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Reportaje:EL PAÍS | Novela negra

'Cosecha roja', de Dashiell Hammett

EL PAÍS ofrece el lunes, por 1 euro, la primera obra del escritor norteamericano, el iniciador de la novela negra

José María Izquierdo

Terminaban los felices veinte y se aproximaban los desastres. La década iba a acabar con el crash del 29, y la novela negra iba a tener su fecha oficial de nacimiento: también el 29. No crean, por supuesto, en las coincidencias. 1929 es, justamente, el año en el que un Dashiell Hammett curtido en la vida -había nacido en 1894, y ya contaba con una biografía agitada, en la que no faltaba su paso por la Agencia de Detectives Pinkerton, con el encargo, entre otros, de reventador de huelgas-, tanto como en la narrativa -llevaba años publicando en la popular revista Black Mask- dio a la luz su primera novela larga: Cosecha roja.

De 1929 a 1933, Estados Unidos vivió la tragedia: el producto interior bruto cayó un 30%; la inversión privada, un 90%; la producción industrial, un 30%; los precios agrarios, un 60%, y la renta media de los norteamericanos se redujo en un 36%. El paro creció del 3,2% en 1929 hasta el 25% en 1933. ¿Verdad que no resulta extraño que hubiera escritores -y lectores, que no hay una cosa sin la otra- que pensaran que había que variar el ojo y la mano para escribir otras cosas, y de una manera distinta?

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Es la época, los años treinta, de Faulkner, Steinbeck o Hemingway. Y es el momento de la novela negra, hija atentísima a su época y asesina, nunca mejor dicho, de su inmediato antecedente en el género conocido como policiaco: la novela problema. Dashiell Hammett y Raymond Chandler serán, sin duda posible, los grandes representantes del género. Claro que hay otros nombres importantes, e incluso que pueden gustarnos más -Cain, McDonald-, pero ninguno tiene la relevancia y la fuerza de los dos monstruos.

Es un lugar común recordar cuánto le gustaba Hammett a Malraux o a Gide, por no citar a Cernuda. Siempre se repite que Gide consideraba muy superior a Hammett sobre Hemingway. Como si importara algo la opinión de Gide. Hammett se impone por sí mismo, sin referencias culteranas bastante inútiles.

Más interesante que la opinión del francés puede ser la descripción que hizo Chandler de la obra de Hammett. Vino a decir que "Hammett ha sacado al crimen del búcaro de cristal veneciano y lo ha arrojado a la calle". Buena descripción, como no podía ser menos, de lo que representó la llamada novela negra. Tras los Lupin o los Holmes, y en paralelo con Poirot, empeñados en construir los casos casi como un juego de mesa, con la resolución de quién fue el criminal en el momento clave de su obra, Hammett comenzó a pasear sus novelas por las calles de ciudades, grandes y pequeñas, con el retrato de un mundo distinto que mataba y moría, pero que en muchas ocasiones no era un misterio, ni falta que hacía.

Hammett tiene en su haber, además, una de las curiosidades literarias más inteligentes de este tipo de novelas: el héroe sin nombre. En toda la saga del agente de la Continental, el detective privado que también nos encontramos en Cosecha roja, nunca sabremos el nombre de su protagonista, un peculiar detective que todo lo soluciona a su manera, enfrentando a unos y otros delincuentes, en la oscura ciudad de Personville.

Cosecha roja es una muestra magnífica de la manera de escribir de Hammett, de su fuerza arrolladora en la descripción de escenarios y personajes, y en la intrincada concepción de tramas complejas. He aquí una descripción de las fuerzas policiales de Personville: "El primer guardia que vi necesitaba afeitarse. Al segundo le faltaban dos botones del poco pulcro uniforme. El tercero dirigía el tránsito (...) con un cigarro en la comisura de los labios. A partir de aquel momento dejé de pasarles revista". En cuanto a los personajes, su fuerza es similar: "Elihu Wilsson, el Viejo, fue el dueño de Personville, en corazón, alma, piel y entrañas". Tras citar sus innumerables cargos y posesiones, Hammett concluye así su descripción del personaje: "Aparte de estos bienes, era propietario de un senador de Estados Unidos, de un par de diputados, del gobernador, del alcalde y de la mayor parte de los diputados del Estado".

La tormentosa relación de Hammett, fallecido en 1961, con Lilian Hellman, además de su paso por el Partido Comunista y la cárcel, en la era Mac Carthy, en los años cincuenta, son muy conocidas. Sólo recordar que dejó de publicar novelas en 1934. Otra ¿coincidencia? que nos remite al comienzo de este texto.

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