El exministro estrella francés Macron anuncia por fin su candidatura al Elíseo
El exprotegido de Hollande da el paso para ocupar un reñido espacio de centroizquierda
Los franceses han visto confirmada este miércoles una noticia anunciada a cuentagotas desde la primavera: la candidatura del exministro estrella Emmanuel Macron para las presidenciales de 2017. El titular de Economía hasta agosto pasado se presenta como líder de una nueva izquierda moderna con tintes liberales, un espacio disputado por socialistas, centristas y hasta conservadores moderados.
"Nuestro país está en declive, está bloqueado por los corporativismo; nuestro sistema político está bloqueado" y no puede cambiar "con las mismas caras, los mismos hombres, las mismas ideas", ha afirmado al hacer su anuncio en París. "Hay un divorcio entre el pueblo y su Gobierno".
Ante un diagnóstico tan negro, Macron se propone a sí mismo como la solución: "Estoy listo. Por eso, soy candidato a la presidencia de la República". El exministro ha adelantado el anuncio oficial de su candidatura, previsto para el mes que viene, en un momento en el que su popularidad y su presencia en los medios de comunicación estaban bajando. Los últimos sondeos le conceden el apoyo del 18% de los franceses, lejos del 30% que le adjudicaban cuando se situaba entre los tres políticos preferidos del país, junto al conservador Alain Juppé y la ultraderechista Marine Le Pen.
Pese a todo, aspira a incrementar esos apoyos con el discurso más original entre los actuales dirigentes. Macron es un producto perfecto del sistema, pero tiene un discurso antisistema."Rechazo este sistema", ha reiterado este miércoles, porque "ha dejado de proteger a los que tiene que proteger".
Enarca –educado en la elitista Escuela Nacional de Administración-, exbanquero de Rothschild y promotor de leyes liberalizadoras de la economía, ha elegido una escuela de aprendices en el popular barrio de Saint-Denis para oficializar su cantada candidatura. En sus mítines hace afirmaciones como estas: “Nuestro modelo económico está agotado, ya no funciona. En el fondo, sirve a los más privilegiados, a los protegidos, pero excluye a muchos, cada vez a más. Nuestro mercado de trabajo se ha convertido en algo más injusto; opone a quienes tienen un empleo estable con quienes sufren la precariedad”.
"He visto desde dentro la vacuidad de nuestro sistema político", ha dicho al hacer el solemne anuncio este miércoles. Se define como una persona “de izquierdas” –rechaza el calificativo de socioliberal o el de tecnócrata- aunque considera que su movimiento, que tiene ya casi 100.000 seguidores inscritos, “no es de izquierdas ni de derechas” porque intenta pescar votos en ambas orillas.
El paso dado por Macron supone un nuevo golpe bajo para Hollande
Desde la orilla izquierda es de donde recibe los ataques más duros. Desde la derecha o el centro, en cambio, no han faltado incluso iniciativas y sugerencias para sumarlo a sus filas. Por eso, el analista Pascal Perrineau ha llegado a decir de él que “es el candidato que la derecha prefiere para la izquierda”. Seguramente también porque será el que más la divida, el que más daño le haga, como asegura la cúpula oficial socialista. Al menos en una primera fase, porque nunca son descartables alianzas posteriores de conveniencia.
En su discurso para anunciar su candidatura, Macron ha reiterado que tanto la derecha como la izquierda han fracasado al abordar los nuevos problemas "con recetas del siglo pasado". "El desafío no es aglutinar a la derecha o a la izquierda, sino aglutinar a los franceses".
Para sacar de su actual parálisis al país, "que dejó de ser próspero ya hace 40 años", Macron propone centrarse en combatir el paro, favorecer las inversiones en nuevas tecnologías o medioambiente y apostar por Europa para afrontar los desafíos mundiales. De paso, se propone "una revolución democrática", aunque no precisa en qué consiste.
El paso oficial dado ahora por Macron, de 38 años, supone un nuevo golpe bajo para su mentor, el presidente François Hollande, quien le introdujo en política al nombrarle asesor del Elíseo en 2012 y ministro en 2014 y convertirlo en un revulsivo de la convulsa izquierda francesa. El jefe del Estado aún sopesa si competirá o no para intentar sucederse a sí mismo. Los sondeos no le favorecen y hasta en sus propias filas le empujan a rendirse. La candidatura de Macron le resta aún más apoyos en las debilitadas filas de la izquierda.
Culmina así para Hollande el largo camino de la “traición” de su protegido, como la calificó el presidente cuando vio confirmadas las advertencias de todos sus amigos y colaboradores. Se cayó del caballo cuando el ministro dimitió en agosto. Para entonces, Macron ya había creado en abril su propio movimiento-partido político En Marche! (E. M., las siglas de su nombre y apellido). Lo presentó en París en julio con un solemne mitin ante sus seguidores que concluyó con estas elocuentes palabras: “Llevaremos este movimiento hasta la victoria”.
Tanto Hollande como Macron han comentado estas semanas a sus colaboradores que intentarán evitar un enfrentamiento frontal entre ellos. Si Hollande tira la toalla, que nadie augura hoy, lo más probable es que el candidato socialista fuera el actual primer ministro, Manuel Valls, que mantiene una guerra abierta contra Macron. El discurso reformista y progresista es similar en los dos.
En su primera reacción, Valls ha dicho no sentirse concernido -"no me afecta"- por la decisión del "inexperto" Macron, tachada de "oportunista" por los conservadores de Los Republicanos, que el domingo próximo dirimen en primera vuelta de primarias quién será su candidato al Elíseo. Para el ultraderechista Frente Nacional, hoy el partido con más apoyo electoral, el exministro quiere recoger votos "en un espacio ultraliberal ya saturado".
Macron, que no milita en el PS, ha reiterado estos meses que no se presentará a las primarias de la izquierda, previstas para enero próximo. Prefiere ir por su cuenta. Como hasta ahora. El electrón libre de la izquierda, apoyado por destacados empresarios, ha roto este miércoles las últimas amarras con sus mentores políticos. Su carrera política ya está solo en sus manos.
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