Irán redobla su desafío nuclear
Teherán anuncia un plan para construir 10 plantas de enriquecimiento de uranio - Estados Unidos advierte al régimen iraní que "el tiempo se está agotando"
El Gobierno iraní aprobó ayer la construcción de 10 nuevas plantas de enriquecimiento de uranio, según anunció la televisión estatal. La decisión constituye un claro desafío a la comunidad internacional, justo dos días después de que el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) amonestara a Irán por estar construyendo una segunda instalación de esa naturaleza a las afueras de Qom. "Sin duda, eso acelera la pendiente por la que Teherán se está deslizando. Están jugando con fuego", advirtieron fuentes diplomáticas europeas consultadas por este diario.
La Casa Blanca reaccionó indicando que "el tiempo se está agotando para que Irán despeje las inquietudes de la comunidad internacional sobre su programa nuclear". El portavoz de la presidencia de EE UU, Robert Gibbs, observó que, de concretarse, el programa sería una "nueva violación seria de las obligaciones impuestas por el Consejo de Seguridad de la ONU y otro ejemplo de la voluntad de Irán de aislarse".
El nuevo proyecto se presenta tras la última resolución de condena de la ONU
El Consejo de Ministros iraní, reunido bajo la presidencia de Mahmud Ahmadineyad, ha ordenado a la Organización de la Energía Atómica de Irán que inicie la construcción de las 10 nuevas plantas. Ahmadineyad, que acababa de regresar triunfante de una gira por América Latina, dijo que su país necesita 20.000 megavatios más y que para ello debe producir entre 250 y 300 toneladas de combustible nuclear al año. La planta de enriquecimiento de uranio de Natanz, la única en funcionamiento conocida, ha producido 980 kilos en el último año y 1.763 desde que se puso en marcha, pero sólo tiene activas 4.000 centrifugadoras de las 50.000 proyectadas, según datos del OIEA.
A ese ritmo necesitarían 500.000 centrifugadoras, las máquinas en las que se enriquece el uranio hasta convertirlo en combustible nuclear, que sirve tanto para hacer funcionar una central eléctrica como para fabricar una bomba atómica. Sin embargo, Ahmadineyad anunció que han diseñado modelos más potentes y podrán obtener el mismo resultado con menos aparatos.
"Las nuevas plantas tendrán el mismo tamaño que el principal complejo de enriquecimiento, en Natanz, y las obras comenzarán durante los próximos dos meses", informó PressTV. Ese extremo y el anuncio de que ya tienen decidido el emplazamiento de cinco de las nuevas instalaciones hace sospechar que la medida estaba prevista con anterioridad.
"No puede ser improvisado, pero anunciarlo después de la resolución del OIEA del viernes significa que han decidido tirarse al precipicio y llevarse por delante cualquier posibilidad de negociación", reaccionaba con incredulidad una fuente diplomática europea cercana a las conversaciones nucleares que se han mantenido con Irán desde el descubrimiento de su programa secreto en 2002. Además, el miércoles, el Gobierno va a estudiar la posibilidad de producir el uranio enriquecido al 20% que necesita para su reactor de investigación médica. Irán ha rechazado la propuesta internacional de recibir este combustible a cambio de enviar al exterior su uranio, sólo enriquecido al 3,5%.
Los observadores coinciden en señalar que se trata de una pataleta tras el tirón de orejas internacional, al igual que ya sucedió en 2006 cuando el OIEA envió el caso iraní al Consejo de Seguridad por primera vez. Como en aquella ocasión, el Parlamento ha blandido la amenaza de reducir la cooperación con ese organismo, y 226 de los 290 diputados firmaron una carta en la que exigen al Gobierno medidas a tal efecto.
No está claro cómo Teherán puede reducir aún más una cooperación a la que está obligado por su firma del Tratado de No Proliferación (TNP) y que, según su representante ante el OIEA, Ali Ashghar Soltanieh, no va a denunciar. En 2006, una iniciativa similar del Parlamento se tradujo en que dejó de aplicar el Protocolo Adicional al TNP, un compromiso que permite las inspecciones sin advertencia previa. Irán es el único país con un programa de enriquecimiento que no lo acepta. Entonces, el Gobierno iraní se descolgó con un plan para construir 19 centrales nucleares.
Pero tanto o más que la condena internacional, a Irán le ha dolido el respaldo chino y ruso a la resolución. "No han sido sinceros", se quejaba ayer Mostafa Kavakebian, miembro de la comisión de Exteriores del Parlamento. El diario Iran News se preguntaba si aún les pueden considerar aliados. "Los dirigentes iraníes han invertido mucho en China y Rusia los últimos años, pero ambos países siempre se han aprovechado de Irán para sus propios intereses", decía en un editorial.
Dos meses de creciente tensión
- 25 de septiembre. Barack Obama, Gordon Brown y Nicolas Sarkozy, reunidos en Pittsburgh para una cumbre
del G-20, revelan la existencia cerca de la ciudad iraní de Qom de una instalación secreta (en fase de desarrollo) para el enriquecimiento de uranio.
- 1 de octubre. La voluntad de diálogo de Obama se concreta. Representantes de EE UU, China, Rusia, Francia, Reino Unido y Alemania se reúnen en Ginebra con enviados del Gobierno de Teherán. Irán se muestra dispuesto a aceptar un esquema según el cual enviaría el 75%de su uranio de bajo enriquecimiento (al 3,5%) a Rusia y Francia para que estos países se lo devuelvan elevado al 20%, una gradación idónea para alimentar un reactor de Teherán que produce isótopos médicos.
- 18 de noviembre. Irán anuncia que no enviará su uranio al extranjero, y que aceptaría un canje sólo en su territorio.
- 27 de noviembre. El organismo nuclear de la ONU adopta una resolución de condena a Irán por haber construido en secreto la planta de Qom y pide que Teherán pare su desarrollo. El texto es aprobado por 25 votos a 3, con el respaldo de China y Rusia.
- 29 de noviembre. Irán eleva su desafío anunciando planes para construir 10 nuevas plantas de enriquecimiento.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.