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Reportaje:

Los suicidas palestinos no encuentran el paraíso

El 'kibutz' de Revadim se niega a convertirse en el cementerio secreto de los 'kamikazes'

El kibutz de Revadim se ha negado a convertirse en cementerio secreto de los suicidas palestinos. Las protestas de los granjeros han obligado a las fuerzas de seguridad israelíes a exhumar los cuerpos de nueve terroristas que habían sido enterrados clandestinamente en esta finca agrícola. El incidente ha puesto así al descubierto que, desde el inicio de la Intifada, el Gobierno israelí mantiene secuestrados unos setenta cadáveres de terroristas palestinos, al parecer con la esperanza de convertirlos en moneda de cambio de las futuras negociaciones de paz.

Revadim, medio centenar de kilómetros al sur de Tel Aviv, es un kibutz heroico. Fundado en 1948 por un grupo de socialistas laicos, quedó destruido por las tropas jordanas un año más tarde, para ser definitivamente reconstruido por sus supervivientes en la década de los cincuenta. Ahora este kibutz acaba de plantar cara a las autoridades israelíes porque durante el último año han enterrado de manera clandestina en su cementerio los restos de al menos nueve suicidas palestinos.

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"Lo descubrimos gracias a la indiscreción de un conductor de ambulancias. Los cuerpos presuntamente no identificados, que yacían en una parte de nuestro cementerio alquilado a una funeraria nacional, pertenecían en realidad a los suicidas palestinos. El descubrimiento nos dejó atónitos", explica Gideon Muñiz, de 75 años, maestro de escuela oriundo de Berlín, miembro de la mesa directiva de esta comunidad.

Las primeras investigaciones realizadas por la dirección del kibutz permitieron descubrir, por ejemplo, que una de las tumbas secretas pertenecía a una muchacha palestina de 19 años, Heba Daraghmeh, militante de las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa, que en mayo pasado se suicidó con un cinturón cargado de explosivos en un supermercado de Afula, provocando la muerte de cuatro israelíes y heridas a una treintena.

"Estas averiguaciones nos llenaron también de ira. Entre otras razones, porque herían nuestra sensibilidad. ¿Cómo era posible que los restos de estos enemigos declarados de Israel descansaran junto a los cuerpos de 13 miembros de nuestro kibutz asesinados por las tropas jordanas en los primeros días de la ocupación, cuando trataron de impedir que los soldados destruyeran nuestra comunidad?", se pregunta Shlomo Glikerman, de 57 años, originario de Bruselas.

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Para el resto de los 400 habitantes de Revadim, entre los que se encuentra un buen número de judíos provenientes de Latinoamérica y de los países de la ex Unión Soviética, lo más irritante es sentirse engañados por su propio Gobierno: "Nos ha sorprendido en nuestra buena fe" y "nos ha ocultado la verdadera personalidad de los muertos", afirman.

La revuelta del kibutz de Revadim ha saltado estos días a la primera página de los periódicos y ha inundado las cadenas de televisión local, obligando a las autoridades a replantearse algunas de las medidas adoptadas habitualmente con los cuerpos de los suicidas palestinos, según ha reconocido un representante del gabinete jurídico del Ministerio de Sanidad. El Gobierno se plantea ahora exhumar los restos de todos los kamikazes, unos setenta, para concentrarlos en un lugar neutral, en espera de que llegue la paz, y puedan ser canjeados o devueltos a sus familiares.

Un hombre trabaja en el cementerio de Revadim, al sur de Tel Aviv, donde se hallan enterrados suicidas palestinos.
Un hombre trabaja en el cementerio de Revadim, al sur de Tel Aviv, donde se hallan enterrados suicidas palestinos.F. S.

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