La reina Isabel no asistirá a la boda civil de Carlos y Camilla
La reina Isabel no asistirá el 8 de abril a la ceremonia civil que unirá en matrimonio a su hijo Carlos con su amante de toda la vida, Camilla Parker Bowles, según anunció anoche el palacio de Buckingham. La reina sí asistirá a la ceremonia religiosa de acción de gracias que oficiará luego el arzobispo de Canterbury, Rowan Williams. Palacio aseguró que "no se trata de un desaire" a los contrayentes sino de cumplir con el deseo de estos "de que la boda tenga un perfil bajo". Sin embargo el cambio de actitud de Isabel II -que ha dado su consentimiento al enlace, condición imprescindible para que el príncipe de Gales pueda contraer matrimonio- parece relacionado con el escenario en el que finalmente se desarrollará la ceremonia: la casa consistorial de Windsor.
Los contrayentes anunciaron en un principio que la boda se celebraría en el castillo de Windsor, la residencia de asueto de la reina al oeste de Londres. Pero los asesores reales no habían caído en la cuenta de que, si Windsor obtenía una licencia para celebrar allí el matrimonio, durante tres años se vería obligado a ceder los locales a todas las parejas que quisieran casarse allí. Y gratis.
Ese contratiempo legal obligó a Carlos y Camilla a trasladar la boda a la casa consistorial del pueblo y reducir los invitados de 700 a 200. La renuncia de la reina a asistir a la controvertida boda parece relacionado con ese contratiempo, juzgado por muchos como humillante para la estirada y distante casta de los Windsor. Según la agencia Press Association, tanto los hijos de él, los príncipes Guillermo y Enrique, como los de ella, Tom y Laura, sí estarán en el acto.
La reina se unirá a los contrayentes en las plegarias religiosas, que podrán celebrarse tal y como estaba previsto en la capilla de San Jorge de Windsor.
