El líder de las disidencias que pidió 300 muertos en Arauca hace un mes quiere ahora la paz
El senador Iván Cepeda saluda el anuncio del insurgente y estudia una mediación del Gobierno en la región fronteriza para lograr una tregua
Hace un mes, alias Antonio Medina, un hombre menudo con más de 20 años de monte y guerrilla a las espaldas, tenía el plan de sembrar de muertos la frontera. “La idea es retomar Arauca, poner unos 300 muertos antes de diciembre. Ahora nos tocó a nosotros”. El guerrillero de las FARC que no se acogió al proceso de paz y retomó las armas, aterrorizó a la población con sus palabras, en un audio que pasó de teléfono en teléfono. Este martes cambió de opinión y grabó un video. En medio de un himno insurgente que habla de construir la senda de la paz y hace casi inaudibles sus palabras, se escucha al criminal hablar de “derecho internacional humanitario” y de parar la guerra. Ayer quería cientos muertos, pero hoy ya no. “Aceptar nuestros errores requiere grandeza”, se explica.
Los mensajes contradictorios de Antonio Medina funcionan como ejemplo del momento inédito y complejo que vive Colombia. El país está conociendo a su primer presidente de izquierdas, que ha lanzado una serie de reformas que buscan como fin último pacificar todo el territorio. Gustavo Petro se ha impuesto el reto de acabar con todas las violencias que durante décadas ha sufrido Colombia. De la guerrilla del ELN, a los narcos, los disidentes de las FARC o las pandillas. El líder insurgente de Arauca, en su mensaje, se dirigió al Gobierno para pedir su mediación en una tregua entre su grupo y el ELN. La idea es frenar una guerra que empezó en enero en la región fronteriza y que en lo que va de año suma 299 homicidios, 47 secuestros, y cerca de 19.100 víctimas de desplazamiento, desaparición o confinamiento.
El senador Iván Cepeda, mano derecha del presidente en varios asuntos clave, entre ellos la búsqueda de esa paz total, saludó el movimiento de Medina: “Toda acción humanitaria es bienvenida. En consulta con el Comisionado de Paz daremos pronto nuestra respuesta”. El Gobierno ha echado a andar su plan de paz con el ELN, la última guerrilla activa del país y de América Latina, pero todavía no está claro el proceso que se seguirá con personajes como Antonio Medina, guerrilleros que decidieron no acogerse al acuerdo con las FARC y siguieron con la violencia. Tampoco hay un plan definido sobre cómo negociar con los capos del narcotráfico, aunque a estas alturas unos y otros a veces son los mismos.
Valoramos este anuncio en el que se desiste de la amenaza contra 300 personas en Arauca y se solicita mediación para diálogo entre grupos armados en el territorio. Toda acción humanitaria es bienvenida. En consulta con el @ComisionadoPaz daremos pronto nuestra respuesta. pic.twitter.com/qk02C6eudw
— Iván Cepeda Castro (@IvanCepedaCast) November 29, 2022
El insurgente reconoce en sus palabras que su arrepentimiento surge de una orden del Estado Mayor de las FARC-EP (hoy las disidencias), que le ordena retractarse de su reciente amenaza. Las disidencias de la guerrilla han dado muestras de querer sumarse a la propuesta de paz de Petro, aunque aún no se ha avanzado en ese proceso ni se ha notado un descenso de la violencia en el país.
Iván Márquez, líder de la Segunda Marquetalia, dijo a mediados de octubre que veían las “condiciones para jugársela toda por la paz completa con justicia social”. El alto comisionado para la Paz de Colombia, Danilo Rueda, incluso se reunió con él para explorar las opciones. Márquez llegó a ser número dos de las FARC y participó como jefe negociador de los diálogos con el Gobierno en La Habana para la desarticulación de la guerrilla. Tres años después de alcanzar el acuerdo, anunció que retomaba las armas.
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