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Bush ya tenía planes contra Al Qaeda en agosto ante un posible ataque terrorista

'Algo espectacular va a ocurrir aquí y pronto', dijo en julio un jefe de la Casa Blanca

La Casa Blanca admitió ayer que la guerra contra Afganistán estaba planeada desde antes del 11 de septiembre. El 10 de septiembre, víspera de los atentados, un informe con todos los detalles de la campaña militar estaba sobre la mesa de la asesora de Seguridad Nacional, Condoleezza Rice. George W. Bush sabía de la inminencia de una gran agresión terrorista y, en marzo, había ordenado la destrucción de Al Qaeda. La idea de que el 11-S constituyó una sorpresa se ha desvanecido bajo un alud de revelaciones que comprometen gravemente a Bush.

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Numerosos congresistas han exigido una investigación para descubrir cuánto sabía el presidente, y si hizo todo lo posible por evitar el desastre. Condoleezza Rice alegó el jueves que en ningún momento hubo indicios de ataque inminente. Pero eso no encaja con una frase pronunciada el 5 de julio de 2001 por Richard Clarke, máximo responsable de la lucha antiterrorista en la Casa Blanca, durante una reunión con representantes del FBI, la Agencia Federal de Aviación y el Servicio Nacional de Inmigración. 'Algo realmente espectacular va a ocurrir aquí, y va a ocurrir pronto', dijo Clarke, refiriéndose a un atentado de grandes dimensiones. Clarke ordenó a todos los miembros de su oficina que cancelaran viajes y vacaciones y crearan un grupo de respuesta inmediata, según reveló ayer The Washington Post.

Pero en agosto Bush se fue de vacaciones, y todo quedó en suspenso. Incluso el plan de guerra contra Al Qaeda y los talibanes en Afganistán, que contenía punto por punto la estrategia seguida después (uso de la Alianza del Norte, creación de una coalición internacional y acoso a las finanzas terroristas) se aparcó, a la espera de que el presidente lo aprobara. Tenía que haberlo hecho el 10 de septiembre, pero ese día viajó a Florida para reunirse con su hermano Jeb, el gobernador, y promocionar su programa educativo.

Otro de los argumentos defensivos esgrimidos por Rice se basaba en la supuesta imposibilidad de relacionar las informaciones sobre inminentes secuestros aéreos, abundantes en verano de 2001, con la posible utilización de aviones comerciales como proyectiles contra edificios. 'El mundo era distinto antes del 11-S', insistió también el portavoz presidencial, Ari Fleischer. 'Pensábamos en secuestros tradicionales, con toma de rehenes y exigencias a cambio de su liberación', dijo.

Ayer apareció, sin embargo, un documento de 1999, redactado por el Consejo de Inteligencia Nacional y distribuido a todas las agencias de espionaje y seguridad. En un párrafo se decía que miembros del 'Batallón de Mártires de Al Qaeda podrían estrellar un avión cargado de explosivos potentes (C-4 y semtex) contra el Pentágono, la sede de la CIA o la Casa Blanca'. El esquema del 11-S había sido, por tanto, previsto desde hacía tiempo.

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'El informe se basó en información disponible, y las conclusiones estaban al alcance de cualquier estudioso del terrorismo', declaró Robert Worden, jefe de la división de la Librería del Congreso que encargó el estudio. John Gannon, ex subdirector de la CIA y presidente del Consejo de Seguridad Nacional en 1999, ratificó que la posibilidad de que el terrorismo utilizara aviones como armas era contemplada desde hacía años por los servicios de inteligencia de EE UU.

Bush se defendió ayer por primera vez en público. 'Si hubiera sabido que iban a utilizar aviones para lanzarlos contra edificios, habría hecho todo lo posible para proteger al pueblo americano', dijo, antes de acusar a la oposición demócrata, con expresión irritada, de 'politiquear' con el asunto. La estrategia presidencial consiste en descalificar a quienes exigen que haga públicos todos los datos. Los demócratas 'deben ser muy cuidadosos y no buscar ventajas políticas haciendo la insinuación incendiaria de que la Casa Blanca podía haber prevenido los ataques', dijo el vicepresidente Dick Cheney. 'Esos comentarios son irresponsables y totalmente impropios de líderes nacionales en tiempo de guerra', añadió. 'Somos un país en guerra y debemos permanecer unidos', sermoneó Fleischer.

Pero no sólo los demócratas exigen toda la información. El senador republicano Richard Shelby, vicepresidente del Comité de Inteligencia del Senado, dijo ayer que el Gobierno de Bush poseía muchos datos antes de los atentados e insinuó que había fallado: 'Yo creo, y otros lo creen también, que si se hubiera actuado adecuadamente la situación habría sido distinta el 11 de septiembre'. Dick Gephardt, jefe de la oposición demócrata en la Cámara de Representantes, recuperó para la ocasión la pregunta formulada una y otra vez durante el caso Watergate que acabó con Richard Nixon: '¿Qué sabía el presidente, y cuándo lo supo?'. El líder demócrata del Senado, Tom Daschle, se preguntó por qué habían hecho falta ocho meses, y una filtración a la prensa, para que el Congreso y la población estadounidense descubrieran lo que la Casa Blanca sabía antes de los atentados.

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