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El comisario francés fue propuesto para la cartera de Justicia

Carlos Yárnoz

El presidente de la Comisión, José Manuel Durão Barroso, y los líderes del Parlamento Europeo quedaron en evidencia el jueves pasado cuando defendieron públicamente al comisario francés, Jacques Barrot, o alabaron sus cualidades como vicepresidente de la Comisión. Barroso contó a los periodistas ese día, una vez investida la Comisión, que en su momento rogó una y otra vez a Barrot que aceptara la cartera de Justicia, pero que éste se negó. Ahora se sabe por qué, pero la verdad es que Europa estuvo a punto de que su ministro de Justicia fuera un condenado por los tribunales. "Le insistí muchísimo", narró Barroso a los informadores, "porque era mi primera opción para esa cartera". Se distanciaba así Barroso del polémico conservador italiano Rocco Buttiglione, designado para el puesto, pero finalmente apartado por las presiones del Parlamento debido a sus comentarios machistas y homófobos.

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La votación de investidura había estado precedida por un debate en pleno. En su recta final, el euroescéptico británico Nigel Paul Farage no dejó títere con cabeza al repasar a los comisarios designados: el húngaro Lázsló Kovács es "amigo de los dictadores húngaros", el estonio Siim Kallas "estuvo 20 años en el aparato soviético y en corrupciones", el británico Peter Mandelson "fue apartado dos veces de su Gobierno" por conflictos de intereses, la holandesa Kroes "está acusada de mentir en casa" y Barrot "tuvo problemas con la financiación de su partido y fue condenado".

Baladronada

Sonó a una exageración, una baladronada. Los líderes pidieron la palabra para defender a Barrot. "Es indigno tener que oír esto en el Parlamento" porque Barrot "nunca tuvo que responder ante la justicia", dijo Poettering, quien habló porque se lo exigió, fuera de sí, el eurodiputado y ex ministro francés de Justicia Jacques Toubon. El socialista Shulz insistió: "Me sumo a lo de Poettering; no tenemos ninguna duda de la integridad personal de Barrot". Y luego el verde Daniel Cohn-Bendit: "En Francia, todo los partidos..., salvo los verdes, han tenido problemas de financiación, pero es inaceptable lo dicho contra Barrot". Y luego el liberal Watson: "Me duele mucho lo que he oído. El Reino Unido está dando la imagen de los hooligans en esta casa". Y el líder de Izquierda Unitaria, Francis Wurtz: "Todo está permitido, salvo los insultos; Barrot cuenta con toda nuestra solidaridad".

Josep Borrell ofreció entonces a Farage retractarse si no quería asumir consecuencias legales. El euroescéptico dijo: "Eso me suena a amenaza. He hecho una investigación, pero, si se prueba que no es cierto lo que he dicho, retiraré los comentarios y pediré disculpas". Minutos después, la votación arrojó un resultado favorable a la investidura de la Comisión.

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Satisfecho, tras la crisis que se había prolongado durante un mes, Barroso respondió después durante más de una hora las preguntas de los periodistas. Nadie aludió al caso Barrot. Nadie había creído aún a Farage. Y Barroso, menos.

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Sobre la firma

Carlos Yárnoz
Llegó a EL PAÍS en 1983 y ha sido jefe de Política, subdirector, corresponsal en Bruselas y París y Defensor del lector entre 2019 y 2023. El periodismo y Europa son sus prioridades. Como es periodista, siempre ha defendido a los lectores.

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