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La ONU anuncia medidas para poner fin a la grave crisis humanitaria en Sudán

Varias ONG acusan al Gobierno de Jartum de dirigir la 'limpieza étnica' en Darfur

Naciones Unidas actuará inmediatamente para poner fin a la catástrofe humanitaria y a las matanzas en la región de Darfur (oeste de Sudán), anunció ayer a la BBC un diplomático occidental. El Consejo de Seguridad ha analizado un informe realizado por un equipo de la comisión de derechos humanos de la propia ONU en el que describe Darfur como un "reino del terror" y responsabiliza al Gobierno de Sudán de la tragedia.

La crisis tiene cifras: un millón de desplazados, matanzas de civiles, bombardeos y asaltos a los convoyes de ayuda y miles de muertos de hambre o arma de fuego. Las ONG afirman que existe una limpieza étnica dirigida por Jartum.

El presidente sudanés, Omar al Béchir, inmerso en unas negociaciones de paz auspiciadas por Estados Unidos con el Ejército de Liberación del Pueblo de Sudán (cristianos) para poner fin a 21 años de guerra civil, niega las denuncias sobre lo que ocurre en Darfur. Para probar su inocencia, Béchir ha creado una comisión para estudiar esas supuestas violaciones de derechos humanos.

Para Human Rights Watch (HRW) no hay duda de lo que sucede. En un informe de 77 páginas, esta ONG con sede en Nueva York documenta cómo las fuerzas del Gobierno de Jartum han supervisado y participado ayudados por

las milicias árabes janjawid en masacres, ejecuciones sumarias de civiles, incendios sistemáticos y planificados de aldeas para forzar la huida en amplias extensiones de tierras ricas en pastos y habitadas por los fur, masalit y zaghawa.

"No cabe duda de la culpabilidad del Gobierno por los crímenes contra la humanidad en Darfur", asegura Peter Takirambudde, director ejecutivo de la División de África de HRW. "El Consejo de Seguridad de la ONU no debe ignorar estos hechos brutales".

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La población civil se ha concentrado en campamentos improvisados en la periferia de las ciudades, donde apenas les llega comida y agua. Los janjawid realizan incursiones en esos campamentos para violar a las mujeres y saquear con total impunidad, robando la escasa ayuda humanitaria que llega. El Gobierno sudanés restringe el acceso de las ONG y de los medios de comunicación para evitar daños a su imagen internacional, en un momento en que el acuerdo con la guerrilla cristiana del sur y el reparto de la explotación petrolera puede reportarle grandes beneficios.

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