_
_
_
_

La oposición democrática serbia boicotea una reunión ministerial convocada por la UE

La diplomacia de la Unión Europea (UE) recibió ayer una sonora bofetada al fracasar una reunión convocada con la oposición yugoslava. La mayoría de los políticos serbios invitados a viajar a Luxemburgo para dar testimonio de su oposición a Slobodan Milosevic prefirieron quedarse en su casa. La UE reconoció la precipitación de su maniobra. Los Quince optaron por mantener el embargo de petróleo y la prohibición de vuelos civiles a territorio serbio, aunque aprobaron la puesta en marcha de un plan piloto para suministrar energía a dos municipios gobernados por la oposición.

La política exterior europea dio ayer una prueba más de inmadurez. Lo que tenía que haber sido una maniobra para aislar políticamente al presidente yugoslavo, Slobodan Milosevic, y dar aliento a quienes le combaten en su país se convirtió en un fiasco. Los grandes partidos de la oposición democrática serbia decidieron no viajar a Luxemburgo.Desde Belgrado, los ausentes justificaban su decisión. Por un lado, el descontento general por la forma en que la UE ha gestado la maniobra, casi obligándoles a asumir sin discusión previa el documento final elaborado por los europeos; por otro, la disconformidad con algunos puntos. El aspecto más polémico es la mención a la necesidad de cooperar con el Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia. Una condición que sitúa a los opositores en una delicada situación, pues después deben regresar a Serbia, donde gobierna el principal criminal en búsqueda y captura: Milosevic.

"La Unión Europea ha cometido un error. No ha sabido organizar las cosas. Los opositores no sabían 24 horas antes a qué viajaban exactamente", señalaban en Luxemburgo fuentes serbias. "Creo que la presidencia se ha precipitado. Las cosas aún no estaban maduras", coincidieron fuentes comunitarias. "Tenemos que reflexionar sobre las razones por las que no han venido", reconoció la presidenta de turno, la ministra de Exteriores finlandesa, Talja Halonen.

El francés Hubert Védrine ensalzó el valor de los opositores que habían decidido acudir a la convocatoria. Entre ellos destacaban Vojin Dimitrevic, activista por los derechos civiles; Dusan Mihajlovic, una figura respetada desde que renegó de Milosevic, o Vuk Obradovic, del Partido Socialdemócrata. Pero hubo ausencias importantes, como la de Dragoslav Avramovic, candidato a primer ministro; Mladjan Dinkic, del Grupo-17, o Zoran Djindjic, del Partido Democrático.

Milosevic aprovechó este fracaso y la presencia en Luxemburgo de personas de segundo nivel político para acusarles de querer una guerra civil en Serbia.

El clima de improvisación europea se acentuó por las discrepancias que separan a los Quince sobre el levantamiento de las actuales sanciones a Serbia. Los ministros de Exteriores alcanzaron un acuerdo para aprobar el plan Energía y Democracia, que permite suministrar materia prima energética a los municipios gobernados por la oposición democrática. Nis y Pirot, municipios en la frontera con Bulgaria, actuarán de pilotos en la puesta en marcha del plan. Este gesto hacia la población civil no tuvo continuidad en las dos otras propuestas que están sobre la mesa: el levantamiento del embargo petrolero y la anulación de la orden que prohíbe los viajes de aviones civiles a territorio serbio.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Esta segunda medida, que goza del apoyo de un gran número de Estados miembros, probablemente será aprobada dentro de un mes. Francia y España lamentaron públicamente el retraso. "Sin esa restricción quizá hubieran podido llegar hoy aquí más opositores a Milosevic", sintetizó el ministro francés Védrine.

"España es favorable a dar una vuelta más a las restricciones de visado a la nomenklatura del régimen y permitir los vuelos, porque si no estamos perjudicando a la población civil", argumentó el secretario de Estado de Exteriores, Ramón de Miguel, que representaba al ausente Abel Matutes.

La desunión europea fue aún más patente en el delicado asunto del levantamiento del embargo petrolífero. El Reino Unido y Holanda, que en esta cuestión se alinean con el punto de vista de Estados Unidos, se oponen de forma tajante a levantar el embargo. Francia parece también de acuerdo con estos dos países, impidiendo así que los socios más favorables a acabar con el castigo tengan capacidad de presión para levantar el veto de esos Estados miembros. "No es ningún secreto que tenemos discrepancias con Estados Unidos", admitió la finlandesa Halonen.

España defendió el levantamiento del embargo para mejorar la situación de la población civil durante el invierno. Pero nadie puede garantizar que el combustible que llegue a Serbia será utilizado para esos fines y no para facilitar la pervivencia de Milosevic.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_