Putin apoyará una moción de censura contra el Gobierno para anticipar las elecciones

Todo arranca del momento en que el principal partido de la Duma, el comunista, volvió a vestir con timidez su viejo disfraz de cabeza de una oposición que parecía ya inexistente. Incluso preparó una moción de censura contra el Gobierno, consciente de no tener respaldo suficiente para hacerla prosperar. O eso parecía al menos, porque, ¡oh, sorpresa!, el segundo grupo de la Cámara, Unidad -poco más que una correa de transmisión del Kremlin-, ha respondido al desafío no cerrando filas alrededor del primer ministro, Mijaíl Kasiánov, sino anunciando que votará también contra él, lo que garantizaría la mayoría absoluta necesaria.

Eso sí, Unidad toma esa posición después de aclarar que en realidad no tiene objeciones a la gestión del Gabinete, sino que su objetivo real es que, una vez que Putin se niegue a destituirlo, opte por la única otra solución que le dejaría la Constitución: disolver la Duma y llamar a las urnas.

El partido de Guennadi Ziugánov, que parecía acomodado a la sombra de Putin, se negó a tragarse con una mueca la puerta abierta a la compraventa de la tierra y los cambios en un presupuesto ya cerrado para hacer posible el pago de la deuda externa. La moción de censura era una forma de salvar la cara. Pero Unidad y Putin no parecen dispuestos a permitirles ese desahogo.

Ayer, el número dos del grupo parlamentario de Unidad, Frants Klintsevich, aclaró que la censura al Gobierno ('no creemos que sea malo, no nos aliamos con los comunistas') sería tan sólo el medio para conseguir otro fin muy distinto: convertirse en el primer partido de la Duma. Su jefe, Borís Grizlov, cifró esas aspiraciones entre el 35% y el 40% de los votos.

Tomado por sorpresa, el comunista Ziugánov se apresuró a comentar que no tiene miedo a las elecciones, fiado tal vez en una sólida base social de nostálgicos de la URSS, que no deja de disminuir. Una marcha atrás supondría un espantoso ridículo, pero queda mucho camino por delante hasta que se llame a las urnas, si es que eso ocurre.

En el caso de que la Duma votase contra Kasiánov, Putin podría destituirle, en un aparente gesto de respeto al Parlamento. Eso, por otra parte, haría buenas las especulaciones de los últimos meses de que el presidente ya tiene decidido colocar al frente del Gobierno a Serguéi Ivanov (secretario del Consejo de Seguridad), a Guerman Greff (ministro de Comercio) o a algún otro tapado. La Constitución establece que si en el plazo de tres meses se censura por dos veces al Gobierno, el presidente tiene que optar entre destituirlo o disolver la Duma. La primera votación podría producirse el 14 de marzo; la segunda, en junio, y las elecciones, en septiembre. Haya o no adelanto de los comicios, esta crisis parece destinada a terminar con dos perdedores: Kasiánov y los comunistas. Y tal vez también los liberales de Yavlinski y los ultranacionalistas de Vladímir Zhirinovski, que podrían tener dificultades para superar la barrera del 5% de los votos. En cuanto al ganador, hay pocas dudas: Putin.