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RAYOS Y CENTELLAS
Columna
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Pop de ultratumba

Desde que murió, Michael Jackson ha publicado dos discos, ha hecho una película y dos espectáculos del Cirque du Soleil

Pep Montserrat

Michael Jackson ha sacado nuevo disco: Xscape. Y tiene mérito porque está muerto.

Pero Michael nunca se ha desanimado. Se convirtió en lobo y cambió la historia con Thriller. Se convirtió en blanco y sacó Bad. Instaló un parque de atracciones dentro de una mansión. Nunca ha tenido límites, y no iba a parar ahora por un vulgar deceso.

Muy al contrario, éste es el mejor momento de su carrera. Desde que nos dejó, ha publicado dos discos póstumos. Ha protagonizado una película y dos espectáculos del Cirque du Soleil. Ha bailado en la entrega de los premios Billboard. Por no mencionar su interminable campaña publicitaria en la prensa rosa y en la policial. Michael Jackson es una industria que movió en 2013 160 millones de dólares, más dinero que Madonna de cuerpo presente. Michael está más vivo que usted y yo.

Ahora que está muerto, Michael puede correr riesgos. Ha conseguido su libertad

Aun así, la muerte no le ha sido indiferente. En las letras de Xscape, él reflexiona sobre su propio fallecimiento. “Estoy harto de tonterías, es hora de un cambio”, dice, y directamente “necesito escapar, pero mi cara está por todas partes”. En el tema que cantó en los Billboard, frente a millones de televidentes, bañado en una luz futurista, se declara “esclavo del ritmo”. Y al escucharlo, sabemos que se siente de verdad un esclavo de la industria y de la fama. No hay declaración de intenciones más sincera, más dolorosa, que su súplica: “Llévame a un lugar sin nombre”.

Ahora que ha llegado a ese lugar, el rey del pop mira atrás y revisa en Xscape todos los grandes momentos de su carrera. El disco incluye ejemplos del pop paranoico al estilo de Smooth criminal, como Blue gangsta, junto a cortes al estilo del viejo soul de los setenta como Love never felt so good, que en una voz gruesa soñaría como una balada calentorra de Marvin Gaye. La ternura infantil de Loving you remite sin duda a la entrañable inocencia de ese pequeño clásico llamado Human nature. Y quienes echamos de menos los jadeos y gemiditos de Michael, los tenemos en todo su esplendor en Chicago.

Algunos mezquinos han criticado la calidad técnica de Xscape. Dicen que Michael era un perfeccionista, y no habría hecho en vida un disco así. Creo que esos señores no han entendido nada. Precisamente ahora que está muerto, Michael puede experimentar y correr riesgos que antes eran impensables. Ha conseguido su libertad.

Otros han criticado el descarado uso comercial que hacen sus herederos de su imagen. En efecto, los Jackson se empeñan en rascar hasta la última moneda reciclando canciones a medias, grabaciones impresentables y simples ensayos remezclados hasta lo imposible. Los parientes de Michael son los últimos familiares que uno quisiera, pero debemos admitir que peores eran en vida.

La existencia de Michael fue una penosa sucesión de abandonos paternos, matrimonios inverosímiles y relaciones limítrofes con menores de edad, en suma, una búsqueda infructuosa del amor, lo único que su inmensa fortuna no podía pagar. Las últimas noticias de Jackson vivo tenían que ver con juicios por pederastia, fracasos comerciales y adicciones a los tranquilizantes. Sus discos y espectáculos póstumos, al menos, nos devuelven al brillante artista que iluminó nuestras vidas durante casi medio siglo.

Nada de eso sirve en descargo de su espantosa familia, que incluso aprovechó su funeral para promocionar un nuevo sello discográfico. Pero yo prefiero recordar su trabajo, y estoy seguro de que Michael también quiere ser recordado así. Por eso ha editado Xscape, la prueba de que un rey del pop nunca muere.

@twitroncagliolo

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