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ONCOLOGÍA

La ‘vía del erizo’ abre la ruta para tratar el cáncer de piel más frecuente

Un fármaco combate hasta el 60% de los carcinomas basocelulares graves

'Drosophila melanogaster'.
'Drosophila melanogaster'. Wikimedia Commons.

La vía de señalización hedgehog (erizo en inglés) es un clásico de la investigación genética. Ya en los noventa del siglo pasado se vio que tenía un papel fundamental en el esquema de los cuerpos, con su función en la regulación de los segmentos de la mosca del vinagre (Drosophila melanogaster), el animal favorito de los genetistas durante décadas. Manipulándolo se consiguieron aquellos ejemplares que tenían patas en el sitio de las antenas, por ejemplo. También, que en el abdomen del insecto crecieran una especie de púas, que le valió el nombre de gen del erizo (hedgehog). Pero esa implicación en el diseño general de los cuerpos no es su única función. Esa capacidad general de fomentar la creación de órganos o segmentos se repite a nivel mucho más. Y esa es su implicación con tumores como el más frecuente –y poco conocido– de los de piel: el carcinoma basocelular.

Este cáncer de piel es, generalmente, poco grave. Por eso sus 100.000 diagnósticos al año no le hacen más conocido que los 8.000 melanomas que se diagnostican en España, explicó Pedro Redondo, de la Academia Española de Dermatología y Venerología en una jornada sobre esta enfermedad patrocinada por Roche. "Representan el 80% de los cutáneos", indicó. "Tiene un desencadenante muy importante: el sol". Pero entre el 1% y el 5%, si no se detectan pronto, llega a un estado avanzado, en el que no es operable –la cirugía es la primera opción terapéutica cuando se trata de lesiones pequeñas, aunque también puede quemarse o extirparse raspándolo–. Y, en menos del 0,6% de los casos aparece la situación más grave, que es la metástasis.

Un factor importante que puede hacer que se llegue a estas situaciones es que las lesiones no se detecten o no se les dé importancia. estas pueden aparecer como escamaciones, placas blanquecinas, nódulos perlados o bultitos rojizos. Hay seis grupos de carcinomas, y los más graves son los infiltrantes (cuando crece hacia dentro) o los ulcerados, indicó Redondo. El problema es que como el factor desencadenante es el sol, se da en las zonas expuestas. Y la que más radiación recibe es la cara. por eso, cuando la masa crece por debajo de la piel, puede afectar a los ojos o la nariz, o penetrar hacia el cerebro. 

Son esos casos graves los que llegan  a los oncólogos, indicó Javier Medina, del servicio de Oncología Médica del Hospital Virgen de la Salud de Toledo. Hasta ahora, ahí tienen ya poco que hacer, dijo. Lo habitual es dar quimioterapia con cisplatino para ver si el cáncer se reduce y se puede operar. Ahí es donde entra la vía del erizo. Las personas con este carcinoma basocelular (de células basales, unos componentes de la piel) tienen, en un 90%, mutado el gen patched, que es parte de esa ruta. Y hay un fármaco, el vismodegib, que ha demostrado en un estudio, el Stevie, publicado en The Lancet que puede inhibir esa vía. "En términos generales, un tercio de los 1.200 pacientes presentaron una remisión de la enfermedad y las lesiones desaparecieron al cabo de unas 20 semanas de media, y en otro tercio hubo remisiones parciales", expuso Medina. Otro trabajo, el Erivance, publicado en PubMed (la web de los Institutos Nacionales de Salud de EE UU) da datos similares.  

Los logros no están exentos de efectos secundarios. El artículo de The Lancet señala alopecia, espasmos, pérdida de peso, astenia, diarrea, náusea y fatiga entre otros. Y, además, muy frecuentes. También registró un 22% de efectos muy graves. Pese a ello el artículo concluye que, ante una situación sin solución, el fármaco "añade una nueva modalidad terapéutica de la que los pacientes con carcinoma basocelular avanzado pueden beneficiarse de manera importante".

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