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Cientos de exiliados pastunes regresan a Jalalabad

La ciudad de Jalalabad, antaño refugio de numerosas bases de la red terrorista Al Qaeda, se convirtió ayer en sede de una asamblea de pastunes antitalibanes que buscaban una pronta salida política al futuro del país. Cientos de antiguos muyahidin y exiliados afganos en Pakistán forzaron la entrada por la frontera de Torjam con decenas de autobuses, en un viaje al que habían invitado a los periodistas, para participar en la asamblea. El interminable convoy estaba organizado por Haji Abdulqadir, hermano de Abdul Haq, el líder pastún que fue asesinado por los talibanes cuando intentaba organizar la rebelión interna contra el régimen talibán. Abdulqadir y otros importantes jeques pastunes -etnia mayoritaria en Afganistán y a la que también pertenecen los talibanes- se reunieron en el palacio del gobernador de Jalalabad para buscar una especie de frente unido que pueda negociar con la Alianza del Norte el futuro del país. La plaza de Jalalabad, patrullada por guerrilleros armados con Kaláshnikov y lanzagranadas, acogió con efusión al convoy de exiliados que volvían a su país por primera vez en muchos años. Los hombres volvían para tomar el pulso a su región y saber si se dan las condiciones necesarias para traer a sus familias, refugiadas en Pakistán desde hace más de 20 años. El ambiente es tranquilo, aunque los nuevos amos se divierten disparando cohetes.

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