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PREMIO PARA UN POETA PURO

La poesía vibrante de Gonzalo Rojas gana el Cervantes

El autor chileno, de 85 años, se impuso en la final a Juan Marsé por un solo voto

A una semana de cumplir 86 años, Gonzalo Rojas (Lebu, Chile, 20-12-1917) vio reconocida ayer con el Premio Cervantes su obra poética, una obra "libre, inconclusa", que mezcla hondura, espontaneidad y humor, de aspecto juvenil y juguetón y fondo culto y metafísico, no demasiado extensa (apenas 20 libros), en la que el amor es el protagonista, a veces volcado en el erotismo, otras en la muerte.

El premio, dotado con 90.151,82 euros, recayó en Rojas tras una muy reñida votación final con Juan Marsé: el poeta recibió seis votos; el narrador, cinco. "Estoy sorprendido y contento", dijo Rojas por teléfono desde su casa de Chillán, sur de Chile. "Sé que fue una contienda dura, múltiple y desigual, porque había varias personas de mérito. Pero eso me gusta. Un premio llamado Cervantes me honra tanto. Es el tesoro de nuestra lengua, y eso me enaltece a mí y creo que es también propicio para la escritura de América del Sur".

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Por una ley no escrita, el Cervantes suele alternar escritores de uno y otro lado del Atlántico. Hasta ahora había distinguido a 15 autores españoles y a 14 latinoamericanos, y sólo a dos mujeres: María Zambrano y Dulce María Loynaz. El año pasado lo ganó José Jiménez Lozano.

Ayer, el jurado casi en pleno (incluidos algunos partidarios declarados de Marsé, como Rosa Montero o Fernando Sánchez Dragó) compareció junto a la ministra Pilar del Castillo para anunciar el fallo a la prensa (cosa poco habitual), y el presidente, Víctor García de la Concha, resumió el sentir general al decir: "Rojas es un poeta extraordinariamente importante, un maestro para muchos jóvenes poetas. La pena es que no podíamos conceder dos premios porque las votaciones han sido muy reñidas y había candidatos excelentes".

El director de la Academia chilena, Alfredo Matus, que presentó la candidatura del ganador, definió a Rojas como "un poeta pleno, intrínsecamente poeta, químicamente puro, gran creador de lenguaje".

Allí estaba también Jorge Edwards, otro compatriota, que destacó su "lirismo puro y muy profundo, relacionado con la infancia y la memoria, el sur de Chile, esa región dramática de las minas; su poesía es de una intensidad muy sostenida, y Rojas es sin duda el más hispano de los poetas chilenos".

La decisión pareció conformar a casi todos. Como dijo Rosa Montero, "algunos queríamos que ganara Marsé porque sentimos que se lo debemos, que se le debe este premio, pero Rojas es un poeta de talla indiscutible".

Jiménez Lozano subrayó su "veta desconcertante, que recuerda a César Vallejo", y Gregorio Salvador recordó la visita de Rojas a Madrid en octubre pasado, al I Encuentro Internacional de Poesía, organizado por la Residencia de Estudiantes y la Casa de América: "Entusiasmó a todo el mundo, tiene mucho gancho".

Hijo de un minero, Rojas creció poéticamente bajo la alargada sombra de Pablo Neruda. Como el gran desmitificador que es, suele bromear a menudo sobre el autor de Residencia en la tierra: "Gonzalo no es malo, pero escribe poquito'. Eso dijo Neruda de mí, y yo le mandé decir de vuelta: 'Díganle a don Pablo que él es un verdadero genio, pero que escribe demasiadito".

Rojas ha compaginado su tarea literaria con la docencia en las universidades de Santiago de Chile, Caracas y Utah. Fue diplomático con el Gobierno de Salvador Allende en China y Cuba, y se exilió de su país (Alemania del Este, Venezuela...) tras el golpe de Estado de Pinochet, del que ahora se cumplen 30 años.

Escritor lento -"lentiforme, de los que no se apresuran", dice-, Rojas bebe a medias en el lenguaje popular y el culto: "Soy un poeta de la oralidad".

Quizá por eso administra sus libros con racanería clásica, aunque ahora tiene listo un tomo de 200 páginas titulado Del amor loco, "un homenaje al Arcipreste de Hita y a Breton, al que conocí un poco en los años cincuenta".

¿Amor loco a los 85? "Cuando el poeta anda bien, todo funciona. Si el seso funciona, el sexo también. No hay riesgos, a uno ya no lo llama la insistencia fisiológica del adolescente. Y el amor es otra cosa, la lírica preciosa y germinante, la urdimbre de lo femenino y lo sensual con lo sagrado. Pero yo estoy lejos de la pornografía y las trampas sucias. Nunca se trata del derramamiento en poesía, nunca".

Poeta metido a personaje (y al revés), Rojas juega en su obra con muchas caras y apariencias distintas: metafísico, erótico, surrealista, negro, vallejiano, místico, desinhibido, disidente, cachondo... Antes del Cervantes ganó, entre otros, el Premio Reina Sofía de Poesía y el Nacional de Literatura de Chile, ambos en 1992, pero él sabe distanciarse: "El humor dura más que todo, como se ve en este ejemplo: ahí va Neruda, con 19 años, diciendo: 'Puedo escribir los versos más tristes esta noche'. Llega uno y dice: 'Bueno, ¿y qué?".

Gonzalo Rojas.
Gonzalo Rojas.ULY MARTÍN
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