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Tribuna:LA TRANSICIÓN JORDANA
Tribuna
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Abdalá de Jordania: ¿tras las huellas de su padre?

El autor sostiene que el monarca hachemí sigue una política alejada del legado de su padre, el rey Hussein, aunque los cambios introducidos no sean espectaculares y a veces estén más en el tono que en el contenido

El reino hachemí de Jordania pasa actualmente por un periodo de transición. Es una transición de dos caras. En primer lugar, es una transición desde los largos años de gobierno del rey Hussein, y en segundo lugar es un cambio provocado por la modificación del ambiente nacional, regional e internacional.

Hasta ahora no sabemos exactamente por qué el rey Hussein decidió, prácticamente en su lecho de muerte, que fuera coronado rey su hijo Abdalá en vez de su hermano el príncipe heredero Hassan. Este paso tomó por sorpresa a la mayoría en vista del hecho de que el príncipe heredero Hassan había sido educado para ese papel durante muchos años y probablemente habría garantizado la continuidad en la política y en las posiciones que fueron corrientes en el reinado de Hussein.

Desde su llegada al poder, Abdalá ha ido sustituyendo a consejeros próximos a su padre
El rey Abdalá ha distanciado a su país, y a sí mismo, de una adhesión demasiado entusiasta al tratado de paz con Israel. Los resultados de la paz han decepcionado a Jordania
El rey no ha tolerado la anarquía y, aunque defiende valores más liberales, ha permitido que sus fuerzas de seguridad mantengan políticas de mano dura y medidas contra los disidentes
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Podría ser que en sus últimos días el rey Hussein se sintiera invadido por el deseo de ver cómo la corona pasaba de padre a hijo. Puede decirse que esto se ha convertido en moda en un buen número de países de Oriente Próximo, no sólo en monarquías como Jordania y Marruecos, sino también en repúblicas como Siria y, en el futuro, quizás Egipto, Irak, Libia y otros en los que estamos contemplando un fenómeno que podría denominarse 'dinastías republicanas'.

Si nos fijamos en Jordania, se podría decir que algunas de las principales piedras angulares de la política del fallecido rey Hussein fueron:

- Una posición prooccidental, y especialmente proestadounidense, en el mundo árabe y en la escena internacional. La negativa de Hussein a unirse a la coalición contra Irak durante la guerra del Golfo representó un alejamiento, pero esto fue una excepción a la regla.

- Una adhesión entusiasta al tratado de paz entre Jordania e Israel que él consideraba clave para el desarrollo económico y también una barrera contra las amenazas palestinas a la monarquía.

- Una política de precaución e incluso desconfianza hacia Siria.

- Una política de desconfianza y precaución con respecto a la OLP, Arafat y la causa palestina.

- Intentos de restablecer las relaciones con los Estados del Golfo tras la ruptura provocada por la negativa de Hussein a apoyar la coalición contra Irak durante la guerra del Golfo.

- Tratamiento preferencial constante a los elementos tribales del reino, que eran su principal base de apoyo, así como a la élite palestina de Cisjordania a expensas de la población palestina.

Tras la subida al trono en junio de 1999 del rey Abdalá -que carece de experiencia en la política interna, así como de los conocimientos para abordar los complicados problemas regionales e internacionales eternamente cambiantes-, éste ha tenido que afrontar varios desafíos:

- El constante aumento de los problemas económicos.

- La oposición creciente al tratado de paz con Israel de 1994.

- La necesidad de mejorar las relaciones con los países árabes vecinos.

Podría haber seguido la política de su difunto padre, al tener garantizado el apoyo del principal centro de poder del país, que son las Fuerzas Armadas dominadas por las tribus. Son la columna vertebral de la monarquía y su posición de fuerza y dominio está entrelazada y unida a ella.

Pero, si examinamos las líneas que ha seguido, las declaraciones que ha hecho y algunos de los pasos que ha dado, podemos ver algún cambio y quizá un alejamiento del legado de su padre. Los cambios no son espectaculares, y a veces están más en el tono que en el contenido. ¿Se deben a su inexperiencia, a su juventud, al cambio de los tiempos o a conceptos distintos? La respuesta no está clara y podría ser una combinación de todos o varios de ellos. Éstos son algunos de los giros que podemos observar:

- Desde su llegada al poder, el rey ha ido sustituyendo gradualmente a todos los asociados y consejeros próximos a su padre, dando a entender así que puede valerse por sí mismo.

- En términos generales, puede decirse que hay indicios y algunas medidas prácticas que muestran que el rey Abdalá es de mentalidad más liberal, especialmente en su política económica. Se ha comprometido a hacer reformas económicas y políticas y ha designado como primer ministro a un diputado liberal e independiente que ha sido un hombre de negocios de éxito.

Se puede suponer con un cierto grado de certeza que esta línea ha sido adoptada no sólo debido a los puntos de vista económicos más liberales del rey Abdalá, sino también a los acontecimientos políticos relacionados con las negociaciones entre israelíes y palestinos. Uno de los componentes básicos de la política del fallecido rey Hussein estaba basado en la premisa de que la muy numerosa comunidad palestina que vivía en Jordania suponía una amenaza seria y real para la dinastía hachemí. En consecuencia, la política y los puntos de vista del rey Hussein con respecto al tema del asentamiento de los palestinos estaban basados en la búsqueda de una solución para los palestinos fuera de su reino. Al quedar claro que un acuerdo entre israelíes y palestinos no permitirá que la comunidad palestina de Jordania vuelva a sus hogares originales, el rey Abdalá se ha pasado al punto de vista de que es necesario construir una sociedad jordano-palestina unificada y basada en la igualdad, con la intención de que esto garantice la continuidad de la dinastía hachemí. Todo el tema de los palestinos es muy delicado y amenazador. Se puede decir que, en la cuestión palestina, el rey Hussein tenía una agenda pública y otra oculta. Aparecía públicamente como defensor incondicional de la causa palestina y de su derecho a un Estado independiente. Al mismo tiempo, es bien sabido que en su agenda oculta contemplaba la posibilidad de un Estado independiente palestino vecino a Jordania como una amenaza para su reino. En reuniones secretas no ocultaba sus temores de una toma de poder por parte de los palestinos y estaba decidido a evitar que esto sucediera.

Esta posición se puede observar también en la postura que ha adoptado el rey Abdalá en el tema de la Intifada actual. Mientras públicamente ha anunciado cierto grado de apoyo para la postura de Arafat, sus afirmaciones han sido muy contenidas y en privado no ha dejado de criticar a Arafat por no controlar el estallido de terror que hace peligrar la región en general y a Jordania en particular.

- Las reformas son un proceso y sus frutos generalmente se obtienen a largo plazo. Mientras tanto, el rey Abdalá no ha tolerado la anarquía y, aunque defiende valores más liberales, ha permitido que sus fuerzas de seguridad mantengan políticas de mano dura y que se tomen medidas enérgicas contra los disidentes, como sucedió con la expulsión de los líderes de Hamás y la detención de militantes sospechosos de planear actos de terrorismo. Al mismo tiempo, parece que el rey tiene planes para mejorar el nivel de vida de los refugiados palestinos que viven en su reino.

- Otro cambio ha sido que el rey Abdalá ha distanciado a su país, y a sí mismo, de una adhesión demasiado entusiasta al tratado de paz con Israel. Ha prometido mantener la cooperación, pero no parece que la conexión israelí vaya a seguir siendo una piedra angular de la política internacional jordana. Los resultados de la paz, además de varios factores políticos evidentes, han decepcionado a Jordania. Una de las creencias del rey Hussein era que la paz con Israel significaría no sólo ayuda económica estadounidense adicional, sino que también produciría sustanciosos frutos económicos por medio de empresas y proyectos conjuntos. Los resultados no han sido alentadores y la renovación de las hostilidades entre palestinos e israelíes también han supuesto un revés económico. El rey Abdalá ha manifestado la necesidad de volver a examinar la paz con Israel y quizá pasarse a una política que recuerda a la paz fría de Egipto con Israel.

- Con respecto al conflicto general entre árabes e israelíes en Oriente Próximo, el rey ha hecho al mismo tiempo enérgicas declaraciones en el sentido de que, si Israel reconoce el Estado palestino, los árabes garantizarían la seguridad de Israel. Sus afirmaciones sobre este tema fueron hechas en el transcurso de un viaje reciente a Gran Bretaña y fueron recibidas con muchas críticas en el mundo árabe.

- En cuanto al tema de Siria, ha habido varios indicios de que Abdalá está decidido a encontrar formas de reducir la tensión y encontrar vías para alcanzar alguna forma de coordinación con los sirios. En este tema, los dos nuevos líderes de Siria y Jordania, ambos jóvenes, no están especialmente abrumados por las heridas del pasado. A través de contactos y reuniones, tanto el presidente Bashar de Siria como el rey Abdalá de Jordania han estado revisando la situación de las relaciones bilaterales, las relaciones entre árabes, las relaciones con los palestinos y los puntos de vista con respecto a Israel. Está claro que el rey Abdalá se sentiría más cómodo si se alcanzara un acuerdo entre Siria e Israel. Esto podría contribuir a suavizar las tensiones y eliminar posibles puntos de fricción. También está claro que ambos líderes desconfían de Arafat y les preocupa que su política les pueda envolver en una crisis que preferirían evitar.

- El rey Abdalá ha intentado encontrar un camino seguro entre el apoyo público en Jordania hacia Sadam Husein y las relaciones comerciales que Jordania tiene con Irak, por una parte, y, por la otra, la necesidad de hacer las paces y restablecer las relaciones de Jordania con los Estados del Golfo que existían antes de la guerra. Esto es un asunto tanto político como económico, y Abdalá ha hecho esfuerzos en esta dirección. Es muy consciente del hecho de que las sanciones económicas a Irak seguirán teniendo repercusiones negativas para la economía de Jordania. Y tiene la esperanza de que las pérdidas comerciales por el embargo contra Irak se verán compensadas con creces por el restablecimiento de las relaciones con el Golfo y la reanudación de la ayuda y el acceso a las provisiones de petróleo.

- El giro de Jordania contra Irak ha formado parte también de un restablecimiento de unas relaciones amistosas y estrechas con Estados Unidos. Esto sigue siendo una piedra angular de la política jordana. Jordania necesita la ayuda económica y militar estadounidense, así como el apoyo y la seguridad internacionales. El rey Abdalá tiene la ventaja de no tener que seguir los pasos de su padre con respecto a la Administración estadounidense del ex presidente Clinton, con quien el rey Hussein tenía una compenetración especial. Podría resultar más fácil establecer lazos estrechos con la nueva Administración dirigida por el presidente Bush, y el rey Abdalá está decidido a seguir esta política. En la actual crisis internacional originada por el ataque del 11 de septiembre, el rey Abdalá ha adoptado una postura claramente pro-estadounidense que ha sido muy valorada por la Administración de Bush. El rey Abdalá ha hecho esto con cuidado de no poner en su contra a los elementos musulmanes más extremistas de Jordania.

- En cuanto al tema de la guerra contra el terrorismo en general y la campaña de Estados Unidos en Afganistán en particular, el rey se ha convertido en un abierto partidario de Estados Unidos, hasta el punto de que no ha excluido la posibilidad de enviar tropas jordanas para que formen parte de un destacamento musulmán encargado de mantener la paz. Estas manifestaciones no han sido bien recibidas por la opinión pública jordana y a la larga podrían provocar el debilitamiento de su posición. Por otra parte, podrían ser también una manifestación de una seguridad en sí mismo cada vez mayor por parte del rey. Quizá está intentando presentar a su reino como un aliado estratégico de Estados Unidos con la esperanza de recibir a cambio una mayor ayuda económica para su débil economía y quizá también un mayor compromiso político de Estados Unidos con la región para garantizar que haya más estabilidad política.

La llegada al poder del rey Abdalá señala una nueva era tras cinco décadas de gobierno del rey Hussein. Esta nueva era está marcada por dificultades objetivas que el joven e inexperto rey tiene que afrontar y abordar. Sus tareas están compuestas por una serie de cuestiones internas y externas, regionales e internacionales, que tendrán una influencia directa en el destino de su reino. Parece haber una conjunción de elementos, como el Estados Unidos del presidente Bush, Egipto y otros que tienen un claro interés en que el rey Abdalá tenga éxito en las tareas que tiene por delante, y que le sirven como una especie de seguro político a él, a su monarquía y a su país.El reino hachemí de Jordania pasa actualmente por un periodo de transición. Es una transición de dos caras. En primer lugar, es una transición desde los largos años de gobierno del rey Hussein, y en segundo lugar es un cambio provocado por la modificación del ambiente nacional, regional e internacional.

Hasta ahora no sabemos exactamente por qué el rey Hussein decidió, prácticamente en su lecho de muerte, que fuera coronado rey su hijo Abdalá en vez de su hermano el príncipe heredero Hassan. Este paso tomó por sorpresa a la mayoría en vista del hecho de que el príncipe heredero Hassan había sido educado para ese papel durante muchos años y probablemente habría garantizado la continuidad en la política y en las posiciones que fueron corrientes en el reinado de Hussein.

Podría ser que en sus últimos días el rey Hussein se sintiera invadido por el deseo de ver cómo la corona pasaba de padre a hijo. Puede decirse que esto se ha convertido en moda en un buen número de países de Oriente Próximo, no sólo en monarquías como Jordania y Marruecos, sino también en repúblicas como Siria y, en el futuro, quizás Egipto, Irak, Libia y otros en los que estamos contemplando un fenómeno que podría denominarse 'dinastías republicanas'.

Si nos fijamos en Jordania, se podría decir que algunas de las principales piedras angulares de la política del fallecido rey Hussein fueron:

- Una posición prooccidental, y especialmente proestadounidense, en el mundo árabe y en la escena internacional. La negativa de Hussein a unirse a la coalición contra Irak durante la guerra del Golfo representó un alejamiento, pero esto fue una excepción a la regla.

- Una adhesión entusiasta al tratado de paz entre Jordania e Israel que él consideraba clave para el desarrollo económico y también una barrera contra las amenazas palestinas a la monarquía.

- Una política de precaución e incluso desconfianza hacia Siria.

- Una política de desconfianza y precaución con respecto a la OLP, Arafat y la causa palestina.

- Intentos de restablecer las relaciones con los Estados del Golfo tras la ruptura provocada por la negativa de Hussein a apoyar la coalición contra Irak durante la guerra del Golfo.

- Tratamiento preferencial constante a los elementos tribales del reino, que eran su principal base de apoyo, así como a la élite palestina de Cisjordania a expensas de la población palestina.

Tras la subida al trono en junio de 1999 del rey Abdalá -que carece de experiencia en la política interna, así como de los conocimientos para abordar los complicados problemas regionales e internacionales eternamente cambiantes-, éste ha tenido que afrontar varios desafíos:

- El constante aumento de los problemas económicos.

- La oposición creciente al tratado de paz con Israel de 1994.

- La necesidad de mejorar las relaciones con los países árabes vecinos.

Podría haber seguido la política de su difunto padre, al tener garantizado el apoyo del principal centro de poder del país, que son las Fuerzas Armadas dominadas por las tribus. Son la columna vertebral de la monarquía y su posición de fuerza y dominio está entrelazada y unida a ella.

Pero, si examinamos las líneas que ha seguido, las declaraciones que ha hecho y algunos de los pasos que ha dado, podemos ver algún cambio y quizá un alejamiento del legado de su padre. Los cambios no son espectaculares, y a veces están más en el tono que en el contenido. ¿Se deben a su inexperiencia, a su juventud, al cambio de los tiempos o a conceptos distintos? La respuesta no está clara y podría ser una combinación de todos o varios de ellos. Éstos son algunos de los giros que podemos observar:

- Desde su llegada al poder, el rey ha ido sustituyendo gradualmente a todos los asociados y consejeros próximos a su padre, dando a entender así que puede valerse por sí mismo.

- En términos generales, puede decirse que hay indicios y algunas medidas prácticas que muestran que el rey Abdalá es de mentalidad más liberal, especialmente en su política económica. Se ha comprometido a hacer reformas económicas y políticas y ha designado como primer ministro a un diputado liberal e independiente que ha sido un hombre de negocios de éxito.

Se puede suponer con un cierto grado de certeza que esta línea ha sido adoptada no sólo debido a los puntos de vista económicos más liberales del rey Abdalá, sino también a los acontecimientos políticos relacionados con las negociaciones entre israelíes y palestinos. Uno de los componentes básicos de la política del fallecido rey Hussein estaba basado en la premisa de que la muy numerosa comunidad palestina que vivía en Jordania suponía una amenaza seria y real para la dinastía hachemí. En consecuencia, la política y los puntos de vista del rey Hussein con respecto al tema del asentamiento de los palestinos estaban basados en la búsqueda de una solución para los palestinos fuera de su reino. Al quedar claro que un acuerdo entre israelíes y palestinos no permitirá que la comunidad palestina de Jordania vuelva a sus hogares originales, el rey Abdalá se ha pasado al punto de vista de que es necesario construir una sociedad jordano-palestina unificada y basada en la igualdad, con la intención de que esto garantice la continuidad de la dinastía hachemí. Todo el tema de los palestinos es muy delicado y amenazador. Se puede decir que, en la cuestión palestina, el rey Hussein tenía una agenda pública y otra oculta. Aparecía públicamente como defensor incondicional de la causa palestina y de su derecho a un Estado independiente. Al mismo tiempo, es bien sabido que en su agenda oculta contemplaba la posibilidad de un Estado independiente palestino vecino a Jordania como una amenaza para su reino. En reuniones secretas no ocultaba sus temores de una toma de poder por parte de los palestinos y estaba decidido a evitar que esto sucediera.

Esta posición se puede observar también en la postura que ha adoptado el rey Abdalá en el tema de la Intifada actual. Mientras públicamente ha anunciado cierto grado de apoyo para la postura de Arafat, sus afirmaciones han sido muy contenidas y en privado no ha dejado de criticar a Arafat por no controlar el estallido de terror que hace peligrar la región en general y a Jordania en particular.

- Las reformas son un proceso y sus frutos generalmente se obtienen a largo plazo. Mientras tanto, el rey Abdalá no ha tolerado la anarquía y, aunque defiende valores más liberales, ha permitido que sus fuerzas de seguridad mantengan políticas de mano dura y que se tomen medidas enérgicas contra los disidentes, como sucedió con la expulsión de los líderes de Hamás y la detención de militantes sospechosos de planear actos de terrorismo. Al mismo tiempo, parece que el rey tiene planes para mejorar el nivel de vida de los refugiados palestinos que viven en su reino.

- Otro cambio ha sido que el rey Abdalá ha distanciado a su país, y a sí mismo, de una adhesión demasiado entusiasta al tratado de paz con Israel. Ha prometido mantener la cooperación, pero no parece que la conexión israelí vaya a seguir siendo una piedra angular de la política internacional jordana. Los resultados de la paz, además de varios factores políticos evidentes, han decepcionado a Jordania. Una de las creencias del rey Hussein era que la paz con Israel significaría no sólo ayuda económica estadounidense adicional, sino que también produciría sustanciosos frutos económicos por medio de empresas y proyectos conjuntos. Los resultados no han sido alentadores y la renovación de las hostilidades entre palestinos e israelíes también han supuesto un revés económico. El rey Abdalá ha manifestado la necesidad de volver a examinar la paz con Israel y quizá pasarse a una política que recuerda a la paz fría de Egipto con Israel.

- Con respecto al conflicto general entre árabes e israelíes en Oriente Próximo, el rey ha hecho al mismo tiempo enérgicas declaraciones en el sentido de que, si Israel reconoce el Estado palestino, los árabes garantizarían la seguridad de Israel. Sus afirmaciones sobre este tema fueron hechas en el transcurso de un viaje reciente a Gran Bretaña y fueron recibidas con muchas críticas en el mundo árabe.

- En cuanto al tema de Siria, ha habido varios indicios de que Abdalá está decidido a encontrar formas de reducir la tensión y encontrar vías para alcanzar alguna forma de coordinación con los sirios. En este tema, los dos nuevos líderes de Siria y Jordania, ambos jóvenes, no están especialmente abrumados por las heridas del pasado. A través de contactos y reuniones, tanto el presidente Bashar de Siria como el rey Abdalá de Jordania han estado revisando la situación de las relaciones bilaterales, las relaciones entre árabes, las relaciones con los palestinos y los puntos de vista con respecto a Israel. Está claro que el rey Abdalá se sentiría más cómodo si se alcanzara un acuerdo entre Siria e Israel. Esto podría contribuir a suavizar las tensiones y eliminar posibles puntos de fricción. También está claro que ambos líderes desconfían de Arafat y les preocupa que su política les pueda envolver en una crisis que preferirían evitar.

- El rey Abdalá ha intentado encontrar un camino seguro entre el apoyo público en Jordania hacia Sadam Husein y las relaciones comerciales que Jordania tiene con Irak, por una parte, y, por la otra, la necesidad de hacer las paces y restablecer las relaciones de Jordania con los Estados del Golfo que existían antes de la guerra. Esto es un asunto tanto político como económico, y Abdalá ha hecho esfuerzos en esta dirección. Es muy consciente del hecho de que las sanciones económicas a Irak seguirán teniendo repercusiones negativas para la economía de Jordania. Y tiene la esperanza de que las pérdidas comerciales por el embargo contra Irak se verán compensadas con creces por el restablecimiento de las relaciones con el Golfo y la reanudación de la ayuda y el acceso a las provisiones de petróleo.

- El giro de Jordania contra Irak ha formado parte también de un restablecimiento de unas relaciones amistosas y estrechas con Estados Unidos. Esto sigue siendo una piedra angular de la política jordana. Jordania necesita la ayuda económica y militar estadounidense, así como el apoyo y la seguridad internacionales. El rey Abdalá tiene la ventaja de no tener que seguir los pasos de su padre con respecto a la Administración estadounidense del ex presidente Clinton, con quien el rey Hussein tenía una compenetración especial. Podría resultar más fácil establecer lazos estrechos con la nueva Administración dirigida por el presidente Bush, y el rey Abdalá está decidido a seguir esta política. En la actual crisis internacional originada por el ataque del 11 de septiembre, el rey Abdalá ha adoptado una postura claramente pro-estadounidense que ha sido muy valorada por la Administración de Bush. El rey Abdalá ha hecho esto con cuidado de no poner en su contra a los elementos musulmanes más extremistas de Jordania.

- En cuanto al tema de la guerra contra el terrorismo en general y la campaña de Estados Unidos en Afganistán en particular, el rey se ha convertido en un abierto partidario de Estados Unidos, hasta el punto de que no ha excluido la posibilidad de enviar tropas jordanas para que formen parte de un destacamento musulmán encargado de mantener la paz. Estas manifestaciones no han sido bien recibidas por la opinión pública jordana y a la larga podrían provocar el debilitamiento de su posición. Por otra parte, podrían ser también una manifestación de una seguridad en sí mismo cada vez mayor por parte del rey. Quizá está intentando presentar a su reino como un aliado estratégico de Estados Unidos con la esperanza de recibir a cambio una mayor ayuda económica para su débil economía y quizá también un mayor compromiso político de Estados Unidos con la región para garantizar que haya más estabilidad política.

La llegada al poder del rey Abdalá señala una nueva era tras cinco décadas de gobierno del rey Hussein. Esta nueva era está marcada por dificultades objetivas que el joven e inexperto rey tiene que afrontar y abordar. Sus tareas están compuestas por una serie de cuestiones internas y externas, regionales e internacionales, que tendrán una influencia directa en el destino de su reino. Parece haber una conjunción de elementos, como el Estados Unidos del presidente Bush, Egipto y otros que tienen un claro interés en que el rey Abdalá tenga éxito en las tareas que tiene por delante, y que le sirven como una especie de seguro político a él, a su monarquía y a su país.

Brian Cutter es experto en relaciones internacionales.

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