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Escándalo en Reino Unido

De los créditos 'blandos' al descrédito laborista

El caso de la venta de distinciones empezó cuando la comisión encargada de evaluar las propuestas de nuevos lores detectó que cuatro candidatos presentados por los laboristas habían financiado antes al partido.

Luego se supo que el tesorero del partido no estaba al corriente de las operaciones, tramitadas como créditos blandos de carácter comercial y que no tenían el rango legal de donaciones y podían, por lo tanto, mantenerse en secreto.

Pero de los créditos se pasó pronto al descrédito. Tras una denuncia presentada por un diputado nacionalista escocés, la policía abrió una investigación.

Durante meses pareció que Scotland Yard no se lo tomaba muy en serio y que todo quedaría en nada. Pero en julio del año pasado, la policía arrestó a lord Michael Levy, principal recaudador del Partido Laborista, amigo personal de Tony Blair y con plena autonomía respecto al aparato del partido.

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Levy fue interrogado bajo caución y luego dejado en libertad bajo fianza, aunque hasta ahora no ha sido acusado de nada. Esta semana ha sido interrogado de nuevo.

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Durante meses se sucedieron los interrogatorios de políticos y funcionarios, casi siempre como meros testigos. Entre ellos, el anterior líder conservador, Michael Howard.

Todos los ministros laboristas durante la campaña electoral de 2001 han presentado una declaración escrita acerca de lo que sabían de la supuesta venta de distinciones.

La temperatura política aumentó drásticamente el pasado 14 de diciembre, cuando la policía interrogó casi a hurtadillas al primer ministro Tony Blair, en calidad de testigo.

Volvió a subir el 19 de enero, cuando fue interrogada Ruth Turner, ayudante de Blair en Downing Street, por la venta de distinciones y supuesta obstrucción a la justicia. El termómetro político londinense alcanzó ayer su máxima cota al ser interrogado Blair otra vez.

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