de los gestores que causa tanta polémica?

R. Son personas delegadas de la organización armada, en este caso el ELN, que designa para hacer un trabajo de paz que es supervisado por nuestra oficina. Piden permiso para ir a las regiones y tienen la mirada de todas las instituciones locales, nacionales y todo su trabajo es informado al Gobierno. Los gestores dependen del ELN, pero el apoyo para su movilidad y financiación corre por cuenta de la comunidad internacional.

P. ¿No es mucha gente hablando al tiempo que pudiera generar ruidos?

R. Es que esto no es una lotería, no le decimos a cualquiera que venga aquí.

P. ¿Usted cómo recibe las críticas generales de que hay improvisación y poco método en las decisiones de la paz total? ¿Y las que vienen de los exfuncionarios vinculados a procesos de paz anteriores?

R. Respetamos las opiniones y retomamos los aprendizajes de sus gestiones. Hemos recogido las memorias que dejaron y los aportes de la Comisión de la Verdad. Esto es inédito porque se trata de un proceso múltiple que parte de la vida y les ofrece el mecanismo del diálogo simultáneo a grupos que ejercen distintos tipos de violencia.

P. ¿Se reuniría con los antiguos comisionados de Paz y el jefe negociador del proceso con las FARC?

R: Sí, claro. No hemos tenido un veto ni somos superpoderosos.

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Sobre la firma

Catalina Oquendo
Corresponsal de EL PAÍS en Colombia. Periodista y librohólica hasta los tuétanos. Comunicadora de la Universidad Pontificia Bolivariana y Magister en Relaciones Internacionales de Flacso. Ha recibido el Premio Gabo 2018, con el trabajo colectivo Venezuela a la fuga, y otros reconocimientos. Coautora del Periodismo para cambiar el Chip de la guerra.

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