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Bush se distancia del mundo árabe al negarse a recibir a Arafat

'No es un mediador honesto', dice el ministro saudí de Exteriores

Enric González

El conflicto de Oriente Próximo está abriendo una brecha en la coalición internacional de George W. Bush. La negativa del presidente de EE UU a entrevistarse con el líder palestino, Yasir Arafat, ha inflamado los ánimos en los países árabes y ha causado irritación en Arabia Saudí. Su ministro saudí de Exteriores, príncipe Saud al Faisal, declaró ayer que Bush no podía ser 'un mediador honesto y reunirse sólo con una de las partes'.

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La frustración de los palestinos y del mundo musulmán es creciente. Se esperaba que Bush y su secretario de Estado, Colin Powell, aprovecharan la Asamblea General de las Naciones Unidas que comienza mañana en Nueva York para lanzar alguna nueva iniciativa de paz o al menos hacer un gesto de apertura hacia los palestinos. El propio Tony Blair, segundo de a bordo en la coalición y recién vuelto de una gira por Oriente Próximo, instó a su amigo Bush a que hiciera de la paz una cuestión prioritaria. Pero Bush, que nunca se ha reunido con Yasir Arafat, prefiere dejar las cosas como están.

La asesora de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Condoleezza Rice, despachó la cuestión el pasado jueves con una cierta displicencia, diciendo que Arafat no hacía lo suficiente para controlar la violencia y que no se comportaba 'seriamente' dentro de la campaña antiterrorista, por lo que no merecía ser recibido por el presidente de EE UU.

Las duras palabras del ministro saudí de Exteriores contra Bush formaban parte de una entrevista concedida a The New York Times y fueron publicadas horas antes de que Al Faisal acudiera a la Casa Blanca.

El mismo Bush, en una breve y acalorada conferencia de prensa tras su encuentro con el primer ministro de India, minimizó la fricción con los saudíes y el riesgo que podía entrañar para su coalición antiterrorista. 'La coalición es hoy más fuerte que nunca', afirmó, 'y Arabia Saudí está cumpliendo su misión dentro de ella'.

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'Bush se niega a ver a Arafat para calmar los miedos de Israel y para atender las demandas de su primer ministro, Ariel Sharon', declaró Ahmed Abdel Rahman, uno de los colaboradores del presidente de la Autoridad Palestina. El negociador palestino Saeb Erekat acusó a EE UU de tratar a Israel 'como si fuera un Estado por encima de la ley'. 'Parece que las exigencias de la política doméstica americana', dijo, en referencia a la influencia del voto judío, 'son mucho más importantes que el derecho internacional y que la seguridad y la estabilidad en Oriente Próximo'.

El secretario de Estado, Colin Powell, intentó calmar los ánimos asegurando que Washington no dejaba de esforzarse para conseguir la paz. 'Oriente Próximo genera muchas frustraciones cada día, soy consciente de eso; pero yo veré personalmente a muchos dirigentes de la región en Nueva York e insistiré en que seguimos comprometidos con el plan de paz del senador George Mitchell, basado en la idea de paz por territorios, y con el cumplimiento de todas las resoluciones de la ONU', declaró el jefe de la diplomacia estadounidense.

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