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Reportaje:La situación en Afganistán | GUERRA CONTRA EL TERRORISMO

La feroz batalla de Kunduz

Las tropas más combativas de los talibanes plantan batalla a la Alianza en una ciudad estratégica en el camino hacia Kabul

Guillermo Altares

¿Todo el norte de Afganistán está ya bajo control de la Alianza del Norte? No. En Kunduz, una estratégica región que abriría el camino por carretera hasta Kabul desde el norte, entre 20.000 y 30.000 talibanes resisten. Entre ellos, según fuentes de la oposición, habría unos 10.000 extranjeros (chechenos, paquistaníes, chinos, egipcios y ciudadanos de otros Estados árabes) muchos de ellos miembros de Al Qaeda, la organización de Osama Bin Laden. Todos ellos se han reagrupado en Kunduz -los talibanes controlan un perímetro de unos 20 kilómetros cuadrados en torno a la ciudad- desde diferentes puntos del norte del país en su retirada ante el avance de la oposición.

La agencia iraní de noticias IRNA señaló ayer, citando fuentes de la Alianza del Norte en Dushanbé, que el mulá Omar podría encontrarse en esta región, lo que explicaría la durísima resistencia que está encontrando la oposición en la zona.

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La ciudad de Kunduz, donde se ha trasladado el Ministerio de Exteriores de la República Islámica de Afganistán, se encuentra a sólo 50 kilómetros de Taloqán, una localidad reconquistada el pasado domingo. Ayer se produjeron intensos combates y las fuerzas de la Alianza perdieron terreno en algunos frentes de la región; aunque contaron durante toda la mañana con el apoyo de intensos bombardeos de la aviación estadounidense, que machacó especialmente desde el norte.

La situación está lejos de encontrarse bajo control, a pesar del tranquilizador discurso que dio ayer ante la prensa congregada en Taloqán el comandante de la zona, el general Mohamed Daud. 'Todo el norte de Afganistán ha sido limpiado de talibanes y sólo queda una bolsa de resistencia en Kunduz, donde se encuentran totalmente rodeados', aseguró.

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Daud señaló que había hablado con el alcalde de Taloqán para intentar llegar a una solución que evitase el asalto sobre la ciudad y le había dado un plazo de dos días para encontrarla. Según otras informaciones, es la situación militar la que no permite ese ataque, porque las posiciones talibanes se encuentran realmente reforzadas al mando del mulá Fazel.

'Nosotros diferenciamos entre los talibanes afganos y los terroristas internacionales que se encuentran con ellos. De estos últimos no aceptaremos su rendición', aseguró el general, quien insistió en que la ofensiva debe ser llevada a cabo con mucho cuidado para no provocar estragos entre la población civil que todavía queda en esta ciudad, desde cuyo interior no llega ningún tipo de información.

¿Se debe tan intensa resistencia a que Osama Bin Laden podría encontrarse en esta ciudad? Daud lo negó tajantemente, aunque reconoció que las dos pasadas noches habían aterrizado al menos dos aviones paquistaníes, que habían sacado a unos 400 combatientes extranjeros de allí. Entre ellos se encontraba Jumai Namangani, un radical islámico uzbeko, que es uno de los lugartenientes de Bin Laden. Lo curioso es que una operación de este tipo tendría que haberse llevado a cabo con la complacencia de Estados Unidos, que es quien domina el espacio aéreo de Afganistán. Ningún portavoz de la Alianza se pronunció sobre la posible presencia del líder de los talibanes, el mulá Omar.

Desde Taloqán no paran de salir columnas de soldados para apuntalar el frente, y el armamento con el que cuenta la Alianza del Norte en esta ciudad, en la que ha instalado de forma provisional su capital mientras piensa qué hace con Kabul, parece bastante sólido: carros de combate, tropas bien pertrechadas, lanzamisiles múltiples, baterías antiaéreas, cañones... Sin embargo, tras casi una semana de combates, no ha conseguido ganar terreno y permanece estancada en la zona de Banghi, en la orilla del río Taloqán, donde diversos testigos han visto cadáveres y tanques calcinados como resultado de los combates.

Los guerrilleros de la Alianza que se pertrechan en Taloqán aseguran que los soldados más duros que los talibanes tenían en el norte del país se han reagrupado en Kunduz. 'Por ahora', señalan con un cierto desánimo, 'parece que no hay forma de sacarlos de allí'.

Lo que también negó Daud es que 20 soldados estadounidenses y británicos hubiesen muerto en ese frente, una información que había hecho circular el miércoles la agencia oficial de los talibanes. Según este general, no hay tropas extranjeras de apoyo y los bombardeos estadounidenses se producen sin que haya coordinación con los mandos de la Alianza.

En cualquier caso, si las cosas se mantienen así, con el peligro que representa tener una bolsa talibán irreductible en el norte del país, cortando además el principal nudo de comunicaciones con el sur, no les vendría nada mal un poco de ayuda. Por ahora, son sólo guerrilleros afganos los que acuden, pero ante la evidencia de que la situación se complica ya van llegando a Taloqán nuevos refuerzos y algunos comandantes con sus unidades para sumarse a la ofensiva sobre Kunduz, donde las fuerzas que tienen enfrente son soldados bien preparados, entrenados y fanáticos. Esta vez no da la impresión de que vayan a salir corriendo en cuanto vean al enemigo asomar por sus trincheras.

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Sobre la firma

Guillermo Altares
Es redactor jefe de Cultura en EL PAÍS. Ha pasado por las secciones de Internacional, Reportajes e Ideas, viajado como enviado especial a numerosos países –entre ellos Afganistán, Irak y Líbano– y formado parte del equipo de editorialistas. Es autor de ‘Una lección olvidada’, que recibió el premio al mejor ensayo de las librerías de Madrid.

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