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Cartier-Bresson ofrece su delicada y cruda visión de la Europa del siglo XX

Una exposición reúne en Lisboa 230 imágenes del fotógrafo

De las costas de Lisboa a la lejana Siberia, Cartier-Bresson vuelve a deleitarnos con su mirada precisa y elegante, seca y delicada. Basada en el libro Europeos, editado en 1955 y al que se han añadido imágenes posteriores, el universal fotógrafo ofrece en Lisboa las crudas marcas de los últimos cien años en Europa. De una familia burguesa e inclinado hacia la pintura en su juventud, Cartier-Bresson ha conseguido conciliar la fotografía con el arte hasta el punto de que algunas de sus fotografías son variaciones de algunos cuadros famosos como El desayuno sobre la hierba, de Monet.

A juicio de Jean Clair, autor del prólogo del libro y la exposición, Cartier-Bresson podría haber sido diplomático en caso de no dedicarse finalmente a la fotografía: 'Le imagino, si así fuese, aplicando a sus informes de embajada ese estilo seco, preciso, sabroso, delicado y muchas veces no exento de aquel humor singular y tierno que encontramos en la escritura de Jean Giraudoux'.

La precisión para encontrar el momento decisivo sin el más mínimo retraso o adelanto es, a juicio de Jean Clair, similar a 'rozar una flor sin arrancarla nunca, en una especie de acuerdo milagroso con el calendario, con el reloj, nunca adelantado, nunca atrasado, y siempre con la rarísima delicadeza del hombre en sintonía con el tiempo'. Clair reconoce que siempre admiró 'la incomparable seguridad de Cartier-Bresson para verter en el molde de la eternidad los aspectos más inciertos y mundanos de la vida'.

Expresión máxima

El propio fotógrafo ha reconocido que 'siempre existe ese momento decisivo', ese instante fugaz e irrepetible que eleva la fotografía a la categoría de arte. 'Para mí', ha escrito, 'la fotografía es el reconocimiento, en una fracción de segundo, de la relevancia de un acontecimiento y, al mismo tiempo, de la organización precisa de las formas que dan a ese acontecimiento su expresión máxima'.Las imágenes de Cartier-Bresson en el CCB muestran la vieja y decadente Europa de la posguerra, su progresiva reconstrucción física y humana, el contraste de la pobreza con la opulencia, el renacer del Viejo Continente, la magia del 68 y algunos ápices del final de siglo, del optimismo en el futuro.

El fotógrafo francés dedica una sala con 18 imágenes a la España pobre y descamisada de la mitad del siglo, los sanfermines de Pamplona, la fiesta en Valencia, las mujeres de Alicante, el barrio chino de Barcelona, los gitanos de Granada, la indigencia de los niños en diversas capitales o la Puerta del Sol, en Madrid.

Poco después del cierre de la muestra, el próximo 22 de marzo, la Culturgest de Lisboa ofrecerá la exposición Ensayos sobre el mundo, inaugurada el año pasado en París para conmemorar el 50º aniversario de la agencia Magnum, donde serán exhibidas 350 imágenes de 56 fotógrafos, entre ellos el propio Cartier-Bresson.

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