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Violencia Machista
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Se necesitan varones unidos para el bien

A pesar de los datos y las evidencias, hay quienes todavía niegan la violencia de género. Incluso hay grupos que aseguran que los varones sufren más que las mujeres

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Según las últimas estadísticas de ONU Mujeres y la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), 85.000 mujeres y niñas son asesinadas cada año. El 60% de estos homicidios, 51.000, son cometidos por parejas, exparejas, u otros miembros de la familia. Son 140 al día: un femicidio cada 10 minutos.

A pesar de los datos y las evidencias, hay quienes todavía niegan la violencia de género. Incluso hay grupos que aseguran que los varones sufren más que las mujeres. Y hasta funcionarios y funcionarias que justifican esta violencia. En Argentina, hubo nueve femicidios en cinco días. El número duplica a las estadísticas que hablan de un femicidio cada 30 horas en el país. ¿Qué está pasando? ¿Por qué se agudiza la problemática? ¿A qué se debe semejante retroceso?

Hay datos que se vuelven clave: el Gobierno actual libertario no sólo cerró el Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad, sino que desmanteló todas las políticas de prevención y acompañamiento a la violencia de género. El presidente Javier Milei habla del “curro de la ideología de género”. El “curro” en Argentina significa negocio. Su Gobierno busca quitar la figura del femicidio del Código Penal con un argumento falaz: “la violencia no tiene género”, repiten. Y el colmo: “El feminismo pisoteó a los hombres y eso hizo que la violencia les vuelva en contra”, aseguró Patricia Bullrich, ministra de Seguridad de la Nación.

La seguidilla

Cuando aún no nos reponemos del triple femicidio de una adolescente de 15 años y dos jóvenes de 20 en contexto de crimen organizado en una localidad del conurbano bonaerense, ocurrió un doble femicidio en la provincia de Córdoba. Pablo Laurta, de 39 años y dueño de una empresa de marketing de sistemas, asesinó a su expareja, Luna Giardina, y a su exsuegra, Mariel Zamudio, y secuestró a su pequeño hijo de 5 años con autismo.

El hombre forma parte de Varones Unidos, una organización de Uruguay antifeminista y antigénero. Tiene como principal objetivo “la defensa de los Derechos Humanos de la Población Masculina: luchar contra la promoción del odio a los varones, y la implementación de políticas abusivas, predatorias o discriminatorias contra el varón”.

Había ingresado a la Argentina ilegalmente, y antes del doble femicidio mató y descuartizó a un remisero (taxista) que lo transportó de una provincia a otra. Estaba dispuesto a llevarse a su hijo a Uruguay, algo que la Justicia le había negado por las múltiples denuncias que Luna le había hecho por violencia contra ella y su hijo. La mujer tenía un botón antipánico que no pudo accionar ante el ataque.

El uruguayo repetía en su sitio de Varones Unidos que todas eran “falsas denuncias”: “La psicopatología de la autora del secuestro internacional extorsivo del caso Pedro Laurta es clave para comprender que las falsas denuncias y los secuestros parentales no surgen de la nada, sino que son manifestaciones delictivas extremas de patrones más amplios de violencia femenina: comportamientos coercitivos, hostigamiento y acoso”, decía.

En el Congreso de la Nación de Argentina, hay varios proyectos contra las “falsas denuncias” que no tienen ningún sustento salvo el de desincentivar las denuncias de violencia que hacen las mujeres contra ellas y sus hijos. En este lobby de grupos antiderechos, hay muchos grupos de varones judicializados, procesados por abusar de sus propios hijos y que tienen impedimento de contacto.

Por estos días se viralizó un video de Laurta en el que se lo escucha hablar contra “la ideología de género, el feminismo y el lobby LGBT”. Está en la presentación de El libro negro de la nueva izquierda, de los libertarios Agustín Laje y Nicolas Marquez.

Laje es el politólogo que el presidente Javier Milei puso al frente de la Fundación Faro, el think tank libertario antiderechos encargado de dar la “batalla cultural” contra la “hegemonía progresista” y la justicia social. Marquez es el abogado ultraderechista, amigo y referente cultural de Milei que llama “invertidos” a quienes forman parte de la colectividad LGBT. Laje y Marquez militan contra el feminismo, la educación sexual integral, el aborto legal y la igualdad de género.

Renunciar a la dominación

Gran parte de los medios y la política gubernamental hacen grandes esfuerzos por fortalecer esta creencia común que los machos que matan a sus parejas o a otras personas relacionadas a ellas son enfermos, y esto sirve para exculpar a todos los varones de la sociedad que no ejercen ese nivel de violencia extrema, pero sí ejercen otros niveles de violencia que no son reconocidos como tales”, asegura Enrique Stola, médico psiquiatra, experto en violencia de género y masculinidades.

“La mayoría de los varones que ejercen violencia de género extrema no son enfermos, lo que hacen es un ejercicio de poder. Desde una mirada humanista, podríamos plantearnos: ¿cómo es que los varones no se movilizan para repudiar a sus congéneres? Las organizaciones feministas reclaman que los varones tienen que hacerse cargo. El asunto es que la inmensa mayoría de los varones participamos del sistema de dominación masculina, y ¿qué dominador renuncia totalmente al ejercicio de la dominación? En la medida que continúen desde las instituciones estatales políticas que son machistas, sociales y educacionales que no estimulan la reflexión de los varones y la masculinidad y se instala la idea de la educación sexual fuera de lo social, es bastante difícil pensar que se van a producir modificaciones en el sistema de creencia de los varones”, opina el especialista.

En Argentina, hay muchos grupos y espacios de reflexión sobre masculinidades y el trabajo con hombres que ejercieron violencia. “Se generaron por el activismo de varones que se juegan a que hay que cambiar esta realidad, pero hasta ahora es una minoría que no tiene ningún impacto político ni ha modificado la realidad”, agrega Stola.

- ¿No hay esperanza? Debe haber...

- La esperanza está en las compañeras feministas que están manteniendo una lucha muy activa más allá de las dificultades económicas y el desgaste que el Estado está provocando en la sociedad. La acción de ellas va a permitir que muchos hombres se sumen. Así se ha visto en las redes sociales en los últimos días y ojalá también se vea en las futuras movilizaciones.

Porque también se necesitan varones unidos para el bien.

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