Craig Venter busca genes en aguas del Mediterráneo
El científico, uno de los padres del proyecto genoma humano, rastrea los mares en busca de nuevos microbios, cuya información genética servirá para diseñar formas de vida sintética
Craig Venter, uno de los padres del proyecto genoma humano, está surcando los mares de los cinco continentes con el Sourcerer II. Busca nuevos microbios. Su información genética servirá para conocer mejor la biodiversidad y diseñar nuevas formas de vida sintética. La embarcación acaba de atracar en el puerto de Barcelona, su primer destino para explorar las aguas del Mediterráneo. Cuenta con la colaboración de científicos españoles, algunos del CSIC.
Hasta ahora, los exploradores de Venter, equipados con material de secuenciación avanzado, han caracterizado 20 millones de genes procedentes de microorganismos marinos, algunos responsables de transformaciones bioquímicas que juegan un papel fundamental en el ciclo de la vida en la tierra. "Esperamos entender mejor la biodiversidad, ya veremos si encontramos aplicaciones", explica Venter, que durante su escala marítima participa en el Congreso Europeo de Biotecnología que del 13 al 16 de septiembre reúne en Barcelona a mil científicos.
Otros proyectos han demostrado que con la capacidad de fotosíntesis de algunos microorganismos se puede generar combustible o secuestrar dióxido de carbono para después convertirlo en plástico. "El problema es de escala, el desafío consiste en llegar a producir los billones de combustible que necesitamos", apunta Venter.
Vida sintética
El descubrimiento de nuevos genes marinos servirá para alimentar otro de los grandes proyectos de Craig Venter: crear vida sintética en el laboratorio. Por el momento, sus investigaciones se han centrado en un género de bacterias, los micoplasmas, con un reducido número de genes y, por lo tanto, ideales para estudiar el mínimo número de material genético necesario para conseguir vida. Venter ha conseguido ensamblar fragmentos de su ADN dentro de otro organismo, la levadura. Haciendo un símil, el logro de Venter está en conseguir que la levadura funcione como taller donde montar las piezas genéticas.
Sin embargo, los fragmentos de ADN proceden de la bacteria, no son sintéticos. En ello se centran ahora sus esfuerzos. "Antes de acabar el año crearemos vida sintética", anunció Venter, quien acto seguido reconoció que el año pasado, al presentar sus primeros resultados, dijo lo mismo.
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