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Reportaje:

"De pequeña empapelé la pared con Marilyn Monroe"

Sophie Auster, hija del novelista estadounidense, actúa mañana en Madrid en los festejos de La Noche de los Libros

A veces las casualidades inquietan por su precisión. El pasado viernes, mientras la escritora Siri Hustvedt recitaba en el Instituto Cervantes de Nueva York versos recién traducidos al español de su poemario Leer para ti, su hija Sophie Auster volaba hacia Madrid para cantarle a los libros. La Real Casa de Correos acogerá mañana, con motivo de las celebraciones de La Noche de los Libros, la voz de esta adolescente que creció arrullada por la literatura. Su madre escogía cuentos con los que ayudarla a soñar cada noche, mientras su padre, el escritor Paul Auster, se emocionaba al ver a las dos mujeres de su vida entregadas a sus incursiones literarias compartidas.

Nunca le leyó sus propias obras, ni las de su marido. Prefirió que Sophie las descubriera sola. Y lo hizo, pero hace no mucho. Dos años atrás, en su casa de Brooklyn, Sophie confesaba tranquila no haber abierto aún ninguno de los libros de sus padres, dos de los más reputados escritores estadounidenses de este siglo. Pero en la vida de una adolescente, dos años es mucho tiempo y no sólo ella es distinta, todo a su alrededor lo es. "Antes no tenía edad para entenderlos. Ahora sí. In the country of last things (de Auster) es de lo mejor que he leído en mi vida", exclama.

"El próximo álbum tendrá letras mías e influencias de Tom Waits y Kurt Weill"

El encuentro ya no se produce en su casa familiar sino en la oficina de su discográfica estadounidense, Supervision, en el barrio de Tribeca, en Nueva York. Con las aceras bullendo tras la llegada tardía de la primavera, Sophie Auster, de 19 años, se mimetiza perfectamente entre neoyorquinas, entregadas este año como ella al revival de los vaqueros negros de pitillo, la chupa de cuero y los tacones afilados para profesionales del equilibrismo.

Las dos maletas a sus pies delatan su inminente viaje a un país que ya la ha recibido al menos seis veces. Algunas como acompañante de la primera estrella de apellido Auster, su padre, con quien estuvo en Oviedo el pasado año con motivo de la entrega del Premio Príncipe de Asturias. Otras veces a la que acompañaban es a ella. Piano, guitarra, bajo, batería y acordeón envolviendo su voz aterciopelada -pero aún a la búsqueda de personali-dad- sobre los escenarios de Madrid y Barcelona, en los que presentó su álbum homónimo el pasado año.

Mañana será la última vez que Sophie interprete los temas de un disco musicalmente de aire "cabaretero y melódico", según su propia definición y cargado de letras salidas de poemas de Paul Verlaine, Guillaume Apollinnaire e incluso del propio Paul Auster. "Ya estoy preparando mi siguiente álbum, con letras mías e influencias musicales más cercanas a Tom Waits y a Kurt Weill. No quería revisitar el anterior pero en Madrid hay 'tan buen rollo' que decidí aceptar la invitación antes de cerrar un capítulo".

Durante el viaje se entrevistará también con un director español cuyo nombre mantiene en secreto y con el que podría filmar una película. Porque además de cantar con una elegancia que la ha convertido en una de las artistas predilectas en Francia -su disco no se ha editado en Estados Unidos-, Sophie Auster también es actriz. Hace un mes Nueva York pudo contemplar su madera de estrella durante la presentación de The Inner Life of Martin Frost, un filme firmado por su padre en el que actúa junto a Michael Imperioli, David Thewlis e Irene Jacob y que en España se presentará en el próximo Festival de San Sebastián. Sophie, que interpreta a un personaje que se ha escapado de un libro, devora la pantalla con esos ojos de aire felino heredados del escritor y esos rasgos de belleza nórdica robados a su madre.

"Es lo que siempre he querido hacer, cantar y actuar. Es una pulsión interna. De pequeña empapelé la pared con Marilyn Monroe. Después me enamoré de Shirley MacLaine y Jean Moreau. Estudié canto y música y actué en todas las obras del colegio. La película Washington Square, de Agnieszka Holland, fue mi primer rodaje: me limité a corretear. Era un niña. También aparecía en Lulu on the bridge (otra película de su padre). Pero ha sido The Inner Life of Martin Frost la que yo considero mi primera experiencia seria en cine. Y me ha encantado". Pero no se le ha subido a la cabeza. "No quiero acelerarme. Soy muy joven y tengo que seguir aprendiendo pero no me imagino a mí misma haciendo otra cosa".

Crecer con gente como Lou Reed o Kevin Spacey pasándose por su casa a tomar café le dio una cultura "extra" de la que sólo ha sido consciente ahora que estudia "por placer" -Historia del Cine, Literatura Francesa y Psicología- en el ultraizquierdista Sarah Lawrence College.

Sophie Auster, en una imagen de promoción.
Sophie Auster, en una imagen de promoción.

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