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El jefe del Ejército argentino ataca a los militares de la dictadura

El general Martín Balza, jefe del Ejército argentino, ha descargado su artillería contra los militares que estuvieron en el poder durante la dictadura, a los que califica de mentirosos y de poseer conceptos morales "horrorosos y perversos". En un documento a la prensa, Balza reitera que el Ejército no tiene documentos secretos sobre la represión. "No le exijan al Ejército de hoy lo que no puede tener. No hay listas porque se decidió y ordenó que toda la documentación desapareciera", afirma. Balza anunció ayer que abandonará la jefatura del Ejército a finales de año, coincidiendo con el cambio de Gobierno. Pero antes quiere despejar dudas: la cúpula militar actual no tiene el menor vínculo con la de la dictadura. El general retirado Cristino Nicolaides abrió la puerta de los interrogantes cuando dijo el año pasado que hay informes sobre los detenidos-desaparecidos en archivos militares. Pero fue Nicolaides, como jefe del Ejército, quien el 22 de diciembre de 1983 ordenó "la inmediata incineración de toda la documentación clasificada relativa a la lucha contra la subversión".

El general Balza responde tajante: "La orden disponía destruir todo, sin excepción, porque su intención era no dejar vestigio de lo sucedido". Y acusa a Nicolaides de manchar la imagen del Ejército. "Por su orden se pone en duda el honesto proceder de miles de oficiales y suboficiales que en los luctuosos años de lucha fratricida ni estaban aún en el Ejército, y el de miles que habiendo participado no cometieron actos que deshonraran el uniforme. Por ello, califico la orden de intrínsicamente inmoral".

El jefe de Ejército se desmarca de todo intento de justificación de la represión y rechaza la afirmación efectuada en 1987 por el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas en los siguientes términos: "Existió una guerra revolucionaria, en la que el gobernante libera su energía política, la sujeta a su imperio y la libera del condicionamiento jurídico y, en ocasiones, del ético".

El viernes pasado, Balza declaró ante el juez Adolfo Bagnasco, instructor de la causa del robo niños, y reiteró que los jefes de la dictadura no dejaron rastro de aquellas siniestras operaciones.

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