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Reportaje:

El misterioso robo de un cadáver

Un grupo revolucionario desconocido se atribuye el 'secuestro' de los restos del banquero más famoso de Italia

El cadáver del famoso banquero italiano Enrico Cuccia, enterrado en junio pasado en el cementerio de Meina, en el norte del país, podría estar en manos de un autodenominado grupo de Parados Revolucionarios. Portavoces de dicha organización, hasta ahora desconocida, se responsabilizaron ayer en dos llamadas a la agencia italiana de noticias ANSA del robo del cadáver de uno de los personajes más famosos y misteriosos que ha producido Italia. Las llamadas en nombre de los Disoccupati Revolucionari han sido consideradas poco creíbles por la policía, pese a que el portavoz habría proporcionado datos y detalles del robo que implican un conocimiento considerable del suceso.

La noticia de la desaparición del cadáver de Cuccia, presidente honorario y creador de Mediobanca, el banco de negocios que hizo posible el nacimiento del capitalismo italiano, sobrecogió el domingo a toda Italia. Ida Bentivegna, empleada doméstica de la familia Cuccia que se ocupaba de cuidar la tumba, comprobó el sábado que la losa de mármol que cubre la tumba del banquero, en la que sólo está escrito el nombre de pila, Enrico, tenía una profunda hendidura. Extrañada, contó este detalle a la familia, que llamó a la policía. Un registro permitió comprobar que faltaba el cadáver.

El misterio que envolvió la vida de Cuccia se extiende ahora más allá de su muerte, como si la figura del gran patrón que controló los destinos de tantas empresas se resistiera a perder influencia. El fiscal encargado del caso, Fabrizio Argentieri, no descarta la posibilidad de que los Parados Revolucionarios sean un grupo real. Aun así, Argentieri confirmó ayer que siguen abiertas tres hipótesis sobre el extraño secuestro: la de un ritual satánico, una extorsión de corte mafioso y una tercera que podría tener que ver con el terrorismo.

No es la primera vez que en Italia ocurre algo así. El precedente más antiguo es la desaparición del cadáver de Benito Mussolini, en 1946. En 1987 desapareció el cadáver de Serafino Ferruzzi, fundador de la empresa alimentaria del mismo nombre y suegro del empresario Raul Gardini, que se suicidó tras operaciones financieras irregulares.

La policía no rechaza la hipótesis de que la delincuencia organizada se haya apoderado de los restos de Cuccia para pedir un rescate, porque hay numerosos precedentes de esta truculenta actividad desarrollada por la mafia sarda. Mantener secuestrado un cadáver es más sencillo, como decía un policía, 'porque no hay que alimentarlo'. El suceso ha provocado nerviosismo en Mediobanca, entidad que atraviesa momentos de gran confusión en el proceso de reestructuración que afronta tras la muerte del fundador.

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