"El suspense no es un género de hombres"
Laura Mañá estrena 'Palabras encadenadas', un 'thriller' planteado como un juego de mentiras
A Laura Mañá (Barcelona, 1968) poco a poco se le va quitando el miedo. El temor a que su segundo filme no estuviera a la altura del éxito que consiguió Sexo por
compasión, su debut tres años atrás en la dirección cinematográfica. Palabras encadenadas se estrenó el miércoles tras su paso por el Festival de Málaga, y gustó. "Para mí fue un reto dirigir esta película", cuenta la directora, que compagina el oficio con el de actriz. "Está tan alejada de mi mundo, de mi universo, de lo que quiero hacer en el cine, que tuve que trabajar duro", añade. "Cuidé hasta el último detalle; estaba horrorizada de que no saliese bien, por eso me preparé a fondo, y planifiqué la película plano a plano. Lo dibujé todo, para que no se me descontrolara absolutamente nada", recuerda. Y se entiende la preocupación, porque Palabras
encadenadas, basada en la obra teatral homónima de Jordi Galceran, le llegó a Mañá como un encargo de la productora Filmax, con la que tiene contrato.
Hace más o menos un año estaba la directora preparando el rodaje de Morir en San Hilario, una historia escrita por ella misma sobre los vecinos de un pueblo que se preparan a bien morir, cuando le encomendaron la dirección de Palabras encadenadas. "Me entregaron una primera versión del guión y me pareció maravilloso. Luego, leí la obra teatral y me recordó mucho a La huella, de Mankiewicz, y La muerte y la doncella, de Polanski, dos películas que me encantan, así que no lo pensé más y acepté", explica Mañá.
Palabras encadenadas es un thriller, un juego de mentiras, donde un supuesto asesino en serie secuestra y tortura a su ex mujer, de la que quiere vengarse. O tal vez todo sea un espejismo, una simulación. Darío Grandinetti -"el primer psicópata que me vino a la cabeza cuando pensé en quién podría hacer el papel- y Goya Toledo llevan el peso de la trama. Los actores Fernando Guillén y Eric Bonicatto cierran el cartel.
Mañá se declara aficionada al suspense. "Eso de que a las mujeres no nos gusta el thrille
r es una tontería; no es un género exclusivo de hombres. Aunque es cierto que pocas directoras se dedican a él, las hay muy buenas, como Patricia Ferreira". Inexperta en estas lides, la directora quiso aprender a manejar los secretos del suspense empapándose de buen cine del género, como Seven o Sospechosos
habituales, que casi se aprendió de memoria.
Pero pese a su querencia por este tipo de cine, la cineasta precisa que no es su preferido. "Lo mío", aclara, "son las películas románticas". Esa inclinación la ha llevado a dar a Palabras encadenadas un enfoque de historia de amor. "Ramón
es un hombre enamorado", asegura.
A Mañá ,el rodaje la pilló en un momento muy especial de su vida: estaba embarazada de seis meses de su hija Lucía. "Mi hija y yo íbamos juntas al rodaje; tuve la suerte de que no me dio ninguna molestia. Al contrario, me ayudó mucho estar con ella", recuerda. "Siempre digo que, por lo menos, esta niña saldrá productora", bromea la directora.
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