Mi ‘barman’ se ha vuelto tarumba: me sirve vodka de beicon
El licor que no produce resaca de Corea del Norte es sólo una más de las estrafalarias bebidas que pululan por el planeta. ¿Qué tal el vodka de beicon o el mezcal a la pechuga de pollo?
Más sorprendente que la debilidad del ser humano por las bebidas alcohólicas es su capacidad de inventarlas tirando de imaginación. Unir en una misma etiqueta palabras como “vodka” y “beicon”, o “mezcal” y “pechuga de pollo”, solo parece atribuible a un licorero trastornado o un poeta surrealista. Sin embargo, pensemos que detrás de todo lanzamiento comercial hay un estudio de mercado, y si estas delicatessen se embotellan y se ponen a la venta es porque, irrefutablemente, hay un considerable número de seres humanos dispuestos a consumirlas.
“Se utilizan sobre todo en coctelería”, explica Borja Cortina, barman del pub Varsovia (Gijón) y campeón español de la World Class Competition 2015 de mixología. “En el Medio Oeste americano son muy típicos los cócteles fat-wash con beicon o mantequilla. Algunos tienen una base tradicional: en el caso del vodka, parten de la costumbre que tienen en Rusia y Polonia de acompañarlo de trocitos de fruta. En general, son el equivalente a nuestros aguardientes de manzana o pera, que seguro que pueden llamar la atención en otra parte del mundo”. Cortina los ha probado casi todos: “El vodka de beicon me gustó. Los de lácteos son duros”.
Estos son algunos de los más locos...
Vodka de beicon (Estados Unidos). ¿Hay realmente necesidad de hacer que el vodka sepa a beicon? Los responsables de una destilería de Idaho creen que sí, y han comercializado Bakon, un carnívoro elixir de 40º que parece hecho a medida de aquellos que arrancan el día con un chupito y un desayuno inglés. Sus creadores aseguran que con él se pueden crear Bloody Marys antológicos (también llamados Bakon Marys).
Cerveza de semen de ciervo (Nueva Zelanda). Sí, el reclamo es indudablemente atractivo, pero acceder a esta delicia no es fácil: sólo se sirve de barril en el pub Green Man, de Wellington, ciudad neozelandesa de gran tradición cervecera. La estupefacta prensa local lo ilustra con fotos de jóvenes clientas degustando una espumosa pinta con cara de satisfacción. “Dulce y cremosa con notas de café y chocolate”, describe la nota de cata. Sobre el proceso de extracción del ingrediente estrella no se dan detalles.
Licor Koryo (Corea del Norte). De los creadores de Kumdang-2, la droga a base de ginseng que cura el ébola, el sida y la tuberculosos, llega Koryo, el licor que no provoca resaca. También va cargado de ginseng, aunque la razón por la que supuestamente evita las clásicas molestias del día después —pese a sus 43º— es que está elaborado con arroz y no con azúcar. La etiqueta, en caracteres orientales, glosa numerosos premios internacionales. Si estabas esperando una razón para viajar a la hermética Corea del Norte… sigue esperando.
Licor de tres lagartos (China). Es a la gastronomía china lo que la frasca de orujo sin etiqueta a los bares-restaurantes españoles. Ambos brebajes se sirven al término de una comida copiosa y exigen confianza ciega, literal en el caso que nos ocupa: la visión de esos tres lagartos semifosilizados flotando en algo parecido a formol no es precisamente una llamada a su consumo. Su inmersión está justificada: aportan vigor y espantan a los malos espíritus.
Aperitivo de alcachofa (Italia). Un clásico. Bajo la marca Cynar, este néctar de 16,5º se elabora en Italia desde 1952, y quienes lo han probado aseguran que tiene un toque agridulce que recuerda al Campari. Se obtiene mediante la infusión de 13 hierbas y plantas, aunque su nombre proviene de la cinarina, sustancia presente en las hojas de alcachofa. La OMS todavía no se ha pronunciado sobre si su aporte está dentro de las cantidades diarias recomendadas de verdura.
Mezcal de pechuga de pollo (México). Por fin el pollo y un aguardiente, juntos. El potente Del Maguey Pechuga (49,4º de alcohol) se elabora mediante tres destilados, los dos primeros con manzanas, piñas, plátanos y ciruelas, y el tercero con una pechuga de pollo entera, sin piel y lavada para eliminar la grasa. Resultado: aromas a albahaca, limón, océano y fruta, y un persistente retrogusto a menú del Kentucky Fried Chicken.
Licor de yogur (Holanda). Con solo 16º, Yogurito se elabora en Holanda, pero causa estragos en Japón, donde los amantes de la vida saludable han abrazado con entusiasmo el concepto de “yogur alcohólico”. Su competencia, Bols, goza de tradición centenaria en Holanda —¡desde 1575!—, y parece tan apetitoso que entran ganas de servirlo en un cuenco con nueces y un chorrito de miel.
Licor de hojas de coca (Bolivia). A pesar de su peculiar materia prima, Agwa de Bolivia (30º) es una pócima perfectamente legal, que de hecho se anuncia como la “Bebida oficial del Palacio Presidencial”. Ignoramos si detrás de algunas decisiones de Evo Morales se halla este líquido, elaborado en Holanda a partir de hojas de coca recogidas y seleccionadas con primor en el altiplano boliviano. ¿Una bomba de relojería? No tanto: durante la maceración desaparece el alcaloide de la cocaína.
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