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La detención de un empresario destapa la corrupción política en México

Juan Jesús Aznárez

Los previsibles testimonios del empresario de origen argentino Carlos Ahumada, detenido en Cuba y cuya extradición pedirá México, permitirá adentrarse en las mafiosas alianzas de funcionarios, políticos y empresarios y en la sucia financiación de algunas campañas electorales mexicanas. Ahumada es un pillo que hizo fortuna sobornando en el Distrito Federal (DF), gobernado por el Partido de la Revolución Democrática (PRD, izquierda), pero probablemente podrá enlodar a otros partidos. Como imbécil no es, grabó a sus ávidos cómplices recibiendo el efectivo a cambio de contratas.

El hombre detenido en una casa de la playa de Varadero divulgó las filmaciones cuando consideró que no le cumplieron o cuando un grupo de muñidores le animó a hacerlo para hundir al popular, populista y perredista alcalde capitalino, Andrés Manuel López Obrador, primero en las encuestas para las elecciones generales de 2006. Los delincuentes exhibidos en febrero sobre maletines de dólares, o apostando en Las Vegas, eran subordinados del regidor, pero funcionarios de otras formaciones pueden haber sido filmados por el argentino, dueño de una constructora, de dos equipos de fútbol y editor del diario El Independiente.

Los tres últimos jefes de Gobierno del DF han pertenecido al PRD, que encaja un duro castigo con la difusión de los vídeos de su gente, pues había hecho de la decencia bandera, pero el Partido Revolucionario Institucional (PRI) gobernó la metrópoli durante decenios y el oficialista Partido Acción Nacional (PAN) administró distritos de la gigantesca metrópoli.

"Medio pelo y terciopelo"

Exponente de la estirpe de hombres de negocios latinoamericanos incapaz de crear riqueza sin corromper, Ahumada es un pozo de sabiduría sobre los vericuetos de la corrupción. El senador oficialista Diego Fernández de Cevallos, enemigo del alcalde, figura entre los complotados para organizar el visionado de los vídeos, que causaron un escándalo mayúsculo porque la sociedad mexicana está acostumbrada a los sinvergüenzas, pero nunca los había visto en acción. Según López Obrador, "Ahumada es un corruptor de medio pelo y [Carlos] Salinas es un corruptor de terciopelo". El alcalde sostiene que el ex presidente priísta Salinas (1988-94) está detrás de la operación en su contra.

El empresario huyó del país el 27 de febrero, antes de que un juez dictara orden de detención por lavado de dinero y financiación irregular de campañas electorales. Fue detenido el martes por la policía cubana, en colaboración con la Interpol y las autoridades mexicanas. Era buscado por fraude contra el Gobierno del DF, pues ganó en licitación obras que su empresa no construyó. Ahumada presentó denuncia por extorsión contra algunos funcionarios y políticos de la capital, entre ellos el ex líder de la Asamblea Legislativa local, René Bejarano, estrecho colaborador de López Obrador, inmortalizado en imágenes cuando guardaba en los bolsillos fajos de dólares que no cabían en un maletín repleto.

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