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Dos partidos clave abandonan el Gobierno de Lula en Brasil

Ministros y altos cargos de ambas formaciones se resisten a dimitir

Juan Arias

El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, ha sufrido su primera crisis política con el abandono de la alianza de Gobierno de dos partidos importantes; uno, el Partido Popular Socialista (PPS), es importante porque tiene fuertes raíces históricas en la izquierda del país. El otro, el Partido Movimiento Democrático de Brasil (PMDB), lo es por su fuerza númerica, ya que es el primero en el Senado y el segundo en el Parlamento.

El socialista PPS dice que Lula se ha vuelto conservador y el PMDB quiere más ministerios

Ambos partidos salen del Gobierno divididos en su seno, entre los partidarios de continuar la alianza con el Gobierno de Lula y los que apuestan por recuperar el camino de la libertad para poder presentarse a las elecciones presidenciales de 2006 con un candidato propio y no como acólitos de Lula.

La historia de los dos partidos es muy diferente. Mientras que el Partido Popular Socialista sólo ocupa el Ministerio de Integración Nacional, a cargo del ex candidato presidencial Ciro Gomes, el PMDB ostenta los Ministerios de Comunicaciones y Seguridad Social, así como varios cargos en organismos oficiales, cuyos titulares se han resistido a cesar pese a que así lo recomendó esta semana la dirección del partido.

El PPS, con 23 diputados, 12 senadores y 300 alcaldes, que consiguió cinco millones de votos en las últimas elecciones municipales, era el partido que apoyaba a Lula desde su tradición de izquierda comunista. Capitaneado por un personaje como Roberto Freire, de indiscutible respetabilidad política, sale del Gobierno porque, en expresión de Freire, "el partido estaba perdiendo su independencia apoyando a un Gobierno conservador y continuista".

El PPS tiene en el Gobierno a uno de los ministros más importantes y más fieles a Lula, Ciro Gomes, ministro de Integración. Ahora Gomes tendrá que decidir entre dejar el cargo o salirse del partido. Y tendrá que hacerlo pronto, aunque no hay ninguna fecha fijada. "No necesitamos fijar plazos para que aquellos que están en el Gobierno entreguen los cargos. O se apartan del cargo o se apartan del partido", indicó Roberto Freire.

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Aunque el PPS insiste en que no piensa en pasar a la oposición sino que lo que quiere es "recuperar su camino de libertad", en realidad en los pasillos de la política ya se habla de una posible unión del PPS con el PDT, el partido también de izquierdas del fallecido y carismático Leonel Brizola.

Juntos, el PPS y el PDT, que cuenta con 13 diputados y 3 senadores, formarían un partido medio con capacidad de reforzar la oposición a Lula. Ambos critican la derechización del Gobierno de Lula en el campo económico y la falta de empuje en las políticas sociales.

El PMDB tiene otra historia y otro perfil distinto al del PPS. El PMDB ha sido siempre el partido mayoritario del país, el partido mejor implantado en el territorio, pero nunca consiguió llegar al Gobierno. Fue siempre un satélite de los respectivos Gobiernos. Con 76 diputados, 23 senadores y 150 alcaldías, es el mayor aliado del Ejecutivo y aparece fuertemente dividido entre los llamados gobernistas, los que tienen cargos, y los otros. La lucha ha sido encarnizada.

Sensible al poder y a los cargos, el PMDB se ha quejado siempre de que Lula no le premió en la medida que merecía y le dio sólo dos ministerios: Comunicaciones y Seguridad Social. Por eso, para que no dejaran el Gobierno y conociendo su apetito de poder, Lula les prometió a última hora un nuevo ministerio y hasta la creación de un gobierno de coalición propiamente dicho, en el que hicieran valer la fuerza de sus votos, que fueron 17 millones en las últimas municipales. No sirvió de nada. Dentro del partido, a pesar del apoyo de José Sarney, presidente del Senado, a la tesis gobernista, la mayoría se pronunció a favor de dejar el Gobierno para poder presentarse en 2006 con candidato propio.

Hasta el último momento, los partidarios de quedarse en el Gobierno movieron todas las teclas para invalidar la reunión del partido convocada para ayer para decidir si quedarse o salirse del Gobierno. El partido, presidido por Michel Temer, aguerrido defensor de dejar el Gobierno, insistía en que no deseaban pasar a la oposición sino, como el PPS, "conseguir su libertad".

Los gobernistas, para evitar la reunión de ayer del partido, acudieron a los tribunales y consiguieron que un juez federal invalidara la reunión de ayer minutos antes de comenzar las votaciones. La presidencia del partido recurrió no obstante contra la sentencia y, sin la presencia de los gobernistas, los militantes que acudieron a la cita votaron ignorando la resolución judicial: entre los que asistieron a la reunión, los partidarios de abandonar el Gobierno arrasaron: sumaron 386 de los 396 votos.

En realidad, lo que ayer estaba votando el PMDB era la ruptura del partido. Las previsiones -de no producirse algún golpe de escena final, algo muy propio del PMDB- eran pesimistas para los partidarios de permanecer en el Gobierno. El mismo Lula parecía resignado cuando afirmó que él no iba a intervenir en la decisión interna de un partido.

Ahora sólo le toca a Lula calcular cúantos miembros del PMDB se van a quedar con él y cuántos se van a la oposición, y si el partido de mayores raíces nacionales se va a desintegrar o dará vida a una nueva fuerza política.

El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, en un acto militar, el pasado agosto en Brasilia.
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, en un acto militar, el pasado agosto en Brasilia.AP

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