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La OTAN debate su nuevo papel en el mundo

España descarta ceder el control de las tropas españolas

El Gobierno rechaza el envío de más soldados o el despliegue en el sur de los que ya hay

El Gobierno español dejó ayer claro en Riga que no cederá ni un ápice del control de sus tropas en Afganistán, aunque admitió que éstas sí estarán abiertas a cooperar fuera de su zona de acción para atender situaciones de emergencia. Pero sólo el mando español podrá decidir qué es una emergencia y la consiguiente intervención de su fuerza, precisó el ministro de Defensa, José Antonio Alonso, que anticipó estas ideas a los periodistas.

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El ministro de Defensa, José Antonio Alonso, que anticipó estas ideas a los periodistas, limitó, de hecho, las hipotéticas emergencias admisibles al rescate y atención médica de soldados de otros países heridos o enfermos, al tiempo que descartó la posibilidad de acudir en apoyo de otras unidades con problemas de combate.

Tampoco ocultó el ministro el mensaje político implícito en esta posición, que sitúa a España en el rechazo más firme de las peticiones de EE UU, Reino Unido u Holanda de que los 35.000 soldados de la OTAN y los 10.000 estadounidenses que hay en Afganistán aumenten en número, se integren más y se repartan mejor el esfuerzo. El mensaje incluye el rechazo a que tales objetivos se logren por la vía de las llamadas emergencias y reza que no se puede confundir la operación antiterrorista Libertad Duradera iniciada por Washington con la tarea que realizan los aliados bajo mandato de la ONU.

"El encargo de Naciones Unidas consiste en ayudar al Gobierno afgano a controlar su territorio y desarrollar unas instituciones viables. La operación militar tiene como objetivo asegurar la reconstrucción civil", insistió Alonso. Un alto funcionario español comentó: "Si estuviéramos allí por pelear, no lo entenderían ni los afganos ni nuestra opinión pública".

El ministro desarrolló otros argumentos operativos en apoyo de la posición que España está defendiendo en esta cumbre, aunque el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, se limitara anoche, en la cena de los 26, a hacer un discurso diplomático en el que reafirmó su confianza en el futuro de la alianza. Frente a la demanda de más efectivos, Alonso recordó que España, con sus más de 700 soldados, es ya el octavo contribuyente en tropas a las operaciones en Afganistán. "Poco más se nos puede pedir", dijo.

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Para sustentar la negativa española a desplegar parte de sus efectivos en el sur razonó que el contingente español, desplegado en el oeste, tiene la dimensión precisa para las funciones de apoyo a la reconstrucción que realiza, por lo que no resulta lógico reducirlo en su zona, y menos cuando, según reiteró Alonso, el riesgo de ataques aumenta. "Sería como desvestir a un santo para vestir a otro", señaló, y añadió que mandar un centenar de efectivos donde hay más de 7.000 tampoco serviría para mejorar las cosas.

El ministro de Defensa anunció, por otro lado, que el Gobierno español es partidario de que los 760 soldados que tiene en Kosovo sigan allí -habló de unos seis meses- después de que la ONU fije el estatuto del enclave. Además, se mostró esperanzado y satisfecho de que la Alianza apruebe hoy la financiación conjunta de las operaciones de su Fuerza de Respuesta.

Alonso se declaró igualmente convencido, como otros miembros de la delegación española, de que la Alianza de Civilizaciones promovida por Zapatero junto al primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, merecerá hoy un reconocimiento expreso de la cumbre en las conclusiones generales, y no sólo en un informe interno sobre terrorismo, donde se la relacionaba con la política de partenariado.

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