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Un grupo de fanáticos zarandea a Orhan Pamuk en la vista en que iba a ser juzgado

El tribunal aplaza el juicio en un tenso clima en el que una europarlamentaria fue golpeada

El tribunal encargado de juzgar al autor turco Orhan Pamuk retrasó ayer la vista hasta el 7 de febrero. El escritor -acusado de "ultraje" a la nación turca- fue zarandeado y golpeado por un grupo de ultras que llegó a las puertas de la sala y que a la salida tiró huevos contra su coche. También fue golpeada una diputada británica que había llegado a Estambul con un grupo de parlamentarios europeos para apoyar al escritor. El aplazamiento del juicio dejó "desolado" a Pamuk y provocó una gran decepción entre los observadores de la UE, que reclamaban el sobreseimiento del caso y que amenazaron con romper las negociaciones con Turquía para incorporarse a Europa.

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"Delito de opinión"

En una breve sesión, los jueces informaron del retraso del juicio, ya que, dijeron, están a la espera de la autorización pertinente del Ministerio de Justicia. El ministro de Justicia, Cemil Cicek, declaró en una entrevista publicada ayer que está a su vez a la espera de recibir el sumario para "estudiarlo a fondo. No se trata únicamente de decir sí o no".

Mientras los jueces informaban del retraso, los manifestantes gritaban en el exterior de la sala sus eslóganes contra el escritor y un grupo de varios extremistas forcejeaban con la policía, provista de metralletas y chalecos antibalas.

Poco antes, cuando Pamuk se dirigía a la sala, una mujer llegó a golpearle en la cabeza con una carpeta. Era uno de los manifestantes, estimados en un centenar, que lograron llegar hasta la puerta de la sala con pancartas en las que podían leerse, entre otros lemas, "Hijo de misionero", "Intelectual vendido al Occidente cristiano" y "Traidor a la nación".

Pero no solamente sufrió agresiones Pamuk; también las sufrieron los miembros de una delegación de parlamentarios europeos que viajaron a Estambul para apoyarle y que intentaron ayudarle en su recorrido hacia el tribunal. Según contó a los periodistas Camiel Eurlings, miembro de la delegación de europarlamentarios, la diputada europea por el Reino Unido Denis McShane también fue golpeada en la cara por un abogado presente en la sala, no implicado en el proceso de Pamuk, sino en otro del mismo juzgado y miembro de un grupo de letrados que protestó por la presencia de observadores extranjeros.

A la salida del tribunal, algunos manifestantes se lanzaron sobre el coche de Pamuk para intentar impedir que avanzara, haciendo el signo de la organización de extrema derecha Lobos Grises y tirándole huevos. Dos personas fueron detenidas, según informó CNN-Türk.

El escritor se mostró después "desolado" por la marcha de los acontecimientos. "No es bueno para Turquía ni para nuestra democracia que los procesos que conciernen a la libertad de expresión -que en ningún caso deberían tener lugar- se prolonguen en el tiempo", afirmó en un comunicado difundido por su editorial.

La decisión del tribunal y del Gobierno turcos fue muy criticada por los observadores europeos. El diputado Joost Lagendijk amenazó incluso con romper las negociaciones de adhesión de Turquía a la UE. "El Gobierno ha perdido una ocasión de poner fin a este proceso. Si hay un nuevo juicio de esta clase, la negociación se romperá. Turquía tendrá problemas muy graves".

Orhan Pamuk fue acusado, tras la publicación de unas declaraciones el pasado mes de febrero en Suiza, de "ultrajar deliberadamente la identidad turca y violar la ley" al criticar la política del Gobierno turco con las minorías nacionales y referirse a la matanza de armenios sublevados contra el Imperio Otomano durante la I Guerra Mundial. Las palabras de Pamuk provocaron la ira de los ultranacionalistas. "Un millón de armenios y 30.000 kurdos fueron asesinados en estas tierras, pero nadie se ha atrevido a contarlo", afirmaba Pamuk. El autor fue acusado de "insultar a la nación turca" y podría ser condenado hasta a tres años de prisión.

Los eurodiputados pidieron ayer en Turquía que se revisen las leyes de tal manera que nadie pueda ser perseguido por expresar sus opiniones, siempre que éstas no inciten a la violencia.

Orhan Pamuk, en el centro, mientras se dirigía, escoltado por sus abogados y la policía, al edificio del tribunal donde iba a ser juzgado.
Orhan Pamuk, en el centro, mientras se dirigía, escoltado por sus abogados y la policía, al edificio del tribunal donde iba a ser juzgado.REUTERS
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