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Nuevo suicidio en France Télécom

Antonio Jiménez Barca

Un empleado de France Télécom se quemó a lo bonzo ayer, a la salida de la empresa, en Mérignac, a las afueras de Burdeos, reabriendo de golpe la crisis de los suicidios que sacudió a esta compañía de telecomunicaciones y a toda Francia en otoño de 2009. Entonces, el Gobierno de Nicolas Sarkozy obligó a la dirección de France Télécom a reaccionar -lo que provocó varias dimisiones- ante una estadística espeluznante: 44 suicidios en año y medio, la mayoría en el lugar de trabajo.

Los sindicatos relacionaron estas muertes con las estresantes condiciones de trabajo, los traslados fulminantes que debían encarar los trabajadores por la reestructuración de la empresa y con la presión incesante de los jefes sobre los empleados, a fin de cumplir objetivos comerciales. También con los cambios de destino que de repente colocaban a un experto en tender cables en la calle a atender averías por teléfono, por ejemplo.

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Poco se sabe aún del empleado que se quemó ayer: tenía 57 años y, según varios compañeros, llevaba muchos de ellos trabajando en la empresa. "Burdeos es una de las zonas en las que más ha existido lo que llamamos la violencia social de la empresa, y este trabajador había confesado a sus compañeros que se sentía afectado", explicó en la cadena de Televisión i-Télé el sindicalista Sebastien Crozier.

Un informe de la Inspección de Trabajo confirmó en 2010 que las intenciones de la empresa, con su terminante e incesante política de traslados y cambios de actividad, era minar la moral y suprimir 22.000 puestos de trabajo, la mayoría funcionarios, de los 100.000 que tiene.

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.
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