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Un ataque de radicales islámicos causa docenas de muertos en el Cáucaso ruso

Un grupo de guerrilleros asalta a tiros la capital de la república de Kabardino-Balkaria

Extremistas islámicos perpetraron ayer ataques simultáneos contra una serie de edificios públicos de Nálchik, capital de Kabardino-Balkaria, república rusa del norte del Caúcaso. El número de atacantes oscila, según las diferentes fuentes, entre 60 y 300, mientras que las víctimas mortales se sitúan entre 44 y 85. Las acciones de los fundamentalistas -vinculados a los separatistas chechenos, según las autoridades- comenzaron cerca de las nueve de la mañana (las siete en España peninsular) y tuvieron como blanco las sedes del Ministerio del Interior y del Servicio de Seguridad y varias comisarías.

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A pesar de que varias decenas de extremistas armados hasta los dientes lograron entrar sin ser detectados hasta el centro de Nálchik y atacar edificios clave de la ciudad, las autoridades se muestran satisfechas por la eficacia con las que, según ellos, reaccionaron las fuerzas del orden.

Las cifras oficiales dadas a conocer al anochecer por el primer vicefiscal general, Vladímir Kolésnikov, que fue enviado urgentemente de Moscú a Nálchik para investigar los sucesos, rebajaba tanto la cifra de víctimas mortales como la de los asaltantes. Kolésnikov señaló que en los ataques a la capital de Kabardino-Balkaria habían participado entre 80 y 100 hombres, de los cuales 17 fueron capturados y 61 eliminados. Además, perecieron 12 policías y otros tantos civiles, según Kolésnikov, quien informó de la existencia de dos focos de resistencia. Uno estaba en la Comisaría Número Tres, donde siete presuntos wahabíes se habían atrincherado, dos de los cuales estaban heridos. Otro par de fundamentalistas se encontraban bloqueados en una tienda del centro de Nálchik. La oficina de la presidencia de Kabardino-Balakaria confirmó el número de extremistas muertos y tomados prisioneros.

Kolésnikov dijo que los extremistas habían atacado nueve edificios simultáneamente, entre los que no figuraba el aeropuerto, a pesar de las informaciones que llegaban en este sentido desde Nálchik. A las dos de la tarde, todos esos edificios ya habían sido liberados por la policía y los soldados, afirmó el vicefiscal general, y la situación paulatinamente volvía a estar en manos de las autoridades. El aeropuerto permanece cerrado y bajo la protección de los militares. La ciudad también está bloqueada por soldados y carros blindados para impedir la huida de los integristas.

Los dramáticos acontecimientos de ayer tuvieron como preludio el descubrimiento, por parte de la policía, de un escondrijo donde se encontró media tonelada de explosivos, claro indicio de que los extremistas preparaban serios ataques.

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Resistencia feroz

Durante la operación policial para capturar a los dueños del escondrijo, 10 extremistas fueron interceptados anoche en la zona de Bélaya Rechka, en los suburbios de Nálchik. "Al amanecer, la operación para aniquilar a este grupo, que oponía una resistencia feroz, fue reanudada. Y estoy segurísimo de que los ataques a Nálchik están relacionados con ellos. El objetivo era distraer la atención de las fuerzas policiales con el fin de que ese grupo, en el que había un importante dirigente de la clandestinidad extremista, pudiera escapar", informó el primer viceministro del Interior, Alexandr Chekalin, al presidente Vladímir Putin en el Kremlin.

Con el fantasma de la tragedia ocurrida el año pasado en la Escuela Número Uno de Beslán rondando aún por Rusia y especialmente por el Cáucaso del Norte, lo primero que hicieron las autoridades después de comenzados los ataques fue evacuar los colegios. Beslán está a unos 100 kilómetros de Nálchik.

Dmitri Kozak, representante plenipotenciario del presidente ruso en el Distrito Federal del Sur, llegó por la tarde a Nálchik y afirmó que las fuerzas del orden "tenían información previa sobre la amenaza de ataques y atentados terroristas" por parte de los wahabíes. Por ello, "el sistema de órganos del orden público estaba preparado" para enfrentarlos, señaló el virrey del Cáucaso del Norte, mientras que Chekalin aseguró que dicho sistema "funcionó con rapidez, exactitud y eficacia". Lo que en otros países es motivo de dimisión, en Rusia lo es de orgullo.

Entre los que atacaron Nálchik había no sólo habitantes de Kabardino-Balkaria, sino también de las repúblicas adyacentes, como Karacháyevo-Cherkesia, Ingushetia y Chechenia, según las autoridades. La relación con la guerrilla separatista chechena fue confirmada en la página de Internet de Kavkaz-Tsentr, controlada por los partidarios de Shamil Basáyev, donde se informaba de que el grupo formaba parte del ejército rebelde.

Un soldado ruso, junto a un cadáver en una calle de Nálchik, en una foto tomada de la televisión.
Un soldado ruso, junto a un cadáver en una calle de Nálchik, en una foto tomada de la televisión.REUTERS

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