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Un estratega muy discreto

Jean-Louis Gergorin, vicepresidente del grupo aeronáutico EADS, padece, con 60 años, su primera tormenta mediática. Está acusado de ser "el cuervo", el acusador anónimo. Quienes le conocen, incluidos sus enemigos, son unánimes. Es "brillantísimo", "excepcional", "fulgurante", "vertiginoso"...

Sólo hay una foto de él que circula en los periódicos: un perfecto cliché del personaje de los tebeos de Tintín, el profesor Tornasol, los ojos azul pálidoy gafas de miope.

La paradoja de Gergorin es que conoce a todo el París ministerial, la crème diplomática, pero no se deja ver. En la ENA -la prestigiosa Escuela Nacional de Administración- se mantuvo distante de los futuros ministros de su promoción, como Laurent Fabius, Alain Juppé o Dominique Perben, y de los grandes empresarios.

En 1979, el Ministerio de Exteriores le puso al frente del Centro de Análisis y Previsiones, donde fichó a un joven diplomado de la ENA, Dominique de Villepin.

En septiembre de 1984, Gergorin sorprendió a todo el mundo con su entrada en el grupo industrial Matra. Fue uno de los actores principales de la fusión de Matra con el grupo alemán Dasa y el español CASA, lo que dio lugar al grupo EADS. Desde entonces, Gergorin aspira a suceder al histórico dirigente Jean-Luc Lagardère.

La semana pasada, Gergorin dio una clase en el Instituto de Estudios Políticos de París. La lección se llamaba El papel de la información en todas sus formas, de la inteligencia a los medios, en la gestión de los conflictos en el siglo XXI. Gergorin dijo a sus alumnos: "Estamos justo en ello".

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