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La malnutrición es un problema de todos

No es que el hambre afecte a la gente de los países pobres o que la obesidad sea un problema de los países ricos. La malnutrición, en todas sus formas, es un problema global

Mujeres en un mercado de Agadir (Marruecos).
Mujeres en un mercado de Agadir (Marruecos).©FAO (Alessandra Benedetti)
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En general, la palabra malnutrición tiende a evocar imágenes de los casi 800 millones de personas que pasan hambre todos los días. O las de los 156 millones de niños menores de cinco años que sufren retraso del crecimiento debido a la desnutrición crónica —lo que impide que su cerebro y su cuerpo alcancen el máximo potencial de crecimiento, y que solo en 2015 afectó al 23,2% de niños (casi uno de cada cuatro) en el mundo—. Y las de los 50 millones de niños cuyas vidas están en peligro por desnutrición aguda.

Por eso, a menudo olvidamos que la malnutrición significa mucho más que no comer lo suficiente. Al hablar de malnutrición también hablamos de la otra cara de la moneda: de los 1.900 millones de personas que tienen sobrepeso, de las cuales 600 millones son obesas.

Y es que el término malnutrición se refiere, simple y llanamente, a mala nutrición por causas muy diversas: comer muy poco, comer mucho, combinar incorrectamente los alimentos, ingerir alimentos con poco o ningún valor nutricional, o alimentos contaminados.

Ingerir pocos alimentos deriva en desnutrición, que puede dificultar el crecimiento y desarrollo de los niños e incluso matarlos. Con frecuencia, va acompañada de enfermedades infecciosas.

Comer demasiado —especialmente si se trata de alimentos con alto contenido de azúcares y grasas— provoca sobrepeso y obesidad y aumenta el riesgo de diabetes, enfermedades del corazón y de ciertos tipos de cáncer. Una dieta que no incluya alimentos nutritivos puede conducir a deficiencias de vitaminas y minerales que causan distintos problemas de salud. El consumo de alimentos contaminados con bacterias dañinas, virus o parásitos puede causar diarrea y resultar en una peligrosa pérdida de peso.

Es frecuente encontrar personas con diferentes formas de malnutrición convivir en el mismo país y hasta en la misma casa

En todo el mundo, una de cada tres personas sufre algún tipo de malnutrición. No es que el hambre afecte a la gente de los países pobres, o que la obesidad sea un problema para las personas en los países ricos: es que la malnutrición, en todas sus formas, es un problema global. Es el denominador común entre los millones de personas que sufren desnutrición y los que, por otra parte, padecen sobrepeso. Aunque resulte paradójico, es frecuente ver a personas con diferentes formas de malnutrición convivir en el mismo país, en la misma comunidad y, a veces, incluso en la misma casa.

Los niños son, de forma muy particular, los grandes damnificados por la malnutrición, que lastra su crecimiento y desarrollo personal y que provoca consecuencias negativas que les acompañarán de por vida.

Ante estos datos, estamos orgullosos de que la erradicación de la malnutrición se haya reconocido como elemento crucial para el desarrollo sostenible. El proceso de construcción de este impulso internacional para situar la nutrición en el lugar prioritario que merece comenzó hace años y, afortunadamente, desde el inicio de la crisis mundial de alimentos en 2008 asistimos a un interés creciente por este tema.

El impulso internacional y el papel de los países

En noviembre de 2014 la FAO organizó junto a la OMS la Segunda Conferencia Internacional sobre Nutrición (CIN2), 22 años después de la primera.

En esa conferencia, los países se comprometieron a "erradicar el hambre y prevenir todas las formas de malnutrición en todo el mundo”. Pero no podemos quedarnos ahí. Ahora hay que transformar esos compromisos en acciones concretas a través de políticas y programas nacionales, porque una mejor gobernanza de la nutrición a nivel mundial comienza en cada país.

Después, cuando los gobiernos elaboraron la primera agenda mundial de desarrollo del mundo en el año 2015, los Objetivos de Desarrollo Sostenible, acordaron que deben poner fin a todas las formas de malnutrición en 2030.

Para garantizar que este compromiso se alcanza, la ONU anunció en abril el llamado Decenio de Acción sobre Nutrición (2016-2025), un período que dedicaremos a mantener la atención sobre este asunto y a redoblar los esfuerzos para librar al mundo de la plaga de la malnutrición. Al igual que con la CIN2, la gestión del Decenio de acción sobre la nutrición corresponde a la FAO y la OMS que, juntas, centrarán sus esfuerzos en dos objetivos principales:

El primero es ayudar a los gobiernos a elaborar políticas y programas nacionales que promuevan la nutrición. El segundo es alinear los esfuerzos de las iniciativas mundiales que ya están en marcha y los movimientos sociales hacia objetivos comunes.

En nutrición, ya sabemos lo que funciona y lo que hay que hacer: debemos transformar nuestros sistemas alimentarios

En nutrición, ya sabemos lo que funciona y lo que hay que hacer: debemos transformar nuestros sistemas alimentarios (cómo se produce, procesa y distribuye la comida) para asegurar que todas las personas tengan acceso a alimentos nutritivos y a una alimentación sana. También hay que asegurar que los sistemas de protección social reducen las desigualdades y garantizan a todo el mundo acceso a una alimentación más saludable. Tenemos que fortalecer nuestros sistemas de salud para que todos tengan acceso a los servicios esenciales de nutrición, y debemos asegurarnos de que se educa a las mujeres y de que las escuelas de todo el mundo ofrecen alimentos nutritivos para todos los niños.

Es evidente que, para conseguirlo, hay que involucrar a mucha gente. Las agencias de la ONU desempeñarán un papel muy activo y, en ese sentido, la FAO ha logrado una gran sinergia con la OMS en el liderazgo de los esfuerzos en la lucha contra todas las formas de malnutrición.

Este Decenio de Acción sobre la Nutrición es una oportunidad sin precedentes que debemos aprovechar para transformar las vidas de la gente a través de una mejor nutrición a gran escala: no podemos eludir nuestra responsabilidad individual y colectiva para construir una sociedad más justa, más sana, y el futuro sostenible que todos deseamos.

FAO ya ha desarrollado un plan de trabajo centrado en la promoción de alimentos y dietas saludables a través de la educación nutricional y la transformación de los sistemas alimentarios porque, en definitiva, una buena nutrición empieza por lo que plantamos y sigue hasta lo que comemos. Por eso es importante contar con sistemas alimentarios sostenibles.

Ahora son los países los que deben impulsar el esfuerzo aprovechando sus propios planes nacionales. Son los gobiernos de todas las naciones los que deben poner en marcha políticas que transformen los sistemas alimentarios y de salud, de modo que, dentro de una década, todos los alimentos que lleguen a nuestros platos sean nutritivos y se comercialicen de forma justa y sostenible.

En ese sentido, la aplicación de políticas públicas nacionales eficaces en materia de nutrición requiere la participación de diferentes ministerios, instituciones y del resto de agentes pertinentes, en particular del sector privado y la sociedad civil.

Por eso recomendamos encarecidamente a los países que revisen sus marcos institucionales y normativos en materia de seguridad alimentaria y nutrición para asegurar que todos los agentes estén debidamente representados.

Una de cada tres personas sufre algún tipo de malnutrición

Otro de los objetivos importantes del Decenio es coordinar y alinear las numerosas e importantes iniciativas globales que ya existen. Para eso, la FAO y la OMS desarrollaremos una herramienta de información y seguimiento llamada a ser un bien público global que permita a todos los interesados seguir el progreso.

Para apoyar acciones concretas en los programas de nutrición, también organizaremos nuevas reuniones específicas para fortalecer las capacidades técnicas de los países frente a los nuevos retos de la nutrición. Un ejemplo es el simposio sobre “Sistemas alimentarios sostenibles para una alimentación sana y una mejor nutrición” que tendrá lugar en Roma el 1 y 2 de diciembre.

Esperamos que ese foro sea una nueva oportunidad para que los países compartan y muestren al resto lo que ya están haciendo o lo que tienen previsto hacer para poner en práctica sus compromisos y seguir avanzando hacia una mejor nutrición.

José Graziano da Silva es director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

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