Un heredero de Mubarak y un islamista se disputarán la Presidencia de Egipto
El candidato de los Hermanos Musulmanes, Mohamed Morsi, y el ex primer ministro, Ahmed Shafiq, disputarán la segunda vuelta
Ahora ya es oficial e irrevocable. La Junta Electoral ha anunciado este lunes que Mohamed Morsi, el candidato de los Hermanos Musulmanes, y Ahmed Shafiq, el último primer ministro de Hosni Mubarak, se enfrentarán en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, que se celebrará los días 16 y 17 de junio.
Así pues, las dos instituciones más poderosas de Egipto, la Hermandad islamista y el ejército, librarán una nueva batalla en una guerra secular por hacerse con las riendas del país árabe más poblado. A diferencia de anteriores duelos, esta vez competirán en las urnas por el favor de una sociedad egipcia que se encuentra altamente dividida y polarizada.
El margen entre Morsi y Shafiq fue en la primera vuelta muy escaso. El primero obtuvo el 24,3% de los sufragios, y el segundo el 23,3%. Sobre un total de más de 23 millones de electores, la diferencia fue sólo de unos 260.000 votos. Finalmente, el nasserista Hamdin Sabahi, al que durante los últimos días varios rumores situaban por encima de Shafiq, y por tanto en la segunda vuelta, se quedó con un apoyo del 20%.
Las urnas otorgaron un duro y sorprendente castigo a los dos candidatos que hace apenas un par de semanas eran los grandes favoritos, Amr Musa, ex secretario general de la Liga Árabe, y Abdel Moneim Abulfutú, un islamista moderado expulsado de la cofradía islamista. Abulfutú pudo resistir la fuga de votos de las últimas semanas, obteniendo un 19% de los votos. En cambio, Musa se descolgó de los otros cuatro favoritos con sólo un 11% de los sufragios.
Farouq Sultan, el presidente de la Junta Electoral, desestimó los recursos presentados por varios candidatos que alegaron irregularidades en el proceso electoral, y rechazó las alegaciones de un pucherazo a causa del voto de 900.000 soldados y policías -según la ley, no puede participar en las elecciones-. Según los datos de la Junta, la participación electoral fue de un 46,4%, un porcentaje menor al esperado, y por debajo de la participación de las elecciones parlamentarias del pasado invierno.
El pase a la segunda vuelta de dos candidatos antagónicos, y que generan una enorme polarización en el electorado, anticipa tres semanas de gran tensión en Egipto. De acuerdo con la hoja de ruta de la Junta Militar que administra el país tras la renuncia de Mubarak, las elecciones presidenciales representan la última etapa de una atribulada fase de transición. El próximo 30 de junio, está previsto que la Junta entregue sus poderes al presidente electo.
Sin embargo, como la formación de la Asamblea Constituyente se encuentra encallada por las discrepancias entre laicos e islamistas, no está claro cuáles serán las competencias del futuro presidente. Se espera que en los próximos días la Junta Militar haga pública una serie de enmiendas a la declaración constitucional que gobierna el país delimitando las competencias de la presidencia y el parlamento hasta la aprobación de la nueva Carta Magna.
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