Una pareja de veganos, acusada de matar de malnutrición a su hija de 11 meses
La estricta dieta vegetariana puede costar al matrimonio francés 30 años de cárcel
El juicio comenzó el martes y terminará mañana. En el banquillo de los acusados del Tribunal de Amiens se sienta un matrimonio francés de veganos (vegetarianos rigoristas que no comen, ni carne, ni pescado, ni leche, ni huevos ni miel) acusado de matar de malnutrición a su hija de 11 meses. Exactamente, por "privar de alimentos y de cuidados" a la pequeña. La pareja se enfrenta a una pena de 30 años de cárcel.
La pequeña falleció el 25 de marzo de 2008, víctima, según los médicos, de una neumopatía aguda. Pero además presentaba malnutrición y una falta notable de vitaminas A y B-12. Pesaba poco más de cinco kilos (algo más de la mitad de lo que pesa un niño normal a su edad) y se había alimentado, exclusivamente, de la leche que le daba su madre que, a su vez, solo se nutría ateniéndose a las normas estrictas del veganismo.
Es más: según la fiscalía, un médico aconsejó a los padres cuando la niña tenía nueve meses que la hospitalizaran. Ellos prefirieron curarla según sus propios medios, a base de cataplasmas de mostaza. Cuando, alarmados, la noche del 25 de marzo, llamaron a urgencias tras comprobar el estado de debilidad y la palidez de su hija, ya era tarde. Los especialistas certificaron la muerte de la pequeña.
Joël y Sergine Le Moaligou se habían mudado a Saint-Maulvis (Somme) hacía 10 años, en la periferia parisina. Con ellos viajó su hija mayor, por entonces de tres años. Durante seis meses acudió a una guardería. Después, sus padres decidieron educarla en casa. La madre, de 38 años, explicó al tribunal que lo habían decidido así porque cuando iban a recoger a la niña la encontraban "triste". "Tenía el rostro cerrado, y volvió a hacerse pis en la cama, se notaba que ella no estaba bien", añadió.
La primera sesión del juicio se centró en examinar las personalidades de los dos padres. Los dos provienen de familias con dificultades: ella asegura que sufrió abusos sexuales por parte de su padre; él tuvo que contemplar a los 15 años cómo se suicidaba el suyo ahorcándose.
Vivían en una pequeña casita de dos plantas, algo aislada del pueblo. Joël regentaba una tienda de productos Bio. Y ambos decidieron convertirse en veganos y seguir una dieta estricta después de ver un documental en la televisión en el que se mostraban los sufrimientos de los animales en los mataderos.
Su abogado reconoce los hechos, pero alegaba, en una entrevista concedida a France 3, que sus defendidos siempre obraron pensando en el bien de la pequeña. El fiscal, por su parte, mantiene que eran completamente conscientes de lo que estaban haciendo.
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