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Trimble considera inevitable la suspensión del Gobierno del Ulster ante la ausencia de desarme

Los enconados enemigos del Ulster dieron ayer visiones diametralmente opuestas del estado del proceso de paz que magnificaron los temores de un estruendoso fracaso del más ambicioso proyecto político para poner fin a la violencia en Irlanda del Norte. Los frenéticos esfuerzos para neutralizar la crisis provocada por la negativa de las bandas paramilitares a entregar sus arsenales parecían anoche haber caído en saco roto, a pesar de las intensas gestiones emprendidas por el Reino Unido, la República de Irlanda y EEUU. El proceso de paz entraba así en un grave parón.

Al término de una jornada caracterizada por la incertidumbre y crecientes tensiones en Belfast, los paramilitares católicos del IRA intentaron ayer ahuyentar los temores de un retorno a la violencia afirmando que la tregua declarada hace dos años y medio permanece intacta. Pero el comunicado del IRA enviado a la redacción de la radiotelevisión irlandesa RTE sugirió que la organización no está dispuesta a entregar sus armas a la Comisión Internacional de Desarme presidida por el general canadiense John de Chastelain. "Las armas del IRA permanecen en silencio", indicaba el documento. El tono de la evaluación de los protestantes era considerablemente más sombrío. David Trimble, el primer ministro del incipiente Gobierno autonómico del Ulster formado en noviembre y jefe del Partido Unionista del Ulster (UUP), había dicho poco antes que la "suspensión" de las funciones del Ejecutivo resultaba "inevitable". Para Trimble no existe otra alternativa que pedir al ministro británico para Irlanda del Norte, Peter Mandelson, la "congelación" del Gobierno y una "revisión" del proceso.

Trimble hizo esa declaración mientras Mandelson realizaba en Dublín desesperados esfuerzos para impedir el colapso del Gobierno durante una serie de contactos con el primer ministro británico, Tony Blair, en Londres, y su homólogo irlandés, Bertie Ahern. "La suspensión del Gobierno instalado hace ocho semanas resulta, lamentablemente, inevitable", declaró Trimble. Ahern acotó: "La situación es verdaderamente delicada" y advirtió de un posible "desastre".

Trimble pareció basar su pronóstico en el pesimismo que se desprende del informe de De Chastelain, en el que, supuestamente, se admite sin ambages la absoluta ausencia de avances en el desarme. Trimble había prometido dimitir de sus dos cargos (en el Gobierno y el partido) si el IRA no comenzaba el desarme el lunes pasado. El informe no ha sido distribuido al público.

El líder unionista está bajo enorme presión de los sectores radicalizados de su partido para impedir que el Sinn Fein, el frente político del IRA, permanezca en el Gobierno. El Sinn Fein dijo hace dos días que no es capaz de garantizar el desarme del IRA ni siquiera hacia finales de mayo, el plazo establecido en el Acuerdo de Viernes Santo.

Adams apareció fugazmente ante las cámaras de televisión para anunciar su diagnóstico: el proceso iniciado en 1998, dijo, ha caído "en una verdadera crisis". Pero el jefe del Sinn Fein rechazó acusaciones protestantes de que ha actuado de mala fe y recordó que el Sinn Fein en ningún momento había ofrecido "garantías" para el desarme del IRA. Adams advirtió que "si los unionistas abandonan el proceso o provocan su colapso, no sé cómo vamos a ser capaces de encarrilarlo de nuevo".

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El comunicado del IRA aseguró que la organización acordó "entrar en negociaciones con la Comisión Internacional Independiente de Desarme [IICD] a fin de extraer la situación del vacío político en que se encontraba durante 18 meses. Lo hicimos de buena fe y de una manera constructiva. Nuestro representante se reunió con la comisión en tres ocasiones y hasta anoche estábamos en contacto con la IICD. Nuestro representante subrayó que estamos totalmente comprometidos con el proceso de paz, que el IRA desea una paz permanente, que la declaración y cumplimiento del cese de fuego, que ahora ingresa en su quinto año, es evidencia de que las armas del IRA permenecen en silencio y que de parte del IRA no existe amenaza para el proceso de paz".

Ante el enquistamiento de la situación, Trimble habló ayer por teléfono con el senador estadounidense George Mitchell, mediador en el proceso de paz. Por la noche iba a hacerlo de nuevo. El presidente de EEUU, Bill Clinton, recordó desde Washignton su "fuerte implicación" en el proceso de paz.

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