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¿Tendremos que correr a partir de ahora con retrovisor? El ‘running’ hacia atrás es mejor que hacia delante

El ‘retrorunning’ podría ser una versión mejorada de la carrera de toda la vida. Varios estudios aseguran que su práctica protege las articulaciones y quema más grasa

La pentacampeona mundial de ‘retrorunning’ Sandra Corcuera
La pentacampeona mundial de ‘retrorunning’ Sandra Corcuera

Tener la suficiente confianza para arrancar y echar a correr de espaldas exige mucho más de lo que a priori se imagina. Seguridad, determinación y un punto de arrojo son algunas de las facultades que le permitirán moverse a zancadas en dirección contraria. Sin embargo, estas cualidades no afloran de la noche a la mañana: su consolidación requiere esfuerzo y unos cuantos años de entrenamiento. Tantos como los que lleva la pentacampeona del mundo de retrorunning, Sandra Corcuera, corriendo con la meta a sus espaldas. "La primera vez que participé en una prueba de retrorunning no sabía muy bien en qué consistía y cuando la organización me dijo que debía correr hacia atrás, pensé que era una broma", recuerda la atleta, quien asegura que aquella carrera la dejó exhausta: "Fue una experiencia muy dura e intensa".

Lo cierto es que razones no le faltaban a Corcuera para que aquel primer día se sintiera especialmente agotada. Al menos, si se tienen en cuenta las conclusiones extraídas de un estudio de la Universidad de Stellenbosch (Sudáfrica), donde se asegura que el retrorunning es un modo más efectivo de quemar grasa corporal. Para el doctor Juan Bertó Botella, especialista en Neumología y Medicina Deportiva de la Clínica Universidad de Navarra, "el gasto depende de la intensidad y la duración de cada ejercicio. De modo que, a igual intensidad de carrera y duración, no tiene por qué haber diferencias en el gasto o consumo de calorías. Aunque el retrorunning es un buen complemento [a la forma de correr convencional], puesto que se reclutan y activan grupos musculares que trabajan de manera anómala, de modo que se están ejercitando en condiciones estresantes. En este sentido, es posible que sea un modo de aumentar el rendimiento". Una investigación realizada en la Escuela de Educación y Ciencias de la Salud de la Universidad de Dayton, Ohio (Estados Unidos), concluye que la práctica de retrorunning mejora el rendimiento en un 2,5% respecto al running habitual.

Todo tiene su método

Pero ¿cómo se corre hacia atrás? ¿Existe una técnica específica o basta con echarle narices y empezar a dar zancadas sin girar la cabeza? "En primer lugar, debemos inclinar ligeramente el cuerpo hacia delante", explica Corcuera. "Luego, se estira la pierna hacia atrás, se impacta primero con la parte anterior del pie y se impulsa, como si fuese una palanca, siempre sin tocar el suelo con el talón". Si al visionar al revés un vídeo de un entrenamiento se tiene la sensación de que el deportista está corriendo hacia delante, es que tiene la técnica dominada.

"Al correr hacia atrás se utiliza la musculatura antagonista a la carrera hacia delante y necesitas más trabajo de gimnasio", asegura Corcuera. Sin embargo, por encima del esfuerzo que supone adaptarse a esta nueva forma de trabajo, la atleta destaca la falta confianza como lo más complicado de superar al principio. "Es un deporte en el que apenas se mira hacia atrás y te guías por referencias, como por ejemplo, las líneas de las calles de la pista de atletismo".

Rodillas protegidas

Uno de los efectos que algunos estudios atribuyen a esta práctica es que ayuda en los procesos de rehabilitación de las lesiones e incluso protege de ellas. Así se recoge en la investigación realizada por científicos de la Universidad de Oregón (Estados Unidos). "Lo que cambia es la dinámica de la marcha", explica el doctor Bertó. "Es verdad que la fase de aterrizaje o de apoyo plantar es más suave, pero, en contrapartida, el impulso tiene que ser mayor e implica grupos musculares que normalmente se usan para suavizar el impacto".

Corcuera considera que, precisamente, este impulso extra podría ser la razón por la que entrenar habitualmente en sentido contrario no es simplemente dedicar el esfuerzo a una disciplina algo excéntrica, sino que podría ser una buena manera de rendir más cuando corramos en el sentido habitual.

Cómo iniciarse en el ‘retrorunning’

Quién mejor que Sandra Corcuera, que lleva diez años pasando por meta de espaldas para darnos un par de consejos sobre esta curiosa disciplina. Según la pentacampeona mundial de retrorunning, lo más importante "es escoger bien el terreno donde entrenaremos, el cual, preferiblemente, será una pista de atletismo, ya que nos guiaremos por las líneas de las calles. Si no es posible, buscaremos un lugar plano, sin obstáculos, sin tráfico y con alguna referencia visual, como un bordillo o una línea en el suelo".

Contestado el dónde, aclaremos el cómo. Respecto a los primeros entrenamientos, la corredora recomienda "empezar caminando entre 5 y 10 minutos, para acostumbrarse a la nueva orientación. Pasados unos días, iremos alternando 2 minutos caminando con otros 2 corriendo. Poco a poco, vamos aumentando el tiempo de carrera hasta ser capaces de mantener el ritmo durante al menos 10 minutos".

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