"En España se sirven los mejores 'gin-tonics' del mundo"

¿Cómo ha pasado la ginebra de compañera de la clase obrera a accesorio de los pijos urbanos? En la guerra contra Napoleón prohibieron el coñá en Inglaterra. Gracias a los protestantes holandeses, aprendimos las bondades de la ginebra.

Su consumo crece en España a un ritmo del 75% anual. ¿Qué dice eso de nuestra naturaleza despilfarradora? Es más simple: en tiempos de crisis, no puedes sentirte miserable todo el rato. Además, aquí se sirven los mejores gin-tonics del mundo.

¿Saben sus compatriotas que va diciendo eso por ahí? Lo mejor de ser británico es que te da igual lo que diga el resto de la gente. Aquí se sirve bien adornado y con la medida perfecta de ginebra (un tercio, por dos de tónica).

¿El secreto de un 'gin-tonic' perfecto va más allá de la calidad de sus dos principales componentes? Sí. Aquí lo llenáis de hielo hasta arriba, enfriando el vaso.

¿Hay ingredientes que mejoren la experiencia? Una semilla de cilantro machacada. Lo descubrí en España. ¿De dónde le viene esta afición? Hace 25 años contraje malaria en Congo. En esa época, el parásito empezaba a resistir la cloroquina, el medicamento de entonces, y lo único que me salvó fue la quinina pura. De ahí la extraigo ahora. ¿Cómo burla a los señores de la guerra? La compañía alemana que la extrae es la única no minera que respetan, porque reciben una pequeña parte de ella para combatir la malaria.

¿Cómo consiguió que Adrià promocionara gratis su producto? Tuvimos mucha suerte porque Richard Hamilton, que era un gran amigo de la marca, se la mostró a su amigo Ferran Adrià.

Su marca, fundada en 2005, carece del pedigrí que solo dan los siglos... ¿Adónde se fue el aroma de la tradición? No es el único caso; tome el de Bombay Sapphire. Es bueno tener un producto liberado de una herencia y poder inventarlo de arriba abajo.

¿Tiene otro placer culpable? Pilotar mi avión de Londres y sentirme culpable por quemar combustible por los cielos europeos.