La importancia de la madera legal
Los delitos forestales suponen un coste de entre 30.000 y 100.000 millones de dólares al año
¿Alguna vez ha pasado la mano por una mesa reluciente y se ha preguntado de dónde viene su madera? ¿O quién cortó los troncos que se convirtieron en su estantería? ¿O qué árboles se usaron para producir el lápiz que está mordiendo en este momento?
Deténgase un momento y piense en todas las personas cuyos medios de vida, historia y futuro giran alrededor de los bosques que generan la madera que importamos todos los días. De hecho, la vida de cerca de 1,6 millones de personas depende directamente de las masas forestales que se extienden a través de América del Sur, África y Asia. Además, otros miles de millones de personas tienen un interés indirecto ya que los árboles absorben y almacenan el dióxido de carbono que contribuye al calentamiento global y al cambio climático.
Pero estos bosques, que van desde Indonesia a Honduras pasando por Ghana, sufren la amenaza de la tala ilegal. A nivel mundial, el Pnuma y la Interpol estiman que los delitos forestales suponen un coste de entre 30.000 y 100.000 millones de dólares al año, es decir, entre el 10% y el 30% del comercio mundial de madera.
El golpe para las poblaciones locales es doble: cuando los bosques se talan de forma ilegal, no solo se amenazan sus medios de vida y su seguridad alimentaria, sino que los impuestos perdidos por el crimen (que el Banco Mundial estima entre 10.000 y 15.000 millones de dólares anuales) socavan las redes de asistencia social que podrían ayudar a las víctimas de estos delitos ambientales.
Pero la tala ilegal se puede parar y, como consumidores, podemos ayudar. La Unión Europea, un territorio en el que más de 510 millones de personas utilizan o compran productos madereros todos los días, es uno de los importadores individuales más grandes del mundo.
El objetivo del FLEGT es que un europeo pueda comprar una mesa o una estantería con la seguridad de que es madera “limpia”
Este hecho refuerza la estrategia de la UE para luchar contra la tala ilegal a través del Plan de Acción sobre Aplicación de las Leyes, Gobernanza y Comercio Forestales (FLEGT, por sus siglas en inglés). El plan ofrece incentivos económicos a los países productores de madera que deciden unirse a él, al facilitar el acceso de madera legal y otros productos relacionados a los 28 países de la UE. También protege a los consumidores con normas para garantizar que la madera disponible en los mercados de la UE es legal.
El objetivo último del FLEGT es que un comprador en Italia, Alemania o cualquiera de los países miembros de la UE pueda comprar una mesa o una estantería de madera con la seguridad de que es madera “limpia”, con un origen lícito. La forma más fácil de cumplir con este requisito es a través de las condiciones establecidas en los acuerdos de asociación voluntaria (AAV) entre la UE y los países productores.
A través de estos acuerdos, cada país establece una definición de "legal" en función de su legislación aplicable y de sus medios de verificación. Se involucra al sector privado, a la sociedad civil y a las organizaciones indígenas en el proceso de redacción de los acuerdos, algo esencial para FLEGT.
Este mes se ha dado un importante paso adelante: Indonesia y la UE acordaron emitir la primera licencia FLEGT del mundo, que ayudará a asegurar que la madera indonesia que llega a la UE se ha talado, transportado, tratado y negociado legalmente. Con suerte, otros países pronto seguirán este camino.
En la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), estamos apoyando la implementación del Plan de Acción FLEGT de la UE, ayudando a los gobiernos y al sector privado en los países productores de madera a mejorar su gobernanza forestal y a que las personas tomen decisiones y animen a cumplir las medidas sobre el uso, el manejo y la conservación de los bosques.
La FAO ayuda a hacer frente a las causas profundas de la tala ilegal a través de una mejor gestión y manejo de los bosques y medidas que van desde aplicar el Estado de derecho y la igualdad de derechos para las partes interesadas, a una mayor transparencia y responsabilidad en la toma de decisiones.
Teniendo en cuenta los desafíos ambientales que suscita el calentamiento global y la tala de bosques para ampliar las tierras agrícolas, los países cada vez se hacen más preguntas: ¿Se utilizan nuestros bosques de manera sostenible? ¿Se conservan para las generaciones futuras? ¿Qué voces se escuchan? ¿Estamos sacando el máximo partido de este recurso natural para nuestra población?
El Programa FLEGT de la FAO ha proporcionado recursos técnicos y apoyo a más de 200 proyectos en 40 países, trabajando junto a gobiernos, organizaciones asociadas, actores locales y grupos y pueblos indígenas para erradicar la tala ilegal y fomentar el comercio de madera que se produce legalmente y se gestiona adecuadamente.
En Perú, la FAO apoyó un proyecto para ayudar a las personas indígenas a desarrollar monitoreo forestal independiente que refuerza la aplicación de la ley y aumenta la transparencia. En Filipinas, estamos apoyando al sector privado para ayudar a crear sistemas de seguimiento para trazar la madera hasta el momento de la producción para garantizar la legalidad de los productos finales. En Ghana, las guías están asegurando que las comunidades locales se benefician de la extracción de madera, mientras que las organizaciones de la sociedad civil en la República del Congo están trabajando en una base de datos electrónica para mejorar la transparencia en la industria.
En resumen: el buen manejo forestal elimina la corrupción y también la violencia que puede acompañar a la delincuencia, poniendo fin a un círculo vicioso. Iniciativas como FLEGT, incluyendo una legislación similar que existe en Australia y Estados Unidos, marcan una diferencia fundamental, y han conseguido que el comercio ilegal de madera se reduzca un 22% desde 2002.
Y con el respaldo de millones de consumidores y sus gobiernos, FLEGT continuará ayudando a los países productores de madera a optimizar sus recursos naturales mediante un comercio internacional y una gestión forestal más justos.
Robert Simpson es el jefe del Programa sobre Aplicación de las Leyes, Gobernanza y Comercio Forestales (FLEGT, por sus siglas en inglés) de la FAO.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.