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La crisis del coronavirus
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

España bate récord de casos de covid y redobla su apuesta por una ómicron leve

El Gobierno y la mayoría de las autonomías evitan grandes medidas. Lo que venga dependerá de cuánto dura la ola y cómo de grave resulta la variante

Casos omicron España
Fernando Hernández Puente
Kiko Llaneras

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Los casos siguen creciendo exponencialmente en España, pero las medidas apenas se han endurecido. Esta semana, el Gobierno aprobó una restricción de efectividad más que dudosa, la mascarilla en exteriores, y se decidió relajar las cuarentenas, lo que no ayudará a frenar al virus sino todo lo contrario.

Algunos países han actuado con más firmeza, pero en España el Gobierno y la mayoría de comunidades han decidido esperar. Según el índice de restricciones de la Universidad de Oxford, estamos entre los países con pocas medidas, por detrás de EE UU, Bélgica o Reino Unido, y aún más lejos de Italia, Francia, Grecia o Alemania.

¿Significa esto que España está abocada a un desbordamiento de los hospitales? No. Lo que significa es que estamos apostando con más optimismo o menos cautela. Una oleada de ómicron será más leve caso a caso, puede que tanto como para que los hospitales resistan. Ese resultado positivo puede que sea hasta probable. Si me inquieta la falta de medidas no es porque crea que nos condena al colapso, sino porque me parece arriesgado. Temo que nos deje desprotegidos frente escenarios quizás menos probables pero graves. España está confiando más que otros en dos cosas: en la levedad de ómicron y en las precauciones personales, en esas reuniones que canceláis y en los test que compráis si podéis.

Lo anterior es solo mi juicio personal. A continuación recopilo los datos más relevantes, con las buenas noticias de esta semana y con las inquietudes que permanecen.

1. Los casos siguen subiendo muy deprisa en Europa. Ocurre en España, Reino Unido o Dinamarca y esa explosión de contagios es el gran motivo de preocupación: aunque una ola de ómicron sea más leve, mientras los casos no se frenen, sus consecuencias pueden ser un problema para la sociedad. Esta semana España ha registrado más contagios que nunca antes en la pandemia.

El ritmo de los contagios es tremendo. En Londres, los casos de ómicron pasaron del 2% al 80% en dos semanas; En EEUU, alcanzaron el 73% en siete días.

Dos características de la variante se consideran firmes. La primera, que ómicron se extiende con ventaja sobre delta. La segunda, que eso se debe en gran medida a que reduce la protección inmune contra la infección, tanto en personas vacunadas como en reinfecciones.

En España los contagios crecen exponencialmente en casi todas las comunidades. En un gráfico logarítmico se ven líneas rectas, es decir, que los contagios se doblan periódicamente.

2. También suben los ingresos hospitalarios. El gráfico siguiente los pone en relación con los que hubo en olas anteriores. Los ingresos diarios esta semana se acercan a la peor cifra de la ola del verano (son el 80% de aquel pico) y aún subirán. Siguen lejos de la ola de enero de 2021, con cifras de ingresos que son una tercera parte de las peores que se alcanzaron entonces.

Como los casos han crecido tanto, es posible que una parte de estos ingresos sean personas que tienen covid, pero que han sido ingresadas por otra enfermedad. ¿Cuántos? Una referencia son los datos de Londres, que separa ambas cosas: allí el 80% de los ingresos son por covid y el 20% son con covid.

Al comparar con enero de 2021, hay que recordar que ese mes fue durísimo en España. Hubo 900.000 casos y 55.000 hospitalizaciones; se contaron 8.200 muertes y 10.000 en febrero.

3. Una buena noticia es que en Sudáfrica los contagios se han frenado muy rápido. Están bajando los casos detectados y la positividad de las pruebas. Todo el brote ha sido corto: la ola se levantó y alcanzó su pico en apenas cuatro semanas, mientras que la ola anterior con delta necesitó 10 semanas para tocar techo.

Esta brevedad se ve también en la región sudafricana de Gauteng, epicentro del primer brote, según un análisis de John Burn-Murdoch para Financial Times. Y es posible que lo mismo esté pasando en Londres, el área más golpeada del Reino Unido, cuyos datos oficiales muestran un giro.

Esta fugacidad sería bienvenida, si se confirma: “El pico ómicron todavía sería muy explosivo”, ha explicado en Twitter el bioestadístico Tom Wenseleers: “pero con un poco de suerte podría ser también breve y hundirse igual de rápido”.

4. Otra buena noticia es que se acumulan evidencias de que las oleadas ómicron tienen menos riesgo de hospitalización. Lo sugería el gráfico anterior de España y lo sustentan análisis más finos en el Reino Unido, Escocia y Sudáfrica.

Los ingresos por caso son menos de la mitad que con delta. El estudio de Escocia estima que el riesgo de hospitalización se reduce al 33%, y el de Imperial College, referido al Reino Unido, habla de una reducción al 50%. Son buenos augurios para países como España, con niveles de inmunidad parecidos a los del Reino Unido, porque significa que por cada caso registrado debemos esperar menos ingresos que en el pasado.

En este sentido, se actualizó la evaluación de riesgo de la agencia de seguridad sanitaria del Reino Unido (UKHSA), que está produciendo más información, y más deprisa, que ningún otro país: “Tres análisis sustentan una reducción moderada del riesgo relativo de hospitalización para una persona detectada como un caso de ómicron, comparado con delta”.

Cuantificar esta reducción sigue pendiente. El informe usa el término “reducción moderada”, y la epidemióloga Meaghan Kall, una de sus autoras, lo recalcaba este jueves. “Esto no significa que ómicron cause enfermedad leve. Hay estudios epidemiológicos que nos dicen que es menos probable que cause enfermedad grave. [Pero] en un individuo, ómicron puede absolutamente causar una enfermedad severa. Y de hecho, estamos viendo subir las hospitalizaciones con ómicron”.

5. Hablamos de gravedad observada, real sobre el terreno, y es útil distinguirla de la gravedad intrínseca. Que haya menos riesgo de ingresos para los infectados con ómicron parece tener dos causas: en parte puede ser que ómicron sea de natural menos grave, y en parte ocurre que provoca más reinfecciones y que estas son menos graves. Lo segundo parece demostrado, pero desenredar ambas cosas es difícil.

El estudio de Imperial College lo intenta. Creen que la nueva variante es un poco menos severa: el riesgo de hospitalización para un infectado no inmunizado se reduce quizás un 30% con ómicron en relación con la variante delta. Pero dan más importancia al otro factor. Asumen que con ómicron hay cinco veces más reinfecciones (si con delta son el 8% de los casos, con la nueva variante son el 40%). Y sobre eso añaden una clave: han estimado que el riesgo de ingreso para los reinfectados se reduce a la mitad. Esto explicaría una parte de esa menor gravedad que observamos: ómicron causa más reinfecciones, que ingresan menos.

Pero eso nos devuelve a un punto importante: el peligro de la nueva variante siempre ha sido su capacidad de infectar a personas inmunizadas y multiplicar los contagios.

6. El riesgo es que, aunque haya menos hospitalizaciones por cada caso, los contagios sigan multiplicándose. Es la advertencia del informe del Reino Unido: “Incluso con el riesgo reducido de hospitalización que se observa, la combinación de las propiedades de ventaja de crecimiento y escape inmune de ómicron tiene el potencial de acarrear un número muy elevado de ingresos hospitalarios”.

El peligro está ahí: aunque ómicron solo cause un tercio de hospitalizaciones por infección, comparado con delta, si los casos se cuadriplican estaríamos peor. Por eso será una fantástica noticia confirmar el punto tres, que los casos dejasen de crecer en Sudáfrica, en Londres y luego aquí.

De momento, los ingresos suben. En España han crecido un 50% en dos semanas, y esa tendencia continuará mientras los casos sigan disparados. Además, hay que pensar más allá de las hospitalizaciones. Hay consecuencias en tener un número creciente de sanitarios infectados y ausentes. Nuestro sistema de salud ya opera con una tensión que llega de cuatro frentes: lleva meses en tensión, pierde efectivos, ha relanzado la vacunación de terceras dosis y, además, ahora suben los ingresos por covid.

El epidemiólogo Marc Lipsitch, que fue una de las voces de alarma allá por febrero de 2020, hacía un resumen de la situación con ómicron, que ahora hago mío: “Estamos lejos de tener evidencias de que su gravedad es lo suficientemente baja como para que no sea una preocupación a nivel sociedad, especialmente con hospitales ya tensionados”.

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Sobre la firma

Kiko Llaneras
Es periodista de datos en EL PAÍS y doctor en ingeniería. Antes de llegar al periódico en 2016 era profesor en la Universitat de Girona y en la Politécnica de Valencia. Escribe una newsletter semanal, con explicaciones y gráficos del día a día, y acaba de publicar el libro ‘Piensa claro: Ocho reglas para descifrar el mundo’.

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