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La última novela de Martin Amis provoca un vendaval de críticas

'Yellow dog', que mezcla múltiples historias, se presenta como una "comedia pos 11-S"

Pocas veces un libro de Martin Amis ha salido a la calle con discreción. Pero la publicación hoy en el Reino Unido de Yellow dog, su primera novela tras La información (1995), ha batido todos los récords. Semanas antes de que se pusiera a la venta, el escritor Tibor Fischer la calificó de "terrible", y periódicos británicos pusieron en duda que fuera preseleccionada para el prestigioso Premio Booker. Las críticas que se han publicado estos últimos días se han dividido entre partidarios y detractores de Amis. Él asegura que ya no las lee. Ni las buenas ni las malas.

Yellow dog entró en la lista previa de candidatos al Premio Boo-ker a mediados de agosto, dando un respiro a Martin Amis (Oxford, 1949), en medio de una tormenta de violencia inusitada. Ahora, está pendiente de acceder a la lista definitiva de finalistas, que se dará a conocer este mes. Pero las críticas a la novela y una serie de artículos donde se ha desmenuzado la trayectoria de Amis hasta la última coma han vuelto a poner en evidencia que el autor de Dinero es el blanco favorito de las secciones de cultura de los periódicos británicos. A su favor está The Guardian, que asegura que la lectura de Yellow dog "acallará a los escépticos". En contra tiene a The Sunday Times, que se ceba en un autor que "hace casi 20 años que no ha escrito nada por lo que merezca entusiasmarse" y cuyo talento "está en las últimas".

Algunas copias de Yellow dog -que Anagrama, editorial habitual de Amis en España, publicará en 2004- han circulado este verano por Londres pese a estar protegidas por un embargo editorial. Una de ellas cayó en manos de Tibor Fischer, cuya andanada insultante contra Amis en el Daily Telegraph fue reproducida hasta la saciedad en todos los periódicos británicos.

Citaba Amis en su autobiografía, Experiencia, una expresión de G. K. Chesterton acerca de esas críticas que hacen "brincar fuera de las botas" a un escritor. Un tipo de brinco que él reconocía haber dado en alguna ocasión. El artículo de Fischer -cuyo título se podría traducir como Alguien tendría que tener unas palabras con Amis- habría producido este efecto en el autor de Campos de Londres si lo hubiera leído.

A juicio de Fischer, autor de Filosofía a mano armada (Tusquets), Yellow dog es una novela "terrible". Después de asegurar que él siempre había defendido a Amis, Fischer escribía sobre el libro: "No es que sea malo, sino que no es muy bueno y resulta decepcionante. Es malo de no saber hacia dónde mirar". Y añadía: "Estaba leyendo mi copia en el metro y estaba aterrorizado por la posibilidad de que alguien mirara por encima de mi hombro (no sólo por el embargo, sino porque alguien pudiera pensar que me lo estaba pasando bien). Es como si tu tío favorito hubiera sido pillado en el patio de una escuela masturbándose".

En la novela, presentada por su editorial, Jonathan Cape, como una "comedia pos 11-S", se entrecruzan diversos argumentos. Uno, protagonizado por una familia inventada de la realeza, presidida por el rey Henry IX, chantajeado con unas fotografías comprometedoras de su hija adolescente; otro, por una extensa familia de criminales, y un tercero, por Clint Smoker, personaje que se venga del escaso tamaño de sus genitales escribiendo noticias escandalosas para un tabloide. Uno de los personajes, un marido y padre de familia ejemplar, sufre una lesión cerebral que le provoca un cambio de personalidad que le convierte en un antimarido y un antipadre. A decir del propio Amis, uno de los temas principales de la novela es "el problema de la inseguridad masculina". Los cambios en los parámetros de la ética y la moral a principios del siglo XXI subyacen en una sátira que también habla del abuso a menores. Según la crítica aparecida este domingo en The Sunday Times, todos ellos son temas que Amis "ya ha usado antes", lo que provoca en el lector "una sensación de déjà vu".

Acompañando al exabrupto de Fischer, empezaron a circular rumores en Londres acerca de la hipotética exclusión de Amis de la lista de candidatos al Premio Booker, que distingue a la mejor novela publicada en el territorio de la Commonwealth entre octubre y septiembre de cada año. Las habituales quinielas previas a su anuncio se ensañaron con el escritor y con otros autores consagrados. Apostaban en su mayoría por escritores jóvenes, como la debutante Monica Ali y su celebrada novela Brick Lane. En The Independent, un periodista aseguraba días antes de la publicación de esa lista que "fuentes cercanas al premio británico más prestigioso han revelado que es poco probable que la última novela de Amis, Yellow dog, sea incluida". Y continuaba: "Esta omisión descalificaría automáticamente a Amis para ser incluido en la lista de finalistas, y aún más, sellaría su reputación de escritor más ninguneado de Gran Bretaña".

Dulce venganza

Algunos artículos hablaron de la sustitución de Amis en la vanguardia de las letras británicas por una nueva generación de autores -la de Ali y Zadie Smith, ambas consagradas el año pasado por la revista Granta como lo fuera Amis hace dos décadas- que quizás sea más políticamente correcta que él. Pero la publicación de la famosa lista acalló los rumores y dio a Amis la posibilidad de saborear una dulce venganza. Monica Ali también fue incluida, al igual que autores como J. M. Coetzee y Margaret Atwood. Pero no Tibor Fis-cher, cuya próxima novela, Voyage to the end of the room, se publica también hoy. El Premio Booker, al que Amis fue candidato en 1991 por La flecha del tiempo, está dotado con 50.000 libras (unos 72.000 euros).

En el texto autobiográfico Experiencia, Amis recordaba un episodio similar al ocurrido este verano: "Esta semana aparezco en los periódicos por algo a lo que ya estoy habituado. Sí, los periódicos siguen existiendo, pero parecen dar cuenta de cosas de un universo alternativo que apenas guarda semejanzas con el mío. Esta semana aparezco en ellos porque La información no figura en las listas de candidatos al Premio Booker". Como dice una crítica reciente de Yellow dog de The Guardian, algunos críticos "están condenados a repetir lo que no logran comprender".

Martin Amis.
Martin Amis.JORDI ADRIÀ

Carne de titular

Sus desavenencias conyugales, sus problemas con la dentadura, el adelanto millonario que cobró por La información y su pelea con su amigo el escritor Julian Barnes, marido de la agente que Amis despidió a partir de esa novela; la biografía de Stalin que le mereció reproches de historiadores e intelectuales de izquierdas... Martin Amis hace años que es carne de titular. La mayoría de las veces, con una ferocidad inaudita. Antaño niño mimado de la literatura inglesa, Amis ha sido objeto este verano de artículos que ponían sobre la mesa el posible ocaso del ídolo.

Decía el escritor en Experiencia que no toda publicidad es buena: "Como un publicista de Nueva York puntualiza: 'Pongamos que el tipo es un gilipollas: ¿voy yo a correr a comprar su novela?". En su autobiografía, atribuyó la cantidad de papel que ha generado su vida y su obra a un mal endémico de su país: "Estoy cansado de decir que estoy cansado de decir que no lo entiendo (...) '¿Cuál es la historia en todo esto?', me preguntaban los periodistas extranjeros. Se esforzaban por entenderlo: podías ver cómo se les fruncía el ceño al intentarlo. Pero no era una historia sobre mi persona. Era una historia sobre la propia Inglaterra".

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