El Papa pide perdón a la Iglesia ortodoxa por los abusos católicos
Juan Pablo II y el arzobispo Christódulos firman la primera declaración común desde el siglo XI
'Por las ocasiones pasadas y presentes en las que los hijos e hijas de la Iglesia católica han pecado por acción u omisión con sus hermanos y hermanas ortodoxos, que el Señor nos conceda el perdón que le pedimos'. Con esta fórmula, Juan Pablo II rompía con casi mil años de tradición católica que consideraba a la Iglesia ortodoxa como una escisión herética por rechazar la supremacía de Roma.
El Papa fue más lejos y citó ejemplos concretos especialmente importantes en la lista de agravios que los ortodoxos guardan respecto a los latinos. 'Algunos recuerdos son especialmente dolorosos y algunos acontecimientos del lejano pasado han dejado heridas profundas en la mente y el corazón de las personas de hoy. Me refiero al desastroso saqueo de la ciudad imperial de Constantinopla, y el hecho de que fueran cristianos latinos llena a los católicos de una gran consternación'.
Constantinopla -la actual ciudad turca de Estambul-, capital del imperio bizantino y cuna de la ortodoxia cristiana, fue saqueada por los caballeros occidentales durante la cuarta cruzada, en 1204. Los ortodoxos acusan al papado no sólo de este hecho, sino de permitir que a mediados del siglo XV la ciudad cayera definitivamente en manos turcas.
El Pontífice utilizó ayer repetidamente el término 'Constantinopla' para referirse a la Iglesia ortodoxa griega, lo que terminó de relajar el ambiente en la reunión a la que asistían, además de Wojtyla y Christódulos, una docena de cardenales católicos y obispos ortodoxos.
Pero, aunque suave en las formas, la diplomacia vaticana demostró en menos de una hora que no estaba dispuesta a que el primer Papa que visita Atenas -oficialmente, sólo en calidad de peregrino- desde el cisma de 1054 tuviera, en lo simbólico, una estancia de segundo rango.
De hecho, en el centro de la capital griega apenas eran visibles media docena de banderas vaticanas y se había asegurado que la visita sería retransmitida sólo en resúmenes. Pero nada más aterrizar en el aeropuerto Elefterios Venizelos de Atenas el avión procedente de Roma, el Papa besó tierra griega, algo a lo que se oponían los ortodoxos radicales y no gustaba a los moderados. Luego se trasladó al palacio presidencial, donde el presidente griego, Costís Stefanópulos, le tributó un recibimiento prácticamente idéntico al de cualquier otro jefe de Estado. Finalmente, esta ceremonia y todas las demás fueron retransmitidas en directo por la televisión estatal y varias emisoras privadas.