Rusia quiere que el borrador sobre Irak otorgue más poder a la ONU
Rusia pareció sumarse ayer a las críticas expresadas por Francia y Alemania sobre el proyecto de resolución estadounidense sobre Irak. El texto, dijo su ministro de Exteriores en unas declaraciones extraordinariamente ambiguas, necesita otorgar un mayor papel a Naciones Unidas.
Una vez más, el Consejo de Seguridad de la ONU, que se reunió por primera vez para examinar el borrador, vuelve a vivir, aunque con menos acritud, las diferencias de antes de la guerra. La negociación va para largo.
Vuelta a clase. En los pasillos de la ONU se respiraba un cierto aire a déjà vu. Mismo tema, misma aula y mismos enfrentamientos, aunque con algunos nuevos alumnos (Gran Bretaña, Chile y Siria tienen nuevos embajadores). La primera sesión del Consejo de Seguridad sobre la nueva propuesta de Estados Unidos sobre Irak sirvió esencialmente para tantear el terreno. Mientras, en las capitales, los ministros de Exteriores intercambiaban primeras opiniones y primeras diferencias sobre la resolución que Washington hizo circular el pasado miércoles. Rusia, que en un primer momento aplaudió la iniciativa estadounidense, indicando incluso que estaría dispuesta a mandar tropas a la zona, fue ayer algo más dura. Desde Tashkent, el jefe de la diplomacia rusa, Ígor Ivanov, aseguró que la resolución necesitaba "ser muy trabajada" aunque también indicó que "a primera vista, esta iniciativa merece toda nuestra atención, puesto que refleja los principios que hemos defendido".
Cambio de actitud
Ivanov dijo estar sorprendido por el optimismo expresado por algunos responsables en Washington sobre los acontecimientos en Irak. "La situación no va mejor, empeora cada día". Lo cierto es que si se confirma el cambio de actitud ruso, esto añadiría incertidumbre al inicio del nuevo debate.
Hasta ahora, las reacciones han sido muy diversas. París y Berlín piden un mayor papel de la ONU, una clara definición de sus funciones y un rápido traspaso de poderes al Gobierno iraquí. Países como China, México o Chile, han acogido el texto con cautela, calificándolo de positivo. Su homólogo Jack Straw, se mostró confiado en conseguir rápidamente el apoyo del Consejo. "Soy optimista. Algunos socios dicen que la resolución no va lo suficientemente lejos, pero todo el mundo reconoce que es un paso significativo en la buena dirección".
El texto estadounidense, redactado en un tono bastante más conciliador que los anteriores, crea una fuerza multinacional, bajo el mando de Washington, y pide fijar un calendario para redactar una Constitución y celebrar elecciones. "El ambiente es bueno, pero esto va para largo. La resolución no se va a aprobar ni mañana ni pasado. Todos los países quieren aumentar el papel de la ONU, pero estamos lejos de un acuerdo. EE UU no tiene mucho margen de maniobra", afirmó un diplomático.
