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ONCOLOGÍA

Nuevas terapias para evitar que el cáncer de mama se reproduzca

La mayoría de las mujeres que padecen cáncer de mama y han superado la menopausia deberían tomar un supresor hormonal conocido como inhibidor de la aromatasa para evitar la recurrencia del tumor. Esta recomendación, realizada por la Sociedad Estadounidense de Oncología Clínica, sólo es aplicable a las mujeres posmenopáusicas que tienen tumores mamarios con receptores de estrógeno, lo cual significa que el estrógeno hace crecer los tumores. La mayoría de los cánceres de mama (entre dos tercios y tres cuartos) son sensibles al estrógeno. Pero los inhibidores de la aromatasa sólo se prescriben a mujeres que ya han superado la menopausia, ya que podrían no ser eficaces en las más jóvenes.

Un grupo de oncólogos recomienda el uso de los nuevos inhibidores de la aromatasa
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Hay tres inhibidores de la aromatasa: el anastrozol (Arimidex), el letrozol (Femara) y el exemestano (Aromasil). Hasta hace poco, a las mujeres con tumores sensibles al estrógeno se les aconsejaba un tratamiento de cinco años con un fármaco más antiguo, el tamoxifeno, que bloquea los efectos del estrógeno y ha demostrado que prolonga la supervivencia en mujeres con cáncer de mama tanto antes como después de la menopausia.

Según la nueva recomendación, las mujeres posmenopáusicas pueden tomar inhibidores de la aromatasa durante cinco años, en vez del tamoxifeno, o cambiar a los nuevos fármacos después de seguir el tratamiento con tamoxifeno. Los expertos reconocen que, de momento, no está claro qué tratamiento es mejor. Pero creen que el tratamiento debería incluir en algún momento un inhibidor de la aromatasa. "El tamoxifeno es el fármaco más importante en la historia de la oncología médica", afirma un oncólogo del grupo de expertos que hizo la recomendación, Harold J. Burstein, del Dana-Farber Cancer Institute de Boston. "Ha salvado muchas más vidas que todo lo que hacemos por los pacientes de cáncer".

Pero, comentó, en años recientes tres estudios de amplio alcance demostraron que los inhibidores de la aromatasa funcionaban tan bien como el tamoxifeno y reducían significativamente las tasas de recurrencia en mujeres que los tomaban después de seguir un tratamiento con tamoxifeno durante dos años. Un informe técnico para médicos sobre el uso de los inhibidores de la aromatasa, que se publicará en enero en The Journal of Clinical Oncology, figura ya en la edición electrónica de la revista (www.jco.org), y hay una guía para pacientes en www.plwc.org. Varios de los médicos que ayudaron a redactar el informe (entre los que no está Burstein) mantenían relaciones económicas con las empresas farmacéuticas que fabrican tamoxifeno o inhibidores de la aromatasa. El informe simplemente formaliza lo que muchos médicos ya estaban haciendo, comenta Burstein.

El grupo de expertos dejó la decisión respecto a cómo y cuándo utilizar los inhibidores de la aromatasa a médicos y pacientes. Los efectos secundarios de dichos fármacos y del tamoxifeno pueden ser un factor importante. Ambos tipos pueden causar síntomas similares a los de la menopausia, como sofocos, sudores nocturnos y sequedad vaginal. Esos síntomas, así como un aumento del riesgo de osteoporosis, fracturas, dolor y rigidez similares a los provocados por la artritis, pueden ser más graves con los inhibidores de la aromatasa, advierte Burstein. Pero, añade, los efectos de los inhibidores de la aromatasa a largo plazo se desconocen. Tampoco se sabe si los tres fármacos inhibidores de la aromatasa son intercambiables.

El tamoxifeno tiene otros efectos secundarios, como pequeños aumentos del riesgo de padecer coágulos sanguíneos y cáncer de útero. Los inhibidores de la aromatasa no parecen compartir esos riesgos. Las pacientes que no toleran un tipo de fármaco pueden fácilmente cambiar al otro, dicen los médicos. "Cada paciente debe escuchar todas las posibilidades y meditar cuál será la mejor", afirma Burstein. "Se va a producir un cambio más amplio hacia los inhibidores de la aromatasa, porque parecen tolerarse mejor; pero la cuestión es cómo medir los efectos secundarios". Las recomendaciones sobre cómo usar ambos tipos de fármacos estarán más claras en los próximos años.

Mientras, los hallazgos sobre los inhibidores de la aromatasa son buenas noticias, especialmente para quienes terminan sus cinco años de tamoxifeno y buscan algo que reduzca el riesgo de recurrencia. Pero todavía no hay datos suficientes sobre cuánto tiempo deberían tomar estos fármacos.

© The New York Times

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