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Joan Potau debuta como director de cine con un cuento de ambiente mediterráneo

Óscar Ladoire, Leonor Watling y Ana Risueño, en el reparto del filme

Creativo de publicidad, guionista, actor y, ahora, director, Joan Potau está exultante. Su primera película, No respires. El amor está en el aire, llega a los cines la próxima semana y ya ha empezado a rodar la segunda, San Bernardo. Dice Potau de su ópera prima que es "un cuento que bordea la realidad". Como decorado, el Mediterráneo y, más concretamente, el barrio de pescadores de Barcelona, la Barceloneta, que inspiró al cineasta para escribir la historia.

Cuenta Potau que durante muchos años mantuvo con la Barceloneta una simple relación de usuario. "Iba de vez en cuando a comerme una paella en los restaurantes de la fachada marítima", especifica. Pero un buen día se perdió por las intrincadas callejuelas salpicadas de ropa tendida, habitadas por gentes que aún conversan al fresco sentadas en las aceras, mujeres que cosen frente a los portales de sus casas, niños que juegan a la pelota... Y ese ambiente le inspiró el asunto de No respires. El amor está en el aire. El barrio lo sedujo hasta el extremo de que acabó comprándose un piso allí.Como le sucedió a Potau en la realidad, Tomás (Óscar Ladoire), en la ficción, llega a la Barceloneta -en el filme no se identifica el lugar, puede ser cualquier pueblecito mediterráneo- y el descubrimiento cambia su vida. Arruinado y al borde del suicidio, se topa con Tito (Carlos Fuentes), que sufre mal de amores por culpa de Muriel (Leonor Watling). Tomás y Tito hacen buenas migas, y el nativo introduce al forastero en su estrafalario mundo, donde moran su padre, Jesús (José Luis López Vázquez), un hombre tan enamorado de su mujer que incluso acepta compartirla con sus amantes; su exuberante madre, Lidia (Andrea Ferreol, La grande bouffe, de Marco Ferreri); su hermano mayor, Bernardo (Ángel Alcázar), cantante de boleros; su casquivana cuñada Julia (Carmen Elías), y la benjamina, Magda (Ana Risueño).

Potau habla de No respires. El amor está en el aire como de un filme "coral" y se declara "totalmente enamorado" de sus actores. En su opinión, es imprescindible que el director cuente con la complicidad de los actores para poder explicar bien una historia y que éstos jueguen con ella. "El guión es simplemente un borrador; la película empieza a vivir cuando los actores entran en ella". En este caso, asegura Potau, la magia ha existido. "Son más guapos que la media, y eso es muy importante", bromea en alusión al elenco. Los actores le devuelven el piropo con creces. "Trabajar con Potau te alimenta el ego", dice Ana Risueño.

Los protagonistas, aconsejados por el director, prepararon sus personajes a base de deambular por la Barceloneta. "Me encontré como oliendo el ambiente del barrio", relata Carmen Elías, que agradece a Potau la oportunidad que le ha brindado de encarnar a una mujer "libre, graciosa, muy vital", un personaje alejado de los que suele interpretar, "de mucha tortura".

Leonor Watling se suma al elogio: "Cuando Potau me dijo: "Lo más importante para recrear tu papel es que pasees por el barrio", pensé: "Caramba. El método stanislavski, a tomar por el saco". Y, sin embargo, tenía razón. Todo está en la calle. Esa sensación de libertad, ese ambiente como de pueblo..., ha impregnado la película".

Perplejidad

Óscar Ladoire revive su primer contacto con el barrio marítimo de Barcelona y los días del rodaje: "Fue un verdadero placer comprobar que existe aún un reducto como la Barceloneta, donde lo importante son las personas. Poderte transformar, casi de un modo camaleónico, en un vecino cualquiera. Vestirte un bañador y una camiseta, calzarte las chanclas, cruzar al mar y darte un chapuzón. Así era el rodaje". En cuanto a su personaje, comenta de él que es algo así como un extraterrestre en medio de un planeta desconocido. "Es un ser pasivo que lo mira todo con perplejidad", resume el actor. Potau, con una larga trayectoria como guionista cinematográfico -ganó en 1991 un Goya por la adaptación de El rey pasmado, de Imanol Uribe, y ha escrito los guiones de A los que aman, de Isabel Coixet, y Bwana, también de Uribe-, repite protagonista, Ana Risueño, en su segunda película, que estos días se rueda en Madrid.No descarta el director catalán poder enrolar en el futuro al mismo equipo artístico que ha hecho posible No respires. El amor está en el aire. "Si consigo hacer otro filme, sé seguro que repetiré. Si te entiendes con determinados actores, volver a buscarlos es muy lógico y, además, sanísimo", asegura.

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