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Tribuna
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La otra ciencia

Un grupo de científicos explica las dificultades y precariedades en el inicio de una carrera investigadora en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC)

Manifestación de investigadores en Madrid con el lema 'Sin ciencia no hay futuro'.
Manifestación de investigadores en Madrid con el lema 'Sin ciencia no hay futuro'.Bernardo Pérez

Ser Científico Titular en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) requiere dos pasos críticos: primero, pasar una oposición pública muy competitiva (la cual supone un muro infranqueable para muchos científicos, debido al escaso número de plazas ofertadas) y segundo, pero no menos importante, conseguir apoyo para iniciar una nueva línea de investigación.

Uno de los apoyos más importantes en esta etapa inicial viene por parte del CSIC, y es económico. De hecho, en muchas circunstancias, es el “primer dinero” que ve el investigador, en su independencia científica. Son las llamadas Ayudas Intramurales (apoyo financiero para el primer año). El propio CSIC, incidiendo en su importancia, las define con esta frase: “Estas ayudas pretenden paliar las dificultades asociadas a la transición que supone, para las nuevas incorporaciones al CSIC, el inicio de una carrera investigadora en un nuevo entorno”.

Si bien no es una gran cantidad de dinero, comparado con el apoyo que se da en otros centros de investigación en España y en el extranjero, sí sirve para conseguir material básico de trabajo y para empezar a investigar. Probablemente muchos científicos experimentados leyendo esto recuerden sus inicios, con una poyata vacía, pero llenos de ilusión e ideas.

Pues bien, en los últimos años, estas Ayudas Intramurales han ido disminuyendo en su cuantía, y hasta han quedado congeladas durante un tiempo. En concreto han pasado de 50.000 a 30.000-25.000 euros (2009-2010), para finalmente ser en torno a 5.000, dependiendo de la “caja” o partidas presupuestarias del año en concreto. ¿De verdad piensan que con 5.000 euros se puede hacer algo serio y ser competitivos, y “paliar las dificultades en el inicio de una carrera investigadora”? Si de verdad el CSIC, como primer organismo público de investigación en España y el tercero de Europa, busca la Excelencia Científica, este no es el camino.

¿De verdad piensan que con 5.000 euros se puede hacer algo serio y ser competitivos?

La crisis ha sido y está siendo dura en España, eso está claro. Sin embargo, otro tipo de ayudas por parte del CSIC a grupos establecidos y con financiación se han mantenido en los años de más recortes. Por ejemplo, los proyectos i-LINK, con una media de presupuesto de 350.000 euros durante el período 2010-2016 (datos: web del CSIC). Presupuestos que no han ido a la “baja”, como las Ayudas a los Científicos Titulares, indicadas en el párrafo de arriba. Por lo tanto, parece que lo de “apretarse el cinturón” depende del tipo de ayudas. Es decir, en las partidas presupuestarias han establecido prioridades según criterios cuestionables.

Es destacable que en otros niveles científicos inferiores a Científico Titular, sí existen apoyos para iniciar la investigación. Sin embargo, resulta contradictorio que cuando se consigue una plaza de Científico Titular del CSIC (funcionario de carrera), no solo no haya este tipo de apoyos, sino que el poco apoyo económico, se recorte más y más.

Si no se apoya a los científicos en sus inicios, y no se les da la oportunidad de poner en práctica sus iniciativas, acabaremos realizando todos los mismos proyectos, y apoyando siempre a los grupos ya establecidos. No criticamos que se financien líneas de investigación a largo plazo. Pero sí es una crítica al sistema, el que se dificulte que los grupos unipersonales emergentes (científicos del CSIC de primer año) puedan tener la oportunidad de demostrar que sus ideas funcionan. Sin nuevas ideas, la ciencia tiene sus días contados.

De hecho, el tribunal de las oposiciones a Científico Titular del CSIC (tribunal formado por 5 investigadores experimentados), es el que concede estas plazas, dando por hecho que el proyecto a realizar por los futuros científicos del CSIC será de calidad, original, innovador y posible (según se indica en las bases del proceso selectivo, publicadas en el BOE).

Por lo tanto, si ese proyecto de futuro para muchos años, lo ha evaluado un tribunal experto, ¿Qué más garantías quiere el CSIC para apoyarlo seriamente desde el comienzo?

Alrededor al 1% de los presupuestos para el Plan Nacional del 2016, podría apoyar seriamente la investigación durante 1 o 2 años

La convocatoria nacional más relevante para la financiación de proyectos de investigación son los Planes Nacionales de I + D + i, dependiente del Ministerio de Economía y Competitividad (MINECO). En ellos se evalúan principalmente el Currículum y el proyecto a desarrollar por el investigador, exactamente lo mismo que hace el tribunal de la oposición a Científico Titular del CSIC, pero en este último caso, in situ (y además con más evaluadores). Una situación razonable, que se acercaría a lo que ocurre en otros niveles científicos, sería que estas plazas de Científico Titular dispusieran de un Plan Nacional “asociado” (o similar). Por ejemplo, con solo en torno al 1% de los presupuestos para el Plan Nacional del 2016, se podría apoyar seriamente la investigación durante 1-2 años, de los nuevos Científicos Titulares del CSIC. La importancia de estas plazas y la investigación en España lo merecen. En ese sentido, para hacerlo posible solo tendrían que ponerse de acuerdo el CSIC y el MINECO… y resulta que el CSIC pertenece al MINECO. Pensamos que esta iniciativa, como una mejor alternativa a las Ayudas Intramurales, merece la pena explorarla.

Una Ayuda decente, es insignificante comparado con la inversión que ha efectuado el Estado para la formación de un científico experimentado (sumemos gastos de universidad, y contratos para tesis doctoral y experiencias posdoctorales “múltiples”)… y aún más insignificante si sumamos la inversión que efectuará en el futuro, como Científico Titular del CSIC (funcionario de carrera). Si se hacen bien las cosas, el retorno de esa inversión es extraordinario y necesario para un país.

¿Se imaginan que cuando uno empieza en cualquier trabajo, no se le proporcionara los medios mínimos para iniciarlo (por ejemplo unas herramientas de construcción para un obrero, un ordenador para un administrativo o un balón para un futbolista)? En esta situación imaginaria, seguro que están pensando que no tiene lógica ofertar esos puestos de trabajo. Esta situación imaginaria no está tan lejos de la realidad en la ciencia de nuestro país.

El apoyo debe iniciarse desde la base, desde los inicios de una carrera científica

El título de este artículo hace referencia a un apartado de un famoso programa de radio de los años 80, “la otra liga”, en la que se hacía una clasificación alternativa de la liga de fútbol, pero “quitando” los errores arbitrales. Es decir, ¿Qué hubiera pasado si...? Más o menos lo que denunciamos en esta carta, pero usando el condicional, ¿Qué pasaría si se apoyara seriamente a los investigadores en este país, con una política científica racional? ¿Qué pasaría si se apoyara a la ciencia en SERIO? Tendríamos “la otra ciencia”, y quizás viviríamos en un país más rico y más reconocido internacionalmente. Este apoyo debe iniciarse desde la base, desde los inicios de una carrera científica, para de este modo recoger los frutos en el futuro. Esto sí sería hacer inversión en ciencia.

Cayetano von Kobbe, Ivone Jiménez Munt, Javier Tamames de la Huerta, Roger Vila Ujaldón, Antonio Pizzo, Maria Consuelo Alvarez Galván, Cristina Martínez Villaluenga, Dino Tonti, Enrique Pérez Montero, David Ruiz González, Juan Antonio López Raez, Brent Charles Emerson, Francisco Javier del Campo García, Marcos de la Peña Rivero

Los firmantes son Científico Titulares del CSIC, de la Oferta de empleo Público del 2010.

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