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California entierra su pasado xenófobo

El dominio demócrata en el estado elimina todo rastro de una ley antiinmigrantes que hundió a los republicanos hace 20 años

Pablo Ximénez de Sandoval
El gobernador Jerry Brown, el pasado julio.
El gobernador Jerry Brown, el pasado julio.AP

Todavía se pueden encontrar los anuncios de televisión. Imágenes borrosas en blanco y negro, unas figuras humanas corriendo en la oscuridad y una voz cinematográfica que advierte: “Siguen viniendo. Dos millones de inmigrantes ilegales en California. El Gobierno federal no los detiene en la frontera y nos exige que gastemos miles de millones en atenderlos”.

Así fue la campaña por la reelección en 1994 de Pete Wilson, el gobernador republicano de California. Wilson ligó su carrera política a una ley, la llamada Proposición 187, que ante el aumento de la inmigración ilegal en la frontera, prohibía a los inmigrantes indocumentados el acceso a la sanidad o la educación, y obligaba a todas las administraciones a denunciar a aquel irregular que detectaran para entregarlo a la policía. “Pete Wilson ha tenido la valentía de decir ‘basta’ y defender a los californianos que trabajan duro, pagan impuestos y cumplen las leyes”, decían los anuncios de campaña. Wilson fue reelegido. La ley fue aprobada en referéndum por un 60% de los californianos.

La Proposición 187, llamada ley SOS (Save Our State) prácticamente no llegó a aplicarse. Los jueces la declararon inconstitucional apenas un mes después del referéndum. El gobernador Wilson batalló durante toda su segunda legislatura, dispuesto a llegar a la Corte Suprema. En 1998, el demócrata Gray Davis ganó las elecciones y una de sus primeras decisiones fue renunciar a seguir defendiendo esa ley en los tribunales en nombre del Estado de California.

Pero para algunos no es suficiente. Un grupo de legisladores demócratas de California decidió el mes pasado que la mejor manera de celebrar el 20 aniversario de aquella ley era eliminarla por completo de los registros públicos. Aunque está legalmente muerta, los preceptos de la Proposición 187 seguían siendo parte de la legislación californiana. La semana pasada, el gobernador Jerry Brown aprobó una nueva ley que básicamente hace desaparecer cualquier enunciado de aquella ley. Desde esta semana, oficialmente es como si la Proposición 187 nunca hubiera existido.

“Es repugnante”, decía en una entrevista el presidente electo del Senado de California, Kevin de Léon, principal impulsor de la iniciativa. “Hay que borrar esa mancha. Esa no es la California de hoy día”. La iniciativa es uno de los ejemplos más significativos del cambio de 180 grados que la demografía de los latinos ha acabado por imponer en la política de California, hasta el punto de que una mayoría se avergüenza de lo que otra mayoría votó hace solo dos décadas.

Anuncios de la campaña de reelección de Pete Wilson en 1994.

“Era demagogia para asustar a la gente”, reflexiona Héctor Barreto, republicano y presidente de la asociación Latino Coalition. “Wilson quiso utilizar ese tema como plataforma para presentarse a presidente”. La demagogia funcionó en ese momento, con una crisis económica, pero hundió al Partido Republicano a largo plazo. En 1990, los latinos eran el 9% del electorado de California. En una década, el Estado sumó más de un millón de nuevos votantes, casi todos latinos, y en 2000 ya eran el 14%. En las elecciones de 2012 California tenía ya 5,9 millones de votantes latinos, el 26% del electorado. Un 38% de la población del Estado es latina. Un tercio de todos los latinos de EE UU viven en California.

La Proposición 187 dejó para siempre en el Partido Republicano de California la imagen de partido antilatino y antimexicano. En 1990, Wilson tuvo el 40% del voto latino. En 1998, el candidato republicano tuvo el 18% del voto latino. Los californianos eligieron a Gray Davis, el primer gobernador demócrata en 16 años.

Este fin de semana se celebraba la convención del Partido Republicano de California en un hotel de Los Ángeles, y la Proposición 187 se sigue citando como el origen de todos los males. El único republicano que ha brillado en 20 años ha sido Arnold Schwarzenegger, que llegó a gobernador en una elección caótica y más por su personalidad que por sus ideas. Aun así gobernó con mayorías demócratas en el Capitolio estatal. 2012 marcó el punto más bajo de los republicanos: todos los puestos de aquella elección fueron para los demócratas. 2014 no augura nada mejor. A mes y medio de las elecciones, solo uno de cada cuatro californianos conoce al candidato republicano a gobernador. El partido que alumbró a Nixon y a Reagan, los de sus mayores revulsivos, hoy agoniza.

Barreto advierte, sin embargo, que a pesar de los cambios demográficos, California no está vacunada para siempre contra la xenofobia. Hay que tener en cuenta que aquella ley de hace 20 años debió de tener el apoyo de chicanos que también se sentían amenazados por los ilegales. Barreto traslada la situación a la actualidad, con los 60.000 menores indocumentados que han cruzado la frontera este año. “Esos niños ahora han empezado el colegio. Imagine esa clase en la que había 25 niños y ahora hay 10 niños más, nuevos, que no hablan inglés y necesitan ayuda. El inmigrante cuyos hijos van a ese colegio puede pensar, ‘un momento, mis hijos no están aprendiendo todo lo que deberían por culpa de estos niños nuevos’. No hay que engañarse, las condiciones están volviendo para otro movimiento como el de la 187”.

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Sobre la firma

Pablo Ximénez de Sandoval
Es editorialista de la sección de Opinión. Trabaja en EL PAÍS desde el año 2000 y ha desarrollado su carrera en Nacional e Internacional. En 2014, inauguró la corresponsalía en Los Ángeles, California, que ocupó hasta diciembre de 2020. Es de Madrid y es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense.

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